Los avistamientos de objetos o fenómenos voladores no identificados llevan décadas desconcertando a las agencias de inteligencia de Estados Unidos. En el 2020, el Pentágono publicó tres videos grabados por pilotos de la Marina de objetos que se movían a velocidades impresionantes, giraban y desaparecían misteriosamente. De fondo, los aviadores expresaban confusión y asombro. Aún no hay explicación para tales imágenes.
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Como era de esperarse, los videos avivaron las especulaciones sobre la vida extraterrestre y animaron a los entusiastas del tema a pedir explicaciones y más transparencia al Gobierno. La misma reacción se dio en los últimos días cuando un informe de inteligencia reveló que los encuentros de militares de EE.UU. con ovnis (objetos voladores no identificados) han aumentado desde el 2021.
Pentagon formally releases 3 Navy videos showing "unidentified aerial phenomena" https://t.co/DNtaSBpV0q pic.twitter.com/m2l1D7a1jo
— CBS News (@CBSNews) April 27, 2020
La Dirección de Inteligencia Nacional (DNI) señala en su informe del 2022 que el Gobierno examina 510 avistamientos de fenómenos anómalos no identificados (UAP, por su sigla en inglés), 144 reportados previamente y 366 que se agregaron a la lista en el último período, lo que significa que ahora se analizan cerca del triple de fenómenos de este tipo en comparación al año anterior.
“¿Seres interestelares han venido a visitarnos?” es una de las preguntas más repetidas en blogs de debate y redes sociales. La respuesta podría ser más terrenal de lo pensado. Según la DNI, cerca de 200 de los objetos detectados eran globos, drones, pájaros, fenómenos meteorológicos o incluso bolsas de plástico. La mayoría registrados por pilotos de la Armada y la Fuerza Aérea.
Sin embargo, cientos de estos avistamientos siguen sin explicación. Y no es un tema anecdótico o trivial para el Gobierno. El Pentágono abrió en julio del 2022 la Oficina de Resolución de Anomalías, dedicada a la recepción y análisis de todos estos reportes de fenómenos no identificados.
¿Amenaza?
La inquietud de Washington por estos incidentes no se orienta a lo que pueda venir de la vida en el exterior del planeta. Al contrario, el temor es que se trate de capacidades o tecnologías de espionaje desconocidas de países rivales. Tampoco se descarta que varios de los avistamientos aún no explicados sean en realidad efectos del clima, sensores defectuosos o meras equivocaciones.
“Los UAP continúan representando un gran peligro para la seguridad de los vuelos y pueden suponer una posible amenaza de recolección [de inteligencia] por parte de adversarios”, indica el informe en el que se asegura que es necesario un análisis mucho más profundo de estos fenómenos.
Mick West, escritor científico que se ha centrado en desacreditar las teorías de conspiración, cree que, si hay objetos no identificados en el espacio aéreo, es necesario investigarlos para averiguar qué está pasando, aunque resulten ser cosas como globos.
“También es posible que resulten ser maniobras u objetos de un adversario, como drones espías. En realidad, las naves extraterrestres son solo una posibilidad muy pequeña. No se puede eliminar, pero no es el objetivo. Los verdaderos problemas son la contaminación del campo de tiro, la seguridad del vuelo y las posibles intrusiones de adversarios. En primer lugar, supondríamos que cualquier nueva tecnología es humana”, expresa a El Comercio.
Para muchos, este es un problema de seguridad nacional de primer rango. Ryan Graves, exteniente de la Marina de EE.UU. y piloto de caza de la Armada y presidente del comité del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica, afirma que está claro que existe “una necesidad urgente y crítica de mejorar la seguridad aeroespacial dedicando investigación científica de los UAP”.
“Me alegra ver que el Gobierno se toma en serio los relatos de los pilotos y otros testigos, y me alienta el reconocimiento por parte de la DNI del profundo y perjudicial efecto que tiene el estigma a la hora de impedir la necesaria recopilación de datos que necesitamos para comprender los UAP”, dice a este Diario.
Más transparencia
En cualquier caso, el reclamo ciudadano al Gobierno es más transparencia sobre el tema. De hecho, el informe de la DNI se realizó luego de que el Congreso presionara por años a las autoridades militares a tomarse en serio estos fenómenos.
En mayo del 2022, el Pentágono anunció que imágenes publicadas anteriormente de triángulos verdes en realidad no mostraban naves de otro planeta, sino drones fotografiados a través de lentes de visión nocturna.
El Ejército también ha desmentido que un video conocido como GoFast muestre un objeto moviéndose a una velocidad inmensa. Afirman que se trata de una ilusión creada por el ángulo de observación contra el agua.
Otro video, conocido como Gimbal, muestra un objeto que parece estar girando. El Pentágono afirma que la óptica del sensor de imagen, diseñado para ayudar a apuntar armas, hace que el objeto parezca que se mueve extrañamente.
En medio de las especulaciones, que se han alimentado con una mayor difusión de imágenes de UAP en las redes sociales, el Pentágono afirmó que no ha detectado señales de vida extraterrestre.
Graves aboga por detener la especulación sin escrúpulos, romper el estigma sobre este tema e invertir en la ciencia para abordar lo que califica de una amenaza a la seguridad nacional.
Por su parte, West pide que se brinde más información. “Los esfuerzos que se han hecho hasta ahora se han llevado a cabo en secreto. Aunque ha habido algunos progresos, sería importante si pudieran compartir más detalles para reducir la especulación”, afirma.
El experto recuerda que los ovnis forman parte de la cultura estadounidense. “Esta fascinación se remonta a los años 40 con los platillos voladores y Roswell. Aumenta y disminuye, pero como los ovnis existen en una ‘zona de baja información’, siempre estarán con nosotros, hagamos lo que hagamos”, concluye.