Jair Bolsonaro volvió a Brasil de su atoexilio en Florida tan desafiante como siempre. Le mostraremos a la izquierda “que por ahora y por poco tiempo estará en el poder, que no va a hacer lo que quiera con el futuro de la nación”, dijo en su primer discurso tras aterrizar en Brasilia. Tres meses atrás había salido del país antes de que acabe su mandato, luego de perder las elecciones ante Lula da Silva.
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No solo no hubo entrega de banda presidencial, sino que, tras la partida de Bolsonaro de Brasil, una masa de sus seguidores enojados que no aceptaron su derrota irrumpieron el 8 de enero en los edificios gubernamentales. Los partidarios hicieron eco del discurso del líder ultraderechista, que nunca reconoció la derrota en las elecciones del año pasado.
En Estados Unidos, Bolsonaro mantivo un perfil bajo, solo interrumpido para dar algunos discursos ante expatriados brasileños y conservadores, incluso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland. También acaparó la atención cuando fue hospitalizado en Orlando por una “adherencia intestinal” que superó sin complicaciones.
El expresidente de 68 años fue recibido este jueves por cientos de simpatizantes, que, portando banderas y pancartas, lo llamaban “leyenda”, en medio de fuertes medidas de seguridad. Pese al alboroto, concurrencia fue considerablemente menor a la esperada por la policía.
“Todo lo que vimos allí es lo que queremos implementar aquí. Lo más importante es la libertad”, dijo a sus seguidores en el aeropuerto.
- Obrigado a todos pelo carinho e consideração de sempre!
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) March 30, 2023
- É muito bom estar de volta ao 🇧🇷! 👍
- ❤️
Sumarse a la oposición
Bolsonaro se ha comprometido a sumarse al liderazgo de la oposición frente al gobierno de Lula da Silva, aunque la magnitud de su papel aún está en debate.
La poca asistencia en su comité de recepción fue un reflejo de las divisiones que existen hoy en el campo conservador. Por ello, Bolsonaro aseguró que su intención es recomponer fuerzas con el Partido Liberal (PL), en el que ejerce como “presidente honorario”.
Con miras en eso, el exmandatario y su esposa Michelle, presidenta del capítulo femenino de esa formación, recorrerán el país a partir del segundo semestre de este año. Su objetivo es apoyar en la campaña por las elecciones municipales del año que viene, un preámbulo a una posible campaña presidencial en el 2026.
Daniela Neves, profesor de la Unila, la Universidad de la Integración Latinoamericana, afirma que la realización de estos viajes y el apoyo recibido por Bolsonaro en ellos servirán para indicar si todavía tiene la estatura para ser el mayor líder de la oposición en Brasil.
“Hay un gran espacio para la oposición en Brasil, gente descontenta con el PT y el gobierno de Lula, pero no es seguro que Bolsonaro todavía los represente. Hay espacio hoy para el crecimiento de nuevos líderes de la oposición”, dice a El Comercio.
Para el analista político brasileño Thiago De Aragao, el impacto del retorno de Bolsonaro en la escena política es bajo porque Bolsonaro se debilitó mucho desde que perdió las elecciones y se fue a Estados Unidos.
“Él se fue con un capital político inmenso, pero no hizo nada para mantenerlo. La posición de Bolsonaro se volvió más débil principalmente de los hechos del 8 de enero en Brasil porque no tuvo una narrativa convincente contra las acciones de esa parte de sus seguidores. Entonces con el tiempo ha perdido influencia y él mismo ha dicho que no quiere ser el líder de la oposición”, señala a este Diario.
El propio Lula afirmó que Bolsonaro decidió volver a Brasil porque “no ha aparecido un líder claro de oposición al gobierno. De otro modo, el hueco podría haberlo llenado otra persona”.
De Aragao explica que para que la oposición tenga importancia en Brasil no basta con ser oposición, sino que debe tener una narrativa técnica contra los errores del gobierno. “El impacto del retorno del Bolsonaro depende de cómo se va a comportar en adelante. Si busca ordenar su comportamiento y relación con los partidos opositores en el Congreso sí puede tener una postura más influyente y organizar a la oposición en el Congreso en rechazo contra las propuestas del gobierno de Lula da Silva. Hasta que esto ocurra es simplemente una figura que siempre va a tener el apoyo de sus seguidores, pero no va a ser suficiente para cambiar nada en relación con el gobierno de Lula da Silva”, considera.
Problemas con la justicia
Los esfuerzos de Bolsonaro de volver a la primera fila del escenario político podrían verse perjudicados por varias investigaciones y procesos que pesan en su contra, incluida una sobre si instigó el alzamiento del 8 de enero.
Y no solo eso. El diario Estado de S.Paulo reveló recientemente que Bolsonaro intentó quedarse con joyas del rey de Arabia Saudita por valor de 3,2 millones de dólares sin declarar el regalo.
Además, Bolsonaro es objeto de una docena de investigaciones de cortes electorales por sus actos en la campaña electoral del 2022, en especial por haber afirmado sin pruebas que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude.
Si se le condena en cualquiera de esos casos, sería inhabilitado políticamente y no podría presentarse a los próximos comicios. Un dato importante es que es la primera vez desde 1968 que Bolsonaro no ejerce cargos públicos por lo que está desaforado y, como ciudadano común, puede ser llevado ante la justicia.
Por ello, muchos especulaban en que la demora de Bolsonaro en regresar a Brasil tenía que ver con sus problemas legales.
“El caso de mayor repercusión se refiere a los millonarios regalos recibidos del gobierno de Arabia Saudita y que irregularmente se quedaron con Bolsonaro y no con el gobierno de Brasil. Una declaración del expresidente sobre el caso ya está prevista para la próxima semana y la repercusión de esta declaración debe dar una señal sobre la situación jurídica del expresidente”, apunta Neves.