La administradora de la clínica Kathaleen Pittman acompaña a una madre de 33 años de Texas antes de que sea sometida a un aborto, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana. (Foto AP / Rebecca Blackwell).
La administradora de la clínica Kathaleen Pittman acompaña a una madre de 33 años de Texas antes de que sea sometida a un aborto, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana. (Foto AP / Rebecca Blackwell).
Agencia AP

La mujer de 33 años de condujo por sí sola cuatro horas durante la noche para llegar a una clínica de abortos en Luisiana para una consulta. Tenía planeado inicialmente dormir en su auto, pero un grupo de asistencia le ayudó a conseguir una habitación de hotel.

Soltera y con tres hijos de entre cinco y 13 años, a ella le preocupa que la llegada de otro bebé represente menos tiempo, alimentos, dinero y espacio para sus tres hijos. Siendo desempleada y sin la ayuda de los grupos que ofrecen abortos gratuitos, señala que probablemente habría buscado otra manera de poner fin a su embarazo.

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“Si una no puede deshacerse del bebé, ¿qué es lo que puede hacer? Tratar de deshacerse de él por una misma. Así que pienso: ¿'Qué puedo hacer? ¿Cuáles remedios caseros puedo usar para deshacerme de este bebé, de tener un aborto natural, para abortarlo?’ Y no debería ser así, yo no debería tener que hacerlo. Yo no debería tener que pensar así, sentirme así, nada de eso.

“Debemos ser escuchadas Esto tiene que cambiar, no es correcto”, afirmó.

Ella fue una de las más de tres docenas de mujeres que llegaron el sábado al Grupo Médico Hope para Mujeres, un edificio de ladrillo de un solo nivel con ventanas cerradas al sur del centro de Shreveport. Algunas llegaron solas. Otras iban acompañadas de un amigo o de su pareja. Algunas llegaron con sus hijos porque no pudieron conseguir quién se los cuidara.

Una madre de tres niños espera a que el personal médico le dé el visto bueno para irse después de un aborto en el Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana (Foto AP / Rebecca Blackwell).
Una madre de tres niños espera a que el personal médico le dé el visto bueno para irse después de un aborto en el Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana (Foto AP / Rebecca Blackwell).

Todas iban en busca de poner fin a un embarazo, y la mayoría era del vecino estado de Texas, donde la ley contra el aborto más restrictiva del país continúa en vigor. La ley prohíbe los abortos una vez que sea detectada actividad cardiaca, después de aproximadamente seis semanas, antes que muchas mujeres se enteren siquiera que están embarazadas. No otorga exenciones para casos de violación o incesto. Como resultado, las clínicas de aborto en los estados circunvecinos se ven inundadas de mujeres de Texas.

Las mujeres aceptaron hablar con The Associated Press a condición del anonimato para que puedan hablar libremente sobre sus experiencias.

Al igual que muchas otras, la madre de Texas de 33 años explica que trató de programar un aborto más cerca de casa, pero eso estaba tomando mucho tiempo. Para cuando ella llegó a la clínica para el aborto el sábado, tenía poco más de las nueve semanas de embarazo y tuvo que someterse a un aborto quirúrgico en lugar de usar fármacos. Agregó que el mandato la dejó molesta con los políticos de Texas que aprobaron la ley.

Una mujer duerme una siesta mientras espera ser sometida a un aborto, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana. (Foto AP / Rebecca Blackwell).
Una mujer duerme una siesta mientras espera ser sometida a un aborto, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana. (Foto AP / Rebecca Blackwell).

“Si tenía que quedarme con este bebé, no hay manera de decir qué habría sucedido. Yo probablemente habría enloquecido y ellos no lo entienden”, dijo, alterada.

Una mujer de 35 años hizo el viaje de 70 millas desde el extremo sur de Texarkana, a la frontera que comparten Texas y Arkansas. Dijo que ella de antemano tenía cinco semanas de embarazo antes de enterarse que estaba embarazada y sabía que sería imposible programar las dos citas requeridas en una clínica en Texas. Para cuando ella pudo por fin programar una cita en Shreveport, su embarazo casi se hallaba demasiado avanzado como para someterse a un aborto médico.

“Por suerte me enteré cuando lo hice, porque entonces pude aún tomar la píldora en lugar de la cirugía”, subrayó.

Cuando ella se encontraba en la clínica, su esposo esperó por horas en el auto con su hijo menor, que es un bebé y sigue siendo amamantado. No tuvieron quién se los cuidara.

La ley de Texas ha estado saltando de un tribunal a otro por semanas. El gobierno del presidente Joe Biden instó a las cortes de nuevo el lunes a suspenderla. Ese intento sucedió tres días después de que una corte federal de apelaciones restableció la ley tras un fallo frenético de una corte menor que creó una ventana breve de 48 horas la semana pasada en la que los proveedores de abortos en Texas se apresuraron para atender a sus pacientes de nuevo.

La técnica de laboratorio Stephannie Chaffee prepara materiales que se utilizarán para analizar la sangre de las mujeres antes de la llegada de los pacientes, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana (Foto AP / Rebecca Blackwell).
La técnica de laboratorio Stephannie Chaffee prepara materiales que se utilizarán para analizar la sangre de las mujeres antes de la llegada de los pacientes, el sábado 9 de octubre de 2021, en Hope Medical Group for Women en Shreveport, Luisiana (Foto AP / Rebecca Blackwell).

La campaña antiaborto que desató la ley busca llegar a la Corte Suprema de Estados Unidos, donde opositores al aborto esperan que la coalición conservadora creada bajo el gobierno del presidente Donald Trump ponga fin al derecho constitucional de abortar establecido por el fallo de referencia Roe v. Wade de 1973.

Conforme la mayoría de las mujeres llegaba al estacionamiento de la clínica, eran recibidas por manifestantes antiaborto, la mayoría de ellos del este de Texas, que se dirigen regularmente a Shreveport.

John Powers, un maquinista de 44 años proveniente de Jacksonville, Texas, dijo que suele hacer el viaje de dos horas un par de veces al mes con el objetivo de hacer que las mujeres cambien de parecer. En los 13 años que lleva protestando afuera de las clínicas, dijo que ha convencido a dos mujeres de no abortar, lo que él considera “cambios de rumbo”.

“No voy a decir que sucede muy a menudo”, comentó Powers, quien tiene seis hijos y apoya toda ley que dificulte a las mujeres practicarse un aborto. “Digamos que nunca he logrado otro cambio de rumbo, que un bebé puede ahora crecer y casarse y tener sus propios hijos, ir a la escuela y quizá convertirse en periodista. Eso lo valdría, fácilmente lo vale para mí”.

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