Cuando en 2012 Adrian y Gillian Bayford ganaron 148 millones de libras esterlinas (203 millones de dólares) parecía que su vida estaba resuelta. Sin embargo, tan solo 15 meses después del premio, el matrimonio que llevaba nueve años de convivencia, llegó a su fin. La pareja le echó la culpa de su divorcio al estrés haberse convertido en multimillonarios repentinamente.
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La pareja tenía dos hijos y parecía ser estable, pero todo cambió y desde su separación, la vida de ambos comenzó un camino descendiente que terminó en la ruina. Su historia involucró turbulentos romances y fuertes polémicas.
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Por su parte, Adrian fue abandonado en numerosas ocasiones por sus siguientes parejas. En tanto Gillian fue condenada en 2017 por atacar a un amante, según informó The Mirror. Luego se casó con un estafador y durante la cuarentena por coronavirus, a los 48 años, tuvo un hijo.
Sin suerte para el amor
En cuanto ganaron el premio, ambos comenzaron a gastar los millones. Gillian disfrutaba de lujosos autos, tenía Mercedes y Audis. En tanto que Adrian compró una mansión de 6 millones de libras (8,2 millones de dólares), que en la actualidad está completamente en ruinas.
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En noviembre de 2013 la pareja anunció su divorcio. De acuerdo a los rumores, Gillian había iniciado una relación con el jardinero. Tras la separación, Gillian se mudó a Dundee, Escocia, mientras que Adrian encontró el amor dos meses después con una joven 16 años menor, llamada Sam Burbidge.
Luego de seis semanas, Adrian se comprometió con la mujer, que trabajaba en establos. Para demostrarle su amor, decidió regalarle 30 caballos pura sangre y construyó un estadio de eventos que costó 1,5 millones de libras, en Norfolk.
Pero la relación terminó en 2017, cuando Sam aprovechó que Adrian estaba fuera de la casa para huir con los 30 caballos, cuyo precio ascendía a 300.000 libras (413.000 dólares), un auto deportivo de 82.000 dólares y un vehículo para transportar equinos de 137.000 dólares
Si bien Adrian logró recomponer su vida, en 2018 volvió a ser abandonado por su entonces novia Lisa Kemp, luego de que ella describiera e-mails entre el hombre y una examante.
Gillian tampoco tuvo suerte en su vida amorosa. El año pasado fue declarada culpable de atacar a su expareja Gavin Innes con quien mantuvo una relación de seis meses. La pareja se había conocido en 2017 y, según contó la mujer, la relación se volvió física.
De acuerdo a lo publicado por The Sun, Gavin denunció que la mujer utilizaba su fortuna para controlarlo y admitió que se sentía como un “chihuahua en el bolso de Paris Hilton”. El hombre confesó que sentía que “tenía que complacerla”. “Me sentí atrapado en una jaula dorada, como ella. Si estaba en desacuerdo con ella, perdí el acceso a la Range Rover Evoque y al Audi A3”, relató Gavin sobre la tortuosa relación.
Una vez que el vínculo entre ambos llegó a su fin, Gillian superó la situación rápidamente, y en 2018 se casó con el estafador Brian Deans. El hombre había robado más de 18.000 dólares en un supermercado en una estaba que involucraba realizar reembolsos de clientes falsos. A pesar de todo, Gillian reveló que el año pasado, cerca de cumplir los 50 años, fue madre por tercera vez.
Inversiones y polémicas
Durante estos años, tanto Adrian como Gillian buscaron formas para diversificar su dinero.
La mujer compró un local de juegos infantiles, pero un par de meses después, en 2013, debió cerrarlo por “circunstancias imprevistas”.
En agosto de 2016, luego de ganar la lotería, Adrian abrió una tienda de recuerdos de películas y discos que se mantiene estable. A su vez, decidió comprar 38 casas para alquilar y percibir una renta. Sin embargo, la inversión le trajo problemas. En 2016 un inquilino discapacitado afirmó que el hombre lo estaba desalojando porque quería aumentar el alquiler en 340 dólares. En esa ocasión, Adrian se defendió a través de las redes sociales: “Las personas que me critican y que ni siquiera me conocen realmente no tienen idea de quién soy ni de lo que hago por las personas. Sí, he tenido suerte. Intento ayudar a todos los que puedo, pero no quiero que dos centavos malos me estropeen la vida”.
La pareja también destinó parte de la riqueza a obras de caridad. Adrian organizó el Festival de Rock de Cambridge en los terrenos de su mansión, mientras que Gillian compró una casa especialmente adaptada para un niño de cuatro años con un trastorno neurológico poco común.
Por otro lado, hace tres años Adrian decidió poner a la venta su mansión, porque supuestamente le recordaba a su exmujer y a sus antiguas relaciones, y se mudó a Escocia, a una casa que compró. Desde ese entonces, la mansión quedó vacía y Adrian se vio obligado a aumentar la seguridad luego de que fuera vandalizada con ocupantes que utilizaban las instalaciones. A pesar de que la propiedad tiene un cine, una sala de pool, un bar, piscina con vestuarios y un gimnasio completo, la casa no pudo ser vendida aún y cada vez se va deteriorando cada vez más. También tiene un anexo con cinco cabañas y establos separados para albergar caballos.
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