En medio de la guerra en el este de Europa, que cumple ya un mes, Estados Unidos y Rusia se acusan mutuamente de barajar la opción de utilizar armas químicas. Mientras tanto, Ucrania continúa bajo el asedio del Kremlin.
Según ABC, primero Rusia sostuvo que EE.UU. almacenaba “armas químicas” en Europa. El presidente Joe Biden respondió que no era verdad y que si Moscú hablaba del tema, era una “señal clara” de que valoraba su uso.
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Rusia retrucó: ellos no son el problema, sino los “ultranacionalistas ucranianos” que “plantean un ataque de bandera falsa”. Los estragos de estas supuestas milicias se habrían visto en una reciente fuga de amoniaco en la ciudad de Sumy.
Eso sí, tanto Biden como como su homólogo ruso Vladimir Putin hablan sin presentar pruebas, en lo que parece ser un episodio más en la guerra de la desinformación. La bola, sin embargo, ha encontrado eco en la OTAN, que ya anunció que equipará a sus fuerzas y a Ucrania con equipos que los protejan contra “amenazas químicas, biológicas y hasta nucleares”.
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Esclareciendo conceptos
Lo primero, las definiciones.
Según la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), un arma química es una sustancia que “se utiliza para causar intencionalmente daños o la muerte por medio de sus propiedades tóxicas”.
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No es lo mismo, claro está, que las armas biológicas. Según la Deutsche Welle, las químicas “tienden a atacar el sistema nervioso central y respiratorio de una persona, y suelen provocar la muerte”.
Ejemplos de armas químicas:
- Gas sarín.
- VX.
- Mostaza de azufre.
- Fosgeno.
- Cloro.
- Cloruro de hidrógeno.
- Cianógeno.
“Por su parte, las armas biológicas utilizan microorganismos como virus, bacterias, hongos y otras toxinas como la ricina. La intención es liberar un organismo vivo que pueda propagarse rápidamente —de forma invisible al principio— y causar enfermedad y muerte en humanos, animales o plantas”.
Ejemplos de armas biológicas:
- Ébola.
- Lassa.
- Ántrax.
- Ciertos hongos.
- Ricina.
- Botulina.
Un poco de historia
La DW anota que existe evidencia arqueológica que da cuenta del uso de este tipo de armas. Por ejemplo, hay indicios de que los persas utilizaron “cristales de betún y azufre” en contra de los romanos.
El medio escribe:
“En la Primera Guerra Mundial se usó cloro, fosgeno y gas mostaza. Y, más adelante, en Vietnam, EE.UU. utilizó el defoliante químico conocido como ‘agente naranja’, que contiene dioxina y es considerado responsable de un alto índice de malformaciones de nacimiento y cánceres durante años tras la guerra”.
Y agrega:
“Expertos aseguran que Irak, bajo el mando de Saddam Hussein, uso armas químicas como el sarín al final del conflicto con Irán en la década de 1980, así como contra su propia población kurda en 1988. Además, Siria ha sido acusada de usar armas químicas, incluido el sarín, durante su actual guerra civil en Homs, Alepo y Damasco, pero las autoridades sirias niegan esas acusaciones”.
Sobre su prohibición, CNN anota que la primera vez que se llegó a un acuerdo fue en 1925, tras la Primera Guerra Mundial. En 1997, se firmaría la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción, que cimentaría la existencia de la OPAQ.
Rusia y Estados Unidos están adheridos a ese pacto.
Para disipar el humo
Román Ortiz, analista experto en seguridad internacional, cree que la amenaza rusa es real. Hay un modus operandi que el régimen de Putin maneja desde hace muchos años y del que vuelve a echar mano ahora con el tema de las armas químicas.
“Están creando una historia sobre el Gobierno ucraniano para justificar el uso de esos recursos. Esto encaja muy bien con la narrativa que crearon, la de una Ucrania gobernada por nazis, lo que evidentemente es mentira”.
“Es una jugada necesaria porque ya se habla de que Rusia suma cerca de 40 mil bajas, entre muertos, heridos y prisioneros. Necesitan radicalizar el conflicto porque el primer acercamiento falló y porque es la única forma de sustentar el envío de más tropas”.
De allí que parte de su discurso busque generar la sensación de simetría entre ellos y Estados Unidos. Pero no es así, aclara Ortiz. La evidencia: en la historia reciente, el Kremlin ha demostrado que no tiembla en recurrir a este tipo de armas.
“Se sabe que el Gobierno ruso utilizó armas químicas en el centro del Reino Unido para tratar de asesinar al desertor Serguéi Skripal. Utilizaron una sustancia llamada novichok”.
En efecto, el 4 de marzo del 2018, Skripal -”excoronel de los servicios secretos militares rusos”- sufrió un atentado. Sin embargo, sobrevivió.
El caso de Siria debe ser especialmente recordado: entonces utilizaron la misma estrategia que ahora.
“Si repasas la historia, los rusos acusaron a la oposición, frente a la opinión pública, de utilizar armas químicas. Esto era falso porque no tenían acceso a ese tipo de medios”.
“Ahora está haciendo lo mismo porque Ucrania tampoco las maneja”.
Una realidad muy compleja
Pero la situación se complica. Hasta la fecha, no se han mostrado pruebas de que el Kremlin esté usando este tipo de armas. Al respecto, lo único que se ha compartido es el testimonio del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien denunció “el uso de bombas de fósforo”.
¿Tendría sentido desconfiar de lo que dice Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, a quienes también se les acusa de tratar de crear una narrativa apropiada a sus intereses?
“Uno puede pensar lo que quiera, pero hay tres asuntos a tener en consideración. El primero es que Estados Unidos dijo que esta guerra iba a ocurrir, y pasó, a pesar de que muchos analistas afirmaban lo contrario”.
En segundo lugar, hay que ver las estrategias de los rusos cuando hay operaciones en zonas urbanas. “Tienen un récord absolutamente escalofriante. Podríamos hablar de Alepo, Siria, de Grozny en Chechenia, ciudades que destruyeron completamente”.
Lo tercero es que esta información no solo la maneja Estados Unidos, sino los otros miembros de la OTAN.
“El Gobierno de Emmanuel Macron, que se ha distanciado varias veces de EE.UU., está alineado. El de Alemania, que está formado por socialdemócratas, verdes y liberales, ya anunció un presupuesto extra de cien mil millones de euros para equipos militares este año”.
“Es decir, no estamos hablando de personas con sesgos, sino de varios puntos de vista que coindicen en que el agresor es Rusia”.
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