En los últimos días, en redes sociales se volvió a recordar un hecho terrorífico que sucedió en el 2006 en Reino Unido. Se trata de la historia de una mujer de 38 años que fue encontrada muerta en su apartamento, tres años después de haberse muerto y nadie notó su ausencia.
Cuando Joyce Carol Vincent falleció, días antes había renunciado a su trabajo y se había distanciado de todos sus conocidos. En ese entonces, las personas cercanas a la mujer le indicaron a los medios que ella había sido víctima de violencia doméstica y por eso se alejaba de las personas, pues le daba vergüenza lo que le sucedió.
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Joyce vivía en un departamento que era propiedad de la ‘Metropolitan Housing Trust’ para víctimas de abusos intrafamiliares. Aproximadamente, en diciembre de 2003, la joven murió en su apartamento recostada sobre un sillón, rodeada de regalos de navidad y con el televisor encendido.
Tres años después, un 25 de enero de 2006, y por casualidad, fue encontrada en el mismo lugar y su cuerpo estaba completamente esquelético. Su muerte quedó al descubierto cuando agentes judiciales fueron al inmueble a cobrar el arriendo, pues la deuda estaba en más de tres mil dólares.
Cuando tocaron la puerta nadie les abrió, pero aun así decidieron entrar al apartamento y se encontraron el cuerpo de Joyce frente al televisor encendido. Era tal el estado de descomposición, que sólo lograron identificarla a partir de las piezas dentales.
Este caso generó una amplia repercusión mediática y las personas se preguntaban porque los servicios sociales del Gobierno o los vecinos se habían dado cuenta. Por su parte, las personas del edificio le atribuyeron el mal olor a unos contenedores de basura cercanos.
La agencia de beneficencia comentó que no sospecharon que algo malo había sucedido, pues tanto la calefacción como el resto de servicios básicos estaban siendo pagados gracias a un subsidio, que también cubría parte del pago del arriendo. Pero cuando esté caducó, las deudas fueron aumentando obligando a los agentes judiciales a visitar el inmueble.
Por su parte, los hermanos de Joyce, quienes no eran tan cercanos a ella, le escribieron cartas, las cuales nunca fueron leídas porque Joyce ya había muerto.
El caso de Joyce llegó al cine
Este caso llamó la atención de la directora de cine Carol Morley, quien empezó a investigar sobre la chica con las personas que la conocieron. De ahí nació el documental ‘Dreams of a life’, en el que Morley habla como fue asomarse a la vida de Joyce y encontró que era una mujer hermosa, inteligente, socialmente activa, pero que cambiaba constantemente de trabajo y amistades.
Carol Morley, el diario el escocés ‘Glasgow Herald’ hizo una síntesis de lo que fue la vida de Joyce:
”Sus amigos la veían como alguien que huía ante señales de problemas, que se marchaba de empleos si tenía un conflicto con un colega, y que se cambiaba de un departamento a otro por todas partes de Londres. No le contestaba el teléfono a sus hermanas y no parecía tener su propio círculo de amigos, sino que confiaba en la compañía de relativos extraños que venían con la etiqueta de un nuevo novio, un colega, o un compañero de cuarto”, escribió.