Venezuela volverá a marchar. A poco más de un mes de la fecha pactada para el cambio de mando en el país llanero, la oposición venezolana ha convocado a una gran marcha y protesta, que se realizará dentro y fuera del país este domingo 1 de diciembre en contra del régimen de Nicolás Maduro que se niega a dejar el poder.
La nueva movilización fue anunciada por María Corina Machado, aliada política de Edmundo González Urrutia, quien ha sido reconocido como presidente electo de Venezuela por varios países de la comunidad internacional, entre ellos Estados Unidos, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay, Argentina y varios más de Europa.
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“Tenemos que actuar ya, este 1 [de diciembre] va a ser una protesta única, inédita, con nuestras manos en rojo, con valentía (...) el mundo entero se va a concentrar en la causa de un país que ha decidido avanzar hasta el final”, ha dicho la lideresa Machado, de la agrupación política Vente Venezuela.
Durante un encuentro virtual realizado el último fin de semana entre dirigentes y activistas se acordó tomar acciones “más firmes, más determinantes”, frente a lo que será el próximo 10 de enero del 2025, cuando se produzca el cambio de mando. Para esa fecha, el mismo González Urrutia ha prometido estar en Venezuela y jurar como nuevo jefe de Estado, aunque ahora se encuentra exiliado en España. Su regreso aún sigue siendo un misterio frente a una autocracia que cada vez presiona más a la oposición y a la ciudadanía.
¿Qué efectos podría tener la nueva movilización?
“Me parece que simbólicamente puede llegar a ser muy importante. No me queda claro si la población venezolana temerá algún tipo de represalia. Eso creo que puede atentar contra la masividad de la marcha”, señala el analista internacional Juan Negri a El Comercio, y también indica que cada vez la oposición se queda con menos herramientas para evitar que Nicolás Maduro jure nuevamente como presidente.
María Corina Machado ha sido clave en la defensa del voto popular. Sin embargo, en los últimos meses ha sufrido persecución e intimidación por parte del chavismo. Ella se encuentra en la clandestinidad. La fiscalía, controlada por el gobierno, le acaba de abrir investigación por "traición a la patria" y por "conspirar" con el gobierno de Joe Biden para impulsar en Estados Unidos un proyecto de ley para aislar económicamente más al gobierno de Maduro.
Por lo visto hasta la fecha, la situación de Edmundo González Urrutia se parece mucho a lo que ocurrió en su momento con Juan Guaidó, cuando a comienzos del 2019 juró como presidente encargado de Venezuela, resalta el docente de la Universidad Torcuato di Tella, en Argentina. Pero si llega a jurar como presidente, sería un acto simbólico, sin efecto real y hasta podría terminar detenido.
“Si él [González Urrutia] va a Venezuela, en este momento corre el riesgo de ser arrestado. Es cierto que ha recibido el apoyo de muchísimos países , pero incluso si va a Venezuela no creo que tenga acceso al lugar de la ceremonia. Será algo muy simbólico frente a la población, pero no va a tener ningún tipo de efecto real, lamentablemente. Es decir, el control del aparato estatal, el control del gobierno va a ser de Maduro”, explica.
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Desde la oposición se insiste en que González Urrutia jurará el próximo 10 de enero como mandatario. Un informe de la agencia de noticias AFP indica que el presidente electo opositor está trabajando en un viaje internacional en estos días previos para mostrar la situación de Venezuela.
“Estamos dando la pelea, estamos llevando nuestra voz, la voz de todos los venezolanos al exterior”, ha dicho el político de 75 años. Vale señalar que la fiscalía de Venezuela solicitó una alerta roja a Interpol para su captura por los delitos de “usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, asociación ilegal” y otros.
La represión continúa
La historia reciente de Venezuela comenzó un capítulo trágico después del 28 de julio, cuando se realizó un proceso electoral duramente cuestionado. A pesar de no mostrar el escrutinio detallado de la votación, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Nicolás Maduro como vencedor.
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Sin embargo, no contaban con que el grupo opositor venezolano contaba con el 80% de las copias de las actas que demostraban la victoria de González Urrutia, y ellas fueron difundidas en una página web. Ese contexto suscitó protestas que dejaron 28 muertos, 200 heridos y más de 2.400 detenidos.
Y es esta represión la que se podría repetir en los días venideros.
“Yo creo que la posibilidad de que haya violencia en la marcha es alta. Yo imagino que el gobierno no va a querer pagar un costo político, y no creo que reprima mucho, pero podría hacerlo. Ya lo hizo en agosto, eso me parece que puede servir de disuasivo, es decir, para buena parte de la población venezolana”, indica el docente argentino.
Y es que la población descontenta con el gobierno de Maduro y convencida de que hubo fraude en el proceso electoral es consciente de que el gobierno podría llegar a reprimir y “podría ser algo que lleve a que la marcha no sea multitudinaria”, puntualiza Negri.
Por otro lado, en este último mes se liberó a 225 de los más de 2.400 detenidos por las protestas. Según informe de AFP, el Ministerio Público venezolano señaló que entre los liberados hay “cuatro adolescentes” que estaban recluidos en Guárico. Los manifestantes están incluso en los penales de máxima seguridad de Tocorón (Aragua) y Tocuyito (Carabobo).
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Actores internacionales
¿Qué más puede hacer la oposición? ¿Qué papel puede jugar la comunidad internacional?
“Yo creo que no hay mucho [por hacer]. La verdad es que es una historia triste, yo no veo muchas posibilidades. Obviamente el éxito de la marcha sería una señal de fuerza muy importante, pero el Gobierno tiene la lealtad de las Fuerzas Armadas y cuando eso pasa es muy difícil que la oposición pueda hacer algo lamentablemente. Tendría que haber algún tipo de quiebra, de grieta, de escisión al interior de las FF.AA. para que uno pueda pensar que hay chances de que haya una transición”, apunta Negri.
La misma situación se refleja fuera de Venezuela. En el caso de que González Urrutia llegue a jurar como presidente, muchos países lo felicitarán y podrían reconocerlo como tal, pero seguirán siendo actos simbólicos.
En ese contexto el papel de Estados Unidos, con Donald Trump en la presidencia (jurará el 20 de enero), podría ser importante. Su gobierno se convertiría en el máximo antagonista venezolano, pero señala el analista internacional que “eso se va a quedar en el plano de lo retórico porque Estados Unidos no tiene interés realmente en desgastarse con una implicación más fuerte en Venezuela”.
Con el tiempo, remata Negri, aunque Venezuela continuará con su semiaislamiento internacional, en lo económico tendrían que seguir negociando con las naciones de Latinoamérica. El horizonte venezolano parece más oscuro e incierto con cada día que pasa.
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