Agencia AFP

Cuatro días después de que Twitter clausuró definitivamente la cuenta del entonces presidente , su hijo Donald junior pidió el 12 de enero de 2021 al magnate Elon Musk lanzar una nueva red social para su padre.

El hombre más rico del mundo, que esta semana compró Twitter por 44.000 millones de dólares, no tomó entonces el guante, pero nada impide ahora que abra de nuevo la plataforma del pájaro azul al 45º presidente de Estados Unidos.

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Sobre todo, ante la posibilidad de que el republicano pueda aspirar a reelegirse presidente en 2024, tras la controversia que desató el asalto al Capitolio estadounidense el 6 de enero de 2021, por la que fue vetado de la red social por riesgo de incitación a la violencia.

Donald Trump, que tenía al final de su tumultuosa presidencia cerca de 89 millones de seguidores, y su entorno están siendo investigados por el Congreso estadounidense sobre su eventual papel en la organización del violento asalto al Capitolio.

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Ese día, miles de partidarios desafiaban la victoria contundente de Joe Biden en los comicios de noviembre de 2020.

“Me quedo en TRUTH”

Expulsado de Twitter el 8 de enero de 2021 debido al riesgo de incitación a la violencia, Trump descartó el lunes que vaya a regresar: “No vuelvo a Twitter, me quedo en TRUTH”, dijo a Fox News en alusión a la plataforma Truth Social (Verdad Social) que lanzó en febrero y que ha presentado como una alternativa conservadora a Facebook, Twitter y YouTube.

La aplicación no acaba de arrancar por problemas técnicos.

En la noche de martes al miércoles, Elon Musk tuiteó que “Truth Social (pésimo nombre) existe porque Twitter censuró la libertad de expresión”.

Políticos, militantes y electores republicanos acusan a Twitter de favorecer a los demócratas y de violar la libertad de expresión con el cierre de cuentas de conservadores.

Antes de comprar Twitter, Elon Musk la había criticado por su severidad con la libertad de expresión y la moderación de contenidos.

“La libertad de expresión es la base de una democracia que funciona y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”, aseguró el dueño de Tesla y SpaceX al comprar Twitter.

“Por ‘libertad de expresión’, lo que entiendo es lo que respecta la ley. La censura a la que me opongo es la que supera ampliamente (el marco) de la ley”.

Para el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, esta red social “juega un papel fundamental para informar a la opinión pública” pero teme “una ola de desinformación que siembre las dudas sobre la misma noción de los hechos y la colecta de información, desacreditando y alimentando la difamación contra periodistas”, dijo a la AFP.

Sumayyah Waheed, de la asociación Abogados Musulmanes de Washington, asegura que ya “antes de esta adquisición, Twitter no lograba aplicar sus propias reglas ni suprimir contenidos prohibidos y peligrosos que atizan el odio y las amenazas”, en particular contra las minorías en Estados Unidos.

¿Regreso de Trump?

Es “muy probable el regreso de Trump a la plataforma”, asegura Waheed en un comunicado y teme que tras la compra por Musk “Twitter se convierta en un lugar todavía más peligroso para los musulmanes y otras personas marginadas”.

Muchos expertos piensan que Elon Musk hará volver a Donald Trump a Twitter.

Sobre todo porque “vende” mucho, dice Karen North, directora de redes sociales de la Universidad de California del Sur.

Sin un tuit desde hace 16 meses, Donald Trump prácticamente ha desaparecido de los radares de los medios estadounidenses e internacionales, pero “la gente sigue todavía muy curiosa y polarizada” por lo que dice, lamenta la investigadora.

Para Larry Sabato, profesor de la Universidad de Virginia, Twitter supondría de nuevo una formidable caja de resonancia para el posible candidato Trump a las primarias del Partido Republicano con miras a la presidencial de 2024.

Trump es “lo peor que le ha ocurrido a la democracia estadounidense” en los últimos años, lamenta el politólogo. Pero Joe Biden “no ha ocupado el vacío mediático” que dejó su rival republicano.