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Israel bombardeó Siria: la nueva chispa del conflicto en Medio Oriente y un frente de guerra más para el estado hebreo
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En una peligrosa escalada de violencia en el Medio Oriente, el ejército israelí admitió este miércoles 16 de julio haber bombardeado objetivos militares en el área del Palacio Presidencial en Damasco, la capital de Siria, tras haber anunciado solo un par de horas antes haber golpeado el cuartel general militar sirio en la misma ciudad y, unos días antes, múltiples ataques contra convoyes militares en el sur del país.
MIRA TAMBIÉN: Abusos, incendios y saqueos en la ciudad siria de Sweida, tomada por las fuerzas gubernamentales
La nueva pugna entre Siria e Israel gira en torno a una serie de conflictos sectarios ocurridos en la región de Sweida (y la ciudad del mismo nombre), ubicada cerca a la frontera entre ambos países, donde combatientes drusos y tribus beduinas sunitas han librado cruentos combates que han dejado un saldo de al menos 300 muertos desde el domingo 13.
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En un intento de controlar la situación, fuerzas gubernamentales sirias fueron despachadas para frenar la violencia, pero pronto fueron acusadas por organizaciones como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) de cometer abusos contra la población drusa así como ejecuciones sumarias de civiles y saqueos.

Entre las víctimas de la violencia están 69 combatientes drusos y 40 civiles drusos, 27 de estos ejecutados por combatientes enviados por el gobierno, afirmó la OSDH. Adicionalmente, bombardeos israelíes mataron a 165 miembros de las fuerzas gubernamentales, 18 combatientes beduinos y 10 miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno. Mientras tanto, los ataques israelíes en Damasco dejaron tres muertos y 34 heridos, según datos del Ministerio de Sanidad del país árabe.
La delicada situación es un nuevo y gran reto para la flamante administración siria liderada por Ahmed al Sharaa, frágil todavía después de acabar con medio siglo de control por parte de la familia Al Asad y 14 años de guerra civil, además de poner en riesgo sus intenciones de tener una relación más cercanas con su otrora némesis Israel.
¿Quiénes son los drusos?
En el corazón del conflicto están los drusos, una minoría etnoreligiosa con una población de aproximadamente un millón en el mundo, la mitad de los cuales habitan en territorio sirio, principalmente en la región de Sweida, donde son mayoría, y también en algunos suburbios de Damasco. Otros grupos importantes viven en Líbano y en Israel, incluyendo la región de los Altos del Golán que el gobierno israelí tomó de Siria en la Guerra de los Seis Días en 1967 y que anexó en 1981.
Este grupo comenzó como una rama del islam chiita en el siglo XI, pero incorporó elementos de otras religiones como el cristianismo, gnosticismo, budismo y el neoplatonismo, por lo que son considerados ‘herejes’ por elementos más radicales en el Islam, lo que ha atraído en repetidas ocasiones violencia por otros sectores de la población.
Es así que durante los 14 años de guerra civil, los drusos empezaron a organizarse en milicias para defenderse no solo de las fuerzas de Bashar al Asad, sino también de otros grupos extremistas como el Estado Islámico, que en el 2018 dejó más de 200 muertos en un ataque a Sweida.

La caída de la dinastía Asad y el establecimiento del gobierno de transición han marcado una nueva etapa para los drusos, que actualmente se debaten entre colaborar más estrechamente con el gobierno o adoptar una actitud más confrontacional.
Como principal preocupación está el hecho de que si bien la nueva administración ha prometido garantizar los derechos de las minorías étnicas y religiosas, este está constituido mayoritariamente por dirigentes islamistas sunitas - la mayoría musulmana del país -, incluyendo algunos que tienen vínculos con grupos extremistas como Al Qaeda. Muestra de ello es que de los 23 miembros del nuevo gobierno anunciados en marzo, solo el ministro de Agricultura, Amjad Badr, es druso.
Un conflicto que se ha visto exacerbado por los más recientes ataques que ocurrieron después de que miembros de una tribu beduina en la provincia de Sweida establecieran un puesto de control donde atacaron y robaron a un hombre druso, lo que llevó a ataques y secuestros de represalia entre las tribus y grupos armados drusos.
¿Por qué se involucró Israel?
Es en este complicado escenario en el que ingresa Israel en una intervención que, según indica el internacionalista Roberto Heimovits a El Comercio, nace tanto de factores internos como de una preocupación por la seguridad de su frontera norte.
“En principio, a Israel y Siria les conviene mejorar sus relaciones porque tienen enemigos en común como Irán y Hezbolá, pero en este caso influye una variable interna que es el hecho de que en territorio israelí también hay una minoría drusa que si bien solo suma el 2% de la población, es muy influyente y leal al Estado de Israel, sirviendo con distinción en las Fuerzas Armadas y en las Fuerzas de Seguridad”, apunta el experto. “Y es esta minoría drusa la que se involucra cada vez más a favor de sus hermanos en Siria y presiona al gobierno a defenderlos”.
Esta situación se une al deseo israelí de proteger su frontera norte previniendo cualquier concentración de fuerzas militares islamistas, en particular fuerzas relacionadas a Irán y Hezbolá.
Una escalada de violencia para la que el ejército israelí aseguró este miércoles 16 estar preparado, movilizando sus fuerzas en Gaza y cerca a Líbano para reforzar su frontera con Siria. “El jefe del Estado Mayor ordenó reforzar la inteligencia, la vigilancia aérea y las tropas en la frontera”, indicó un portavoz de las fuerzas armadas.

Las acciones israelíes levantaron críticas a nivel global, con países como Turquía y España, así como organismos internacionales como la Unión Europea, pidiendo que se respete la soberanía de Siria, aunque también condenando los actos contra los drusos en Sweida. Otros entes supranacionales como la Liga Árabe fueron más combativos, calificando los actos israelíes de “violaciones del derecho internacional” y acusando a Israel de “sembrar el caos en Siria”.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, también mostró su preocupación por los acontecimientos en el Medio Oriente, con su secretario de Estado, Marco Rubio, pidiendo que los “combates cesen” y lamentando como estos son “una amenaza directa a los esfuerzos para ayudar a construir una Siria pacífica y estable”. Horas después, Rubio anunció un nuevo acuerdo entre las partes para detener el conflicto entre Israel y Siria.
La actual administración tiene un particular interés en el desarrollo del país árabe, con el presidente Donald Trump reuniéndose con su par sirio Ahmed al Sharaa a mediados de mayo para anunciar el levantamiento de las sanciones económicas del país.
Un conflicto que a nadie conviene
Para Heimovits, el desbalance de poderío militar en favor de Israel hace poco probable que cualquier respuesta siria a los ataques sea militar. Mientras tanto, un hipotético conflicto con Siria abre un nuevo frente de batalla para Israel, actualmente en conflicto con Irán, con Hezbolá en el Líbano y con Hamas en Gaza.
“El hecho es que a Israel no le conviene abrir nuevos frentes, independientemente si puede hacerlo o no”, considera el internacionalista. “A ningún país, por más poderoso que sea, le conviene luchar en varios frentes.”
Es así que, en su opinión, el conflicto entre israelíes y sirios se puede desarrollar en torno a dos escenarios:
“En el primero se llega a un cese de fuego dentro de Siria entre los drusos sirios, los beduinos y las fuerzas del nuevo régimen, lo que permite a Israel dejar de intervenir militarmente”, avizora. “El segundo escenario es que continúan los ataques contra los drusos en Siria, Israel sigue interviniendo en una situación que va a disminuir por bastante tiempo la posibilidad de que Siria e Israel mejoren sus relaciones.”
La primera situación parece más plausible, con el Ministerio de Defensa sirio anunciando en las últimas horas la retirada del ejército de Sweida, pero en medio de situaciones tan sensibles como esta, es todavía demasiado pronto para saber en qué dirección soplarán los vientos.










