Es multimillonario, nieto de inmigrantes, uno de los personajes más conocidos de la escena mediática, política y económica de Nueva York, y ahora quiere “reconstruir Estados Unidos” como presidente.
Y no, no es Donald Trump. Es alguien incluso más rico que él: el empresario, magnate de los medios de comunicación y filántropo estadounidense Michael Bloomberg.
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Y este miércoles aparece en la escena de la carrera por la candidatura demócrata para desafiar a Trump. Participará por primera vez en un debate y a partir de marzo su nombre estará presente en las primarias y caucus.
Con 78 años, Bloomberg ha sido jefe de muchas cosas: director ejecutivo de una empresa de datos financieros, alcalde de la ciudad más poblada de Estados Unidos, director de un grupo nacional de control de armas o fundador de una agencia de noticias que porta su nombre.
“Siempre quería ser el jefe de todo en lo que estuviéramos trabajando”, recordó su madre Charlotte, ya fallecida, a un biógrafo en el 2009. “Quería manejarlo todo”.
Las especulaciones sobre si este multimillonario tecnócrata entraría alguna vez en la carrera a presidente de Estados Unidos han sido habituales desde que entró en política en el 2001, cuando ganó la alcaldía de Nueva York como republicano.
Ahora, como uno de los hombres más ricos del mundo -el noveno según la revista Forbes-, busca ocupar el asiento de más poder en el país: esta vez como demócrata.
¿Quién es Bloomberg?
Nacido en 1942 en Boston, Massachusetts, Bloomberg creció en el seno de una familia judía de clase media. Su padre, contable, murió cuando él estaba estudiando en la universidad y su madre trabajaba como secretaria.
Cursó estudios de ingeniería eléctrica en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore y luego accedió a la prestigiosa Harvard para hacer una maestría en administración de empresas que marcaría el resto de su vida y su fortuna.
Tras graduarse, comenzó sus negocios como banquero de Wall Street: se unió a la firma Salomon Brothers, donde se encargaba del comercio de acciones y, después, del desarrollo de sistemas.
Consiguió ascender hasta convertirse en socio de la empresa en 1972, pero su relación laboral se truncó cuando la firma lo echó de forma abrupta nueve años después, tras la venta de Salomon Brothers.
Bloomberg fue despedido sin ningún tipo de compensación, según han contado sus biógrafos, y ahí fue donde, según él, comenzó el exitoso trayecto que lo llevó hasta la cima de los negocios.
Con un patrimonio de US$10 millones como socio de la empresa, Bloomberg creó su propia firma, Innovative Market Systems, que lo lanzaría al selecto club de los hombres más ricos del mundo.
Según ha contado en diversas entrevistas, al trabajar en Wall Street se dio cuenta de que la comunidad financiera estaba dispuesta a pagar por información comercial de alta calidad, entregada lo más rápido posible y en la mayor cantidad de formatos (gráficos, datos, ejemplos...).
Y se puso manos a la obra.
“Wall Street como la conocemos hoy no existiría sin sus innovaciones”, señala un análisis de CNN Business, en el que se destaca la visión de Bloomberg para entender que el futuro de la banca pasaría por la tecnología y las comunicaciones.
En 1987, la compañía pasó a llamarse Bloomberg LP y muy pronto lanzó productos auxiliares como Bloomberg Message y Bloomberg Tradebook, herramientas que iban desde reportes financieros hasta servicios de mensajería para bancos.
Muy pronto comenzó a utilizar sus ganancias para crear uno de los mayores servicios de noticias financieras del mundo, Bloomberg News, que acompañó con una red de radios y un servicio de información televisiva por cable.
Actualmente, Bloomberg LP tiene oficinas alrededor del mundo y es líder como proveedor de datos financieros.
Su imperio lo ha convertido en un hombre, muy, muy rico. Con un patrimonio neto estimado en US$62.000 millones, en el 2019 se situaba como la novena persona más adinerada del mundo, según la revista Forbes; la sexta en Estados Unidos.
Pero Bloomberg siempre quiso más, admitiendo en el pasado ser un hombre que anhela sentirse admirado.
Camino a la política
Bloomberg dio el paso a la política en un año y lugar decisivos para EE.UU.: 2001 y Nueva York.
Fue entonces cuando también comenzó a mostrar un lado que muchos de sus críticos le han señalado a lo largo de los años: su ambivalencia política.
Y es que el magnate, miembro de toda la vida del Partido Demócrata, decidió postularse a la alcaldía de Nueva York por el Partido Republicano.
Sucedería entonces a otro miembro de esa formación: Rudy Guiliani, el actual abogado del presidente Trump, que ha salido a la palestra en los últimos tiempos por sus supuestos contactos con Ucrania para perjudicar la campaña del demócrata Joe Biden.
Pese a que nunca se le ha considerado como un candidato carismático, Bloomberg nunca ha perdido unas elecciones.
La carrera hacia la alcaldía de Nueva York comenzó en la mañana del 11 de septiembre del 2001, aunque las primarias debieron posponerse tras los atentados contra las Torres Gemelas.
Bloomberg no solo se convertiría un año después en el alcalde de la ciudad más poblada del país, sino que fue reelecto en otras dos ocasiones, lo que generó varias críticas por extender el periodo de mandato para ese cargo.
A pesar de la oposición de varias organizaciones civiles, se mantuvo en el puesto hasta el 2013, no sin antes abandonar el Partido Republicano y presentarse como independiente.
La mejora de la economía y de los resultados en escuelas, además del descenso de la criminalidad, fueron sus principales logros.
En el lado negativo, fue señalado por implementar un excesivo control policial en la ciudad y se se le criticó que promoviera un programa conocido como “parar, preguntar y registrar”, que permitía detener temporalmente, interrogar y, a veces, buscar a civiles en la calle en busca de armas y otro contrabando.
Esta política acabó golpeando a los afroestadounidenses y actualmente es tildada de racista e ineficaz.
Sus votantes le describieron como un hombre “frío” aunque “eficaz”, y tiene una larga reputación de ser un político y un empresario obsesionado con los datos.
"En Dios confiamos; todos los demás, que traigan datos", fue siempre uno de sus lemas favoritos.
Cuando dejó la alcaldía en el 2013, sus 12 años al frente de la ciudad fueron vistos como un éxito por los neoyorquinos.
Sus consecuentes actividades filantrópicas -incluido su gran proyecto, apoyar una legislación más estricta para el control de armas en Estados Unidos- le volvieron a poner en el campo demócrata.
De un lado a otro
Bloomberg apoya temas controvertidos como el derecho al aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo y aboga por un mayor control de las armas.
También se ha posicionado por fortalecer las normas medioambientales y combatir el cambio climático, y promueve un camino hacia la ciudadanía para inmigrantes que están en el país de forma irregular, pero se ha opuesto a un sistema de salud regulado por el gobierno o la legalización de la marihuana.
Según medios estadounidenses, en lo económico y político sus visiones suelen ser más conservadoras, a la vez que defiende la participación del gobierno en temas como el bienestar público o promueve el libre comercio y los negocios.
En el 2018, gastó US$41 millones apoyando a los candidatos demócratas que optaban a un puesto en la Cámara de Representantes. 21 de los 24 que apoyó ganaron, 15 de ellas mujeres.
En el 2019, donó US$3.900 millones a organizaciones de caridad que apoyan algunos de los temas bandera de la izquierda, desde las energías limpias al acceso al aborto.
Pero su intento de convertirse en el rival de Trump en el 2020 no ha sido del todo bien recibido en el seno del Partido Demócrata, que sitúa la desigualdad racial, de género o salarial entre los grandes males del país.
Los comentarios que el exalcalde hizo sobre mujeres o personas de color en el pasado han resurgido, persiguiéndole en esta campaña.
Los comentarios de Bloomberg bajo la lupa
- El contenido de un cuaderno de 1990 con citas atribuidas al millonario fue publicado por el diario The Washington Post. Incluye comentarios sexistas, como “si las mujeres quisieran ser valoradas por su mente, irían a la biblioteca en lugar de [a la cadena de tiendas de lujo] Bloomingdale’s”. Según los medios estadounidenses, Bloomberg le dijo a una empleada embarazada que debería “matarlo”. Él lo negó bajo juramento.
- En un video recientemente filtrado, Bloomberg parece justificar su controvertida política de “parar, preguntar y registrar” cuando era alcalde de Nueva York, al señalar: “Uno quiere poner a los policías donde está el crimen; es decir, en los barrios de minorías”, antes de añadir que el 95% de los asesinos y víctimas de asesinatos son hombres de minorías. El exalcalde se disculpó.
- Durante una conferencia en el 2016, el político sugirió que la agricultura y el trabajo en una fábrica requerían menos “materia gris” que trabajos de tecnología de la información. “Podría enseñarle a cualquiera, incluso a la gente de esta habitación, sin ofender, cómo ser agricultor”, dijo Bloomberg. El vicepresidente Mike Pence publicó un video en Twitter con el título “Así que Dios creó a un agricultor”, alabando la industria y en aparente crítica a Bloomberg.
Aunque su fortuna puede ser usada de nuevo para argumentar -como lo hizo Trump en el 2016- que no es un político que pueda ser comprado, sus oponentes demócratas ven su riqueza con desconfianza, al considerar que Bloomberg está tratando de “comprar su camino a la Casa Blanca”.
“Me disgusta la idea de que Michael Bloomberg o cualquier multimillonario piense que pueden eludir el proceso político y gastar decenas de millones de dólares para comprar elecciones”, criticó el senador Bernie Sanders, que lidera las encuestas más recientes.
Bloomberg ya se ha gastado varios cientos de millones de dólares en su campaña, y se ha mostrado dispuesto a invertir hasta US$1.000 millones.
Su estrategia es centrarse en los estados con mayor peso en las elecciones y dejar a un lado el “combate” en otros.
De acuerdo con el periodista Anthony Zurcher, especialista en política estadounidense de la BBC, se trata de una jugada arriesgada que solo alguien de la vasta riqueza de Bloomberg puede permitirse hacer.
“Pese a que sus números en las encuestas están subiendo, es difícil imaginar que los miembros más liberales del partido vayan a apoyar a un plutócrata exrepublicano de Nueva York con un historial favorable para los negocios; uno, en concreto, que puede representar una amenaza posterior para un candidato más progresista como Sanders o [Elizabeth] Warren”.
En febrero, su campaña lanzó un intento de acercarse a los votantes negros, admitiendo -con retraso- que se equivocó con su política de “parar, preguntar y registrar”, entre otras cosas.
“Durante toda mi carrera”, señaló el multimillonario, “he tratado de hacer lo correcto”.
“No lo más popular o lo más adecuado políticamente hablando, sino lo correcto”.
Pero, como subrayan los expertos en política estadounidense, se necesita popularidad para ganar.
¿Lo conseguirá?