La invasión rusa a Ucrania ha catapultado las intenciones de Finlandia y Suecia, dos naciones que durante décadas defendieron su posición de neutralidad pese a las constantes tensiones entre Moscú y Washington, de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Sin embargo, cuando el camino parecía allanado para que los países nórdicos se sumen a la alianza transatlántica, un obstáculo ha surgido desde el mismo seno de la organización.
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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha expresado su rechazo a la inclusión de Suecia y Finlandia a la OTAN, argumentando que ambos países fungen como “nidos de terroristas” y, al menos mientras continúen en esa línea, no podría verlos como aliados militares.
“¿Cómo podemos confiar en ellos? Suecia es una incubadora para las organizaciones terroristas (...) No cederemos en el ingreso en la OTAN a quienes apliquen sanciones contra Turquía”, dijo el lunes Erdogan. Este fue apenas uno en una lista de mensajes sobre el tema que ha emitido el presidente turco desde que se conoció la intención de Suecia y Finlandia de formar parte de la alianza.
El voto turco es decisivo pues la inclusión de nuevos miembros a la OTAN se rige bajo el pilar de la unanimidad de sus miembros. De nada vale que los 29 países restantes apoyen la inclusión sueca y finlandesa si desde Ankara no dan el visto bueno.
Estados Unidos, uno de los principales promotores en la entrada de Suecia y Finlandia a la OTAN, confía en que las diferencias entre las naciones podrá ser resuelta mediante la vía diplomática.
Sin embargo, la postura turca parece férrea. El mismo Erdogan ha dicho que “no servirá de nada” la visita que realizarán delegaciones de Suecia y Finlandia a Ankara el lunes para negociar el tema.
"No van a entregar a los terroristas pero piden entrar en la OTAN. No podemos decir 'sí' a privar de la seguridad a esta organización de seguridad"
Recep Tayyip Erdogan , presidente turco, sobre la inclusión de Suecia y Finlandia a la OTAN.
“NIDO DE TERRORISTAS”
Las asperezas entre Turquía, Suecia y Finlandia no son nuevas. Desde la década de los 80, Ankara ha señalado a Estocolmo como destino de refugio para sospechosos de terrorismo.
Durante los últimos cinco años, además, Turquía ha emitido una serie de solicitudes a ambos gobiernos para extraditar a decenas de miembros del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK) y la Organización Terrorista Fetullah (FETO) que se encuentran en condición de asilados políticos en dichos países.
Ankara considera tanto al PKK como a FETO como organizaciones terroristas y los señala, entre otras cosas, de impulsar el intento de golpe de Estado del 2016 y una serie de atentados contra la población civil.
Sin embargo, las asperezas de Turquía no solo se limitan al norte de Europa sino que también llegan al resto de la Unión Europea y la OTAN. Esto se debe, principalmente, a su papel en la guerra civil siria, la compra de armamento ruso y el apoyo a Azerbaiyán durante la guerra de Nagorno-Karabaj.
“Turquía compró armamento ruso, lo que molestó al entonces presidente Trump, quien terminó vetando (en el 2020) la compra-venta de los caza bombarderos F-35 a Ankara porque compraban armamento ruso”, comenta a El Comercio el analista internacional Francesco Tucci.
En el 2019, además, tanto Suecia como Finlandia impusieron sanciones contra Turquía por su participación en el conflicto sirio, apoyando al bando de Bashar al Asad, y a Rusia, para “eliminar a los terroristas” de las Unidades de Protección Popular (YPG) establecidos cerca a su frontera.
En Turquía, los kurdos están agrupados principalmente bajo el PKK, que desde 1984 sostiene una guerra de guerrillas contra el Gobierno exigiendo la liberación de su territorio. Esta organización es considerada terrorista tanto por la Unión Europea como por Estados Unidos.
Sin embargo, en Siria existe el YPG, un grupo armado que se ha enfrentado contra el régimen de Bashar al Asad durante la guerra civil y ha recibido el apoyo de Estados Unidos y el resto de aliados.
Para Turquía, el PKK y el YPG son el mismo grupo pero con bases en diferentes territorios. Para EE.UU. y la UE, estos últimos no son considerados terroristas.
Tanto Suecia como Finlandia han pedido a la UE que el PKK sea retirado de la lista de organizaciones terroristas.
Otra organización que también aparece en el escenario de disputa es FETO. El líder de este grupo, Fetullah Gulen, un imán turco exiliado en Estados Unidos desde 1999, fue el promotor del intento de golpe de Estado contra Erdogan el 15 de julio del 2016.
El levantamiento, que fue aplacado por las fuerzas de Erdogan poco después, dejó un saldo de 251 muertos y 2.734 heridos.
“Esto tiene que ver con que varios países no consideran terroristas a grupos que Ankara sí. Esto se debe a que existe una fuerte represión en Turquía y muchas naciones son muy críticos con eso”, según Tucci.
Cabe resaltar que Suecia y Finlandia no solo han sido países elegidos por acusados de terrorismo en Turquía sino también en países de nuestra región, incluido el Perú. El caso más reciente fue el de Boris La Torre Carrasco, cuñado del fenecido líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, detenido en el 2017 en España y devuelto a Suecia.
La Torre Carrasco, junto a su hermano, su padre y su hermana, son considerados senderistas por la justicia peruana y permanecerían como asilados en Suecia.
“Pero no solo sucedió en esos países. Recordemos que muchos terroristas de izquierda de los años 60 y 70, como las brigadas rojas italianas, se refugiaron en países como Francia. Eso depende de la percepción que tienen estos países sobre estos grupos, consideran que son luchadores de la libertad de pueblos oprimidos. En Italia también tuvimos un problema cuando se dio prácticamente hospedaje a Abdullah Ocalan, uno de los líderes de los kurdos separatistas que perpetró atentados en Turquía”, apunta Tucci.
El analista señala además que no hay una legislación especial que proteja a dichos acusados en estos países sino que existe otra percepción.
“El tema es más político, son países que dan diferentes garantías. Por esa razón, muchos países del norte de Europa fueron elegidos por estas personas para pedir asilos políticos”, explica.
"Esto no solo sucede en Suecia y Finlandia. Muchos terroristas de izquierda de los años 60 y 70 se refugiaron en países como Francia. Depende de la percepción que tienen estos países sobre estos grupos"
Francesco Tucci , analista internacional
MÁXIMO PROVECHO
Las palabras de Erdogan parecen mostrar que Turquía no cederá en su decisión de impedir la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. Sin embargo, Tucci se muestra optimista sobre el poder de las negociaciones en este caso.
“Si bien la posición oficial parece un muro, creo que habrá una negociación tras bambalinas”, asegura.
Para el analista, lo que buscaría Ankara con este discurso sería conseguir obtener los mayores beneficios posibles tanto de la UE como de Estados Unidos a cambio de su voto.
“Es posible un destrabe. Erdogan está subiendo el precio de la unanimidad, quiere negociar buenas condiciones. Turquía tiene relaciones problemáticas con la UE y países de la OTAN. A inicios de siglo se pensaba que ingresaría a la UE pero ahora se ha congelado, no va a pasar. Esencialmente, Erdogan quiere una serie de concesiones a su favor. Por eso creo que existe un margen de negociación, solo que está subiendo el precio”, apunta el experto.
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