La nueva Constitución chilena ya está lista: ¿será aprobada esta vez?

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El consejo escribió desde julio un borrador de ley fundamental sobre la base de un texto trabajado por expertos elegidos por el Parlamento. Desde el 7 de octubre, una Comisión Experta tendrá cinco días para proponer modificaciones a la propuesta. Las observaciones podrán rechazarse por dos tercios o bien aprobarse por tres quintos de los consejeros.

Lo que queda del camino para la aprobación de la nueva Constitución, que será sometida a un plebiscito el 17 de diciembre, se prevé espinoso. Las últimas encuestas señalan que los detractores del texto van en aumento y que una mayoría de los chilenos se inclina por votar en contra.

Como ocurrió hace un año, varias de las disposiciones contempladas en la propuesta han sido criticados por diversos sectores, principalmente por el oficialismo de izquierda.

Entre los artículos que despiertan más polémica están “el derecho a la vida de quien está por nacer”, ya que podría colisionar con la ley que permite el aborto en determinadas circunstancias. También la expulsión inmediata de los migrantes que ingresen por pasos no habilitados y la exención tributaria de la primera vivienda.

Se suman a la controversia la ley que reduce de 155 a 138 la cantidad de diputados, el rechazo a la paridad de género en el Congreso y el condicionamiento del derecho a la huelga a una negociación colectiva.

La posibilidad de que la segunda propuesta de Constitución sea rechazada es latente. El presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, afirmó que la propuesta es una “monstruosidad” y que es la “profundización del capitalismo neoliberal”.

Jaime Quintana, presidente del oficialista Partido Por la Democracia, recordó que “hace más de una semana venimos insistiendo en la necesidad de un amplio acuerdo para evitar un nuevo fracaso del proceso constitucional”.

Entre tanto, seis partidos políticos de centroizquierda, centroderecha y derecha designaron a una comisión técnica para acordar un proyecto que les permita lanzar una campaña común a favor del texto.

Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, de derecha más radical, advirtió que hay puntos en los que no transarán, entre ellos la enmienda que señala que la ley protege la vida de quien está por nacer.

Si bien desde el oficialismo han dicho que no pierden la esperanza, sí han reconocido que como está el texto hoy no lo aprobarían.

Jaime Baeza, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, considera que es bastante difícil la aprobación de la nueva propuesta. Al igual que ocurrió la primera vez, las encuestas dan una mayoría aún más abrumadora a la idea de un rechazo al texto, básicamente porque para un sector importante de la población se están repitiendo las prácticas de la Convención pasada.

“Para la mayoría de la población se vuelve a repetir el fenómeno, solo que con distintos elementos. Claro que existe la posibilidad de que el texto sea aprobado, pero dadas las actuales condiciones se ve muy difícil que ocurra”, dice a El Comercio.

Al hablar sobre la falta de consenso en la Carta Magna, Baeza enfatiza que la cantidad de temas en los que hay desacuerdos importantes no es menor y podría seguir aumentando.

En ese escenario, el debate que está por venir se espera muy complicado. Tras pasar a la Comisión de Expertos, la propuesta de Carta Magna volverá a ser evaluada y es en ese nivel en el que se esperan las trabas.

“No existen muchos incentivos para que los republicanos muevan sus posturas y ellos tienen los números suficientes para generar un veto. En ese sentido, ellos se han comportado de forma muy ideológica y no veo por qué tendrían que dejar de serlo en parte porque tienen un mandato que ganaron y segundo porque no están realmente interesados en hacer algo distinto a lo que ya están haciendo y, en el peor de los casos, tienen la Constititución actual, que siempre defendieron”, explica Baeza.

Agrega que, más allá de la clase política que participa en el debate, hay un hastío ciudadano, y hasta desinterés, en cuanto al tema constitucional.

“Eso se irá viendo más con el paso de las semanas y conforme se acerque el plebiscito de diciembre. El clima no es necesariamente crispado en la élite política, pero sí se siente un hastío. Ahora, es importante también esperar el texto final, probablemente van a haber mucho debate. No auguró una discusión fácil”, dice Baeza.