Bailey McBreen, una enfermera de Florida, ha sorprendido en las redes sociales al contar su historia, pues reveló que nunca se imaginó que sus eructos continuos en realidad eran una señal de advertencia que le estaba dando su cuerpo y después de hacerse varios exámenes descubrió que padecía un cáncer potencialmente mortal.
En el 2021, Bailey McBreen, de 24 años, comenzó a eructar hasta 10 veces al día, algo que “no era normal” para ella. Sin embargo, durante unos meses, ignoró lo que le estaba sucediendo, pero todo se descontroló cuando progresó a reflujo ácido y calambres estomacales “insoportables”.
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Según el diario New York Post, la joven tenía una vida muy saludable, pues hacía ejercicio varias veces a la semana y comía bastante bien. Pero cuando fue al médico, la diagnosticaron con cáncer de colon, lo que fue un gran shock para ella y su familia.
Una tomografía computarizada que le practicaron reveló que tenía “cáncer de colon en etapa 3″ y un tumor que obstruía su intestino grueso.
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”Realmente fue una experiencia extracorpórea”, comentó. “Nunca en un millón de años pensé que cualquier síntoma vago que tuviera fuera en realidad cáncer de colon en etapa 3″, afirmó.
“Fue un síntoma en mi caso porque mi tumor estaba causando lentamente una obstrucción intestinal completa”, agregó.
Debido a esto, la comida se quedaba atrapada sobre su tumor, lo que le provocaba reflujo y eructos excesivos. Afortunadamente, los doctores lograron extirparlo en una cirugía de emergencia a finales de enero de este año. Luego la joven enfermera comenzó la quimioterapia, que continuará hasta agosto.
”Todo el viaje ha sido una montaña rusa de emociones. Mi diagnóstico ha impactado mi vida en todas las formas posibles que te puedas imaginar”, lamentó.
A pesar de todo lo que le ha ocurrido, McBreen se niega que el cáncer la “defina” y por eso está comprometida en hacer todo lo que pueda para combatir esta enfermedad y para ello ha cambiado sus hábitos alimenticios.
“Ahora como completamente orgánico, lo que no creo que hubiera priorizado antes de recibir el diagnóstico”, explicó. “Ser diagnosticada con cáncer me ha permitido ser más consciente de mi cuerpo”, afirmó.
Asimismo, su proceso de curación también ha sido espiritual, ya que esta enfermedad ha hecho que ajuste las prioridades que tenía en su vida.
“Ahora, todo lo que me importa es pasar tiempo con la familia, comer sano, mi fe y rodearme solo de mi grupo principal de amigos”, dijo. “La vida es demasiado corta para estar constantemente complaciendo a la gente y haciendo cosas que no te hacen sentir satisfecho”, concluyó.