“Dios está en todos lados, pero desde acá es una llamada local”. Bromea en el lobby de un hotel en Nazaret Pablo Strugo, un judío argentino que en 1998 llegó por primera vez a Israel como turista y hoy, más de 20 años después, trabaja como guía en ese lejano país.
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Estamos a mediados de febrero, temporada de lluvias por estas latitudes. Por ello, junto a un grupo de periodistas latinoamericanos esperamos a que la tormenta que viene cayendo sobre la ciudad se calme un poco para poder iniciar un tour bastante peculiar: seguiremos los pasos de Jesús, guiándonos por el libro más sagrado en la religión católica, la Biblia.
Pero antes de ello me gustaría hablarles de un lugar bastante especial que visitamos pocas horas atrás y con el que he decidido empezar esta guía de lugares sagrados para visitar en Semana Santa.
SHILO, EL ORIGEN
Cruzando la valla de seguridad que delimita a Israel y Cisjordania se encuentra Tel Shilo, un sitio arqueológico que guarda siglos de historia bajo las infinitas capas de tierra que se han acumulado.
Según la tradición judeocristiana, en Shilo se erigió el Tabernáculo donde se encontraba el Arca de la Alianza y hasta ahí migraban los miembros de las 12 tribus de Israel para orar durante tres festividades anuales. Durante 369 años fue el centro de la vida espiritual judía y escenario de uno de los milagros más famosos del Antiguo Testamento.
“Mientras adoraba en el tabernáculo, Ana lloró y suplicó al Señor que le diera un hijo. Ella hizo un trato con el Señor de que si le daba un hijo, se lo entregaría a Él. Después de ser testigo de la angustia y la pena de Ana, y descubrir su causa, Elí, el sumo sacerdote, le reveló a Ana que Dios le concedería su deseo”.
De esa forma, la Biblia narra el denominado Milagro de Ana, una mujer que era estéril y logró concebir a un hijo, Samuel, gracias a sus fervientes oraciones.
Shilo comenzó a ser estudiado en 1922 y en la actualidad se ha convertido en un destino de peregrinaje para miles de miembros de iglesias evangélicas. Las instalaciones equilibran espacios con hologramas y proyecciones sobre las ventanas que se superponen al paisaje que rodea al visitante, permitiéndole ubicar con facilidad los lugares que son narrados en sus respectivos textos sagrados.
LA HISTÓRICA NAZARET
Para quienes estamos acostumbrados al caótico tráfico latinoamericano, viajar en carretera por Israel no solo resulta gratificante sino también bastante breve.
Partiendo desde Kfar Saba, el pequeño pueblo más cercano al instituto donde nuestro grupo participaba de un curso internacional sobre periodismo en zonas de conflicto, el viaje hacia Nazaret toma poco más de una hora en auto particular.
Así es, poco más de una hora para viajar prácticamente de la mitad al norte del país. Solo así uno se explica que, según la tradición cristiana, una pareja de jóvenes pudiera viajar desde ahí hasta Belén, a unos 170 kilómetros, a lomo de burro para poder dar a luz a su hijo: Jesús.
Se calcula que ese viaje duró entre 4 y 6 días. Pero no nos adelantemos todavía.
Nazaret es la ciudad árabe más grande de Israel y, además, se estima que entre el 30% y 35% de sus habitantes son cristianos. Para la época de Cristo, sin embargo, era apenas una pequeña aldea de agricultores.
El primer punto obligatorio dentro de ella debe ser la Basílica de la Anunciación, un imponente templo de dos plantas construido sobre el lugar en que el ángel Gabriel se presentó ante María para anunciarle que daría a luz al hijo de Dios.
En el segundo piso del templo, donde se celebran misas, y en el jardín principal se pueden encontrar diversas representaciones de la Virgen María pintadas en distintos países, entre las cuales está la Virgen de la Puerta, del Perú.
A pocos metros de la Basílica, otro templo, uno mucho más pequeño, se erige. Se trata de la Iglesia Franciscana de San José, construida sobre la gruta que desde el siglo XVII es identificada como la carpintería de José.
EL MAR DE GALILEA
“Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.
De esa forma narra Mateo en la Biblia el episodio en el que Jesús calmó las aguas que atormentaban a sus discípulos.
“En este punto, también, Jesús habría multiplicado los panes y peces para los 5 mil jefes de familia que lo acompañaban. Sean bienvenidos a Cafarnaúm, a orillas del mar de Galilea”, nos dice Pablo subido a una banca mientras detrás de él es agitado por el viento el lago de agua dulce más importante de Israel.
Una visita a Cafarnaúm no solo te permitirá sentarte a contemplar absorto durante horas la extensión del mar de Galilea, sino que también posee atractivos arqueológicos como una sinagoga del siglo IV d.C. y una iglesia octogonal.
Si eres cristiano, sin embargo, puede que el lugar más interesante para ti sea la casa de San Pedro.
BAUTIZO EN EL RÍO JORDÁN
A pocos minutos en automóvil, bordeando la orilla del mar de Galilea, llegaremos hasta Yardenit.
Ubicado en la orilla del río Jordán, este lugar recibe a cerca de medio millón de turistas y peregrinos cada año que desean bautizarse en las mismas aguas que Jesús, según la tradición cristiana.
Por unos pocos dólares, los visitantes pueden adquirir una túnica blanca, una toalla y bajar a sumergirse en las frías aguas del Jordán.
“Independientemente de la religión que profeses, es una experiencia única”, me cuenta Sebastián Valdés, colega chileno que se animó a bautizarse en el río.
JERUSALÉN
Todos los destinos que hemos visto hasta ahora, aunque maravillosos, no llegan a equipararse con la mística que te transmitirá Jerusalén Antiguo.
El viejo casco de la ciudad amurallada tiene apenas un kilómetro de área y su administración está dividida en cuatro barrios: el cristiano, el judío, el musulmán y el armenio.
Cada centímetro de esta histórica ciudad guarda siglos de historia. Ya sea el Muro de los Lamentos, la mezquita de Al Aqsa o las 14 estaciones del Vía Crucis que recorrió Jesús, vale la pena dedicarle por lo menos un día entero a explorar esta zona.
Si el itinerario solo le permitiera escoger un lugar para conocer en estas fechas, mi recomendación sería una: dirigirse al noroeste de la ciudad, al barrio cristiano.
El lugar donde supuestamente se erigía el monte Calvario o Gólgota ha sido reemplazado por la ciudad, pero dentro de las murallas aún se puede encontrar la Basílica del Santo Sepulcro.
Dentro de este inmenso templo, administrado por seis grupos cristianos y cuyas llaves son custodiadas por dos familias musulmanas, se encuentra la que según la religión católica es la tumba de Jesús.
Pero no es el único tesoro religioso que se guarda ahí. Pocos metros después de entrar, se encontrará con la Piedra de la Unción, donde la tradición indica que el cuerpo de Cristo habría sido depositado para ser preparado para su entierro.
Otra opción imperdible dentro de la Ciudad Antigua será caminar por sus estrechas y antiguas calles buscando una a una las estaciones del Vía Crucis que recorrió Jesús. También podrá tomar un taxi, bus o caminar un largo tramo hasta llegar al monte de los Olivos, en el que podrá encontrar diferentes templos, entre ellos la Basílica de Getsemaní, que indica el lugar donde Jesús habría orado antes de ser arrestado.
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