Carlos se convirtió este jueves 8 de septiembre de 2022 en el nuevo monarca del Reino Unido con 73 años de edad tras la muerte de Isabel II. Su larga trayectoria como príncipe de Gales, la más longeva en la historia de la monarquía británica, lejos de ser intachable, lo ha convertido en una figura mucho menos popular que su madre. Desde los escándalos amorosos durante su juventud hasta las polémicas donaciones que recibió su fondo de caridad en los últimos años, el flamante soberano ha estado bajo la lupa de los británicos prácticamente desde el momento en que nació.
Mira: Isabel II de Inglaterra: así informó El Comercio sobre su emocionante coronación
Vida amorosa turbulenta
En su juventud, estuvo vinculado sentimentalmente a varias jóvenes. Sus novias incluyeron a: Georgiana Russell, la hija de John Russell, embajador británico en España; Lady Jane Wellesley, la hija del octavo duque de Wellington; Davina Sheffield; lady Sarah Spencer, la hermana de Diana Spencer, quien luego se convirtió en su primera esposa; y Camilla de Cornualles, su actual esposa.
El complicado triángulo amoroso entre la difunta Diana, Carlos y Camilla fue uno de los más comentados de la historia y dañó gravemente por años la reputación del príncipe de Gales.
Carlos y Camilla habrían comenzado su relación en 1970, cuando él tenía 21 años y ella 23, en un partido de polo en el parque real Windsor Great Park. Descubrieron que tenían intereses en común; compartían el gusto por los caballos, la pintura y la jardinería, pero los títulos eran lo que los separaba. Camila venía de una familia tradicional pero sin título nobiliario, hija de un oficial del ejército británico y nieta del noble Lord Ashcombe.
Carlos partió a la Marina Real, lo que puso fin a la relación. Con la partida del príncipe, para 1973 Camilla se casó con Andrew Parker Bowles, con quien tuvo dos hijos: Laura y Tom Parker Bowles. Por su parte, el príncipe concluyó su servicio y conoció a Diana Spencer con quien contrajo matrimonio en 1981 en la Catedral de San Pablo de Londres. Se estima que 600.000 personas salieron a las calles de la capital británica para ver a la pareja ir rumbo a la boda y que 750 millones de espectadores siguieron la ceremonia por televisión. Juntos tuvieron dos hijos: Guillermo y Harry.
Lady Di, más tarde apodada “la princesa del pueblo”, rápidamente se ganó el cariño y el corazón de los británicos, pero jamás el de su marido. En 1986 se reveló que Carlos y Camilla tenían una aventura. Para los años 90, los rumores y filtraciones sobre la infidelidad del príncipe eran muchas, según informaron los medios británicos. De hecho, Diana siempre estuvo convencida de que fue Camilla la causante de que su matrimonio no funcionara. En 1995, un año antes de lograr el divorcio, hizo una confesión en el programa Panorama de la BBC con la que dejó en claro a quién hacía responsable por el quiebre de la pareja. Refiriéndose a Camilla, la princesa dijo: “Bueno, éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco abarrotado”. “El cuento de hadas habría llegado a su fin”, añadió.
El divorcio se consumó en agosto de 1996. Pero tan solo un año más tarde de librarse del peso de la monarquía, el 31 de agosto de 1997, murió en un siniestro vial en el que se conjugaron la alta velocidad, el consumo de alcohol del conductor y la persecución de los paparazzi, según concluyó la Justicia británica en 2008.
Tras la muerte de Lady Di, el país se hundió en un dolor popular sin precedentes que sacudió al príncipe Carlos y a toda una monarquía calificada como insensible al tardar en reaccionar.
Escándalos financieros
Con los años Carlos recompuso su vida y su imagen y el 9 de abril de 2005 se casó con Camilla Parker Bowles en Windsor, en una ceremonia civil en el Ayuntamiento a la que siguió una misa oficiada por el arzobispo de Canterbury. Los novios rozaban los 60 años.
Sin embargo, este año fue uno complicado para el príncipe, quien en el último tiempo había estado cada vez más involucrado en un papel como corregente de facto por los problemas de salud de su madre.
En junio de 2022, The Sunday Times sacó a la luz una historia sobre las millonarias donaciones en efectivo realizadas al príncipe Carlos en 2011 y 2015 por el jeque Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani, magnate y exprimer ministro de Qatar. Los fondos fueron recibidos por el Prince of Wales’s Charitable Fund, una fundación que gestiona varias organizaciones benéficas dedicadas a “buenas causas”, como la educación, la protección del medio ambiente, la salud y la inclusión social. Aunque la residencia real, Clarence House, insistió en que todo se ha hecho en pleno cumplimiento no solo de la ley sino también de las costumbres y estatutos, fue suficiente para que la Comisión de Caridad inicie una investigación.
El hecho de que el dinero que, según asegura Clarence House, llegó de modo regularmente a las arcas de una de las organizaciones benéficas patrocinadas por Charles –tres millones de euros en total– se hubiera pagado de una forma totalmente irracional pesó mucho en el asunto de las donaciones del jeque de Qatar.
Lo llamativo es que fue en efectivo, en tres tramos diferentes: dos en manos de los colaboradores del Príncipe (con los billetes en bolsos de la prestigiosa tienda de delicatessen Fortnum & Mason de Londres); y uno cedido en un maletín incluso directamente al delfín de Windsor.
Un mes más tarde, el príncipe Carlos volvió a ser protagonista de un nuevo escándalo. El domingo 31 de julio se dio a conocer que en 2013 aceptó una donación de un millón de libras esterlinas (1,19 millones de dólares) para su fondo de caridad de la familia de Osama ben Laden, el líder terrorista fundador de Al Qaeda, asesinado en un bombardeo estadounidense en Pakistán dos años antes, según reveló el medio The Sunday Times.
Varios de sus asesores instaron a Carlos a no aceptar la donación del patriarca de la familia Bakr bin Laden y de su hermano Shafiq –medio hermanos del líder terrorista Osama–, según fuentes citadas por el periódico. Clarence House, a pesar de las advertencias, confirmó que hubo una donación. Dijo que la decisión de aceptar el dinero la tomó la junta directiva de la organización y no el mismo Carlos, “y se realizaron todos los procedimientos debidos para aceptar esta donación”.
El titular de la organización, Ian Cheshire, también dijo que la decisión fue tomada “en su totalidad” por los cinco directivos de entonces y “todo intento de insinuar algo contrario es engañoso e inexacto”.
La organización benéfica del príncipe Carlos fue establecida en 1979 para “transformar vidas y crear comunidades sostenibles” y otorga subsidios a varios proyectos en Gran Bretaña y en todo el mundo.