Trump, el expresidente que no para de entablar demandas: ¿Quién es su nueva víctima?

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Esta semana se ha añadido a esa lista nada menos que Bob Woodward, periodista ganador del Pulitzer y reconocido en el mundo entero por haber destapado hace medio siglo -junto con Carl Bernstein- el Caso Watergate, que llevó a la dimisión del presidente estadounidense Richard Nixon.

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¿El motivo? La publicación del audiolibro “The Trump Tapes” con las 20 entrevistas que el veterano reportero grabó durante la presidencia del líder republicano para su libro “Rage” (“Rabia”), que vio la luz en setiembre del 2020.

Según la demanda del exjefe de Estado, presentada en los tribunales de Pensacola (Florida), las cintas grabadas “solo debían usarse para la palabra escrita, es decir, para ayudar en la precisión de su libro” y no para un audiolibro, que “es un intento abierto y descarado de hacerme quedar lo más mal posible”.

A continuación, Trump reclama a Woodward y a la casa editorial Simon & Schuster una compensación de casi 50 millones de dólares, calculando que se han vendido al menos 2 millones de ejemplares del audiolibro a 25 dólares cada uno.

En un comunicado conjunto, Woodward y sus editores remarcan que la demanda carece de méritos: “Todas las entrevistas fueron oficiales y se grabaron con consentimiento del presidente. Es de interés público tener este registro histórico en las propias palabras de Trump. Confiamos en que los hechos y la ley están a nuestro favor”.

Multa por demandas vagas y frívolas

Lo llamativo es que este nuevo embate judicial del exgobernante se produce a menos de dos semanas de que un juez federal de West Palm Beach (Florida) lo multara con casi un millón de dólares por presentar una demanda falsa -en marzo del año pasado- en contra de Hillary Clinton, su rival en las elecciones del 2016, y personas del entorno de la lideresa demócrata, acusándolos de orquestar una conspiración contra él.

Pero no solo decretó eso el magistrado Donald Middlebrooks. Acusó al exjefe de Estado de llevar adelante “un patrón de abuso de los tribunales” al interponer “demandas vagas y frívolas” con fines políticos, los cuales “socavan el estado de derecho y representan una obstrucción de la justicia”.

Algo así como una reprimenda por hacer perder el tiempo a la justicia con pleitos que ni siquiera deberían ser admitidos a trámite por sus afanes leguleyos. “Este caso puntual no es más que una mezcolanza de hechos sin conexión seguidos de una conclusión inadmisible que en su conjunto representan un intento deliberado de acoso”, sentenció el juez.

Y el remate de Middlebrooks en la sentencia fue de antología, describiendo a Trump como “un genio del abuso estratégico del proceso judicial y un prolífico litigante que emplea los tribunales para vengarse de sus enemigos políticos.

1

Agosto del 2022

Demanda por el registro del FBI en su residencia en Mar-a-Lago (Florida), en el cual se incautaron archivos clasificados que, por ley, no pueden estar en residencias particulares. Esgrimió el argumento de que fue un esfuerzo motivado políticamente para bloquear sus ambiciones presidenciales en el 2024

2

Octubre del 2022

Demanda a la CNN por difamación y reclama una indemnización de 475 millones de dólares, alegando que el canal emprendió “una campaña de difamación y calumnias” en su contra (llamándolo “lacayo de los rusos”, “insurrecto” o “racista”) y que engañó al público sobre “las pruebas abrumadoras de fraude en las elecciones del 2020”.

3

Noviembre del 2022

Demanda para evitar citación del comité de la Cámara de Representantes que investigaba el asalto al Capitolio de enero del 2021, y con ello evitó cooperar con una citación que lo obligaba a testificar y entregar documentos. Argumentó que en el pasado “ningún presidente o expresidente se vio obligado a hacerlo” ante cualquier comisión legislativa.

Efecto en la gente y en la campaña

En diálogo con El Comercio, Hernán Molina, analista político argentino radicado en Los Ángeles (EE.UU.), habla de este ‘modus operandi’ del antecesor de Joe Biden: “Litiga para alargar plazos y ganar tiempo, pero siempre construyendo una narrativa beneficiosa para él y nunca apegada a la verdad, aunque le ha servido bastante”.

¿Ejemplos? “Cuestionó la validez de la ciudadanía de Obama, cuestionó a Biden, cuestionó el resultado de las últimas elecciones, y mucha gente le ha creído todo, se trata de una estrategia que le ha funcionado tanto a él como a la base del Partido Republicano”.

¿Y cómo repercutirá todo esto en sus afanes de volver a ser elegido presidente? Molina señala que, más allá de que sus demandas tengan éxito o no en las cortes, para la opinión pública (no solo la base de Trump sino todo el electorado) desilusionada de Trump y de Biden, es decir, “los independientes que son cada vez más”, esta es una oportunidad para otros.

“Entiendo que hay donantes muy importantes que antes apoyaron a Trump que ahora están dispuestos a irse con Ron DeSantis (el gobernador republicano de Florida), quien es popular en su estado y representa a la nueva generación. Trump es el pasado y ha perdido tres elecciones, DeSantis es el futuro y hace pocos meses ganó de forma arrolladora, el asunto es ver lo que pasará en las primarias republicanas”, resalta Molina.

Lo cierto es que presentada su candidatura formal en noviembre del 2022, el magnate republicano viene teniendo más dificultades de las previstas para recaudar fondos para su campaña. Y en el horizonte no solo asoma Ron DeSantis como su contendiente en las filas republicanas sino también Nikki Haley, exembajadora de EE.UU. ante la ONU durante su presidencia.