El camino de la oposición de Venezuela para vencer a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio cada vez es más complejo. Las fuerzas que buscan la salida del régimen lograron inscribir a dos candidatos, entre un ramillete de aspirantes, pero ninguno de ellos fue la candidata elegida por María Corina Machado para reemplazarla debido a su inhabilitación.
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De un lado, Manuel Rosales, gobernador del estado de Zulia y líder del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), se inscribió a última hora bajo la consigna de que la oposición no debía quedarse sin participar. Del otro, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), la principal coalición opositora, postuló “provisionalmente” al exembajador Edmundo González Urrutia.
El fin de las inscripciones marca un incierto panorama electoral. La PUD había apostado inicialmente por la candidatura primero de Machado y luego de Corina Yoris, pero terminó eligiendo a un “candidato tapa”, que puede ser sustituido en camino a los comicios.
Machado, por su parte, reiteró a Yoris como su postulante y no parece muy predispuesta a endosar sus votos a otro opositor. La líder política arrasó el año pasado en elecciones las primarias de la PUD y es la favorita de las encuestas que le dan una intención de voto favorable 70-30 frente a Maduro. Su apoyo es crucial para el candidato de unidad de la oposición.
¿Cómo se prevé el panorama? El abogado y analista político venezolano, Luis Salamanca, enfatiza que para evaluar lo que viene es crucial entender que no existe solo una oposición.
“Son varias oposiciones, entre ellas la más importante del país que se nuclea en torno a la PUD, que es la que impulsó las primarias. Machado era una oposición alterna a la PUD y opuesta a muchos de los partidos que la conforman, pero hoy tienen una alianza táctica. También está la gente que se ha ido de los partidos opositores y se ha entendido con el gobierno de forma turbia y aquellos que esperan ganar solos una elección”, explica a El Comercio.
13 candidatos lograron inscribirse. Además de Maduro, están Rosales, González Urrutia y 10 supuestos alacranes, tachados de colaboracionistas del chavismo
Por eso, el experto señala que, a este punto, todavía no está firme ninguna candidatura de la oposición mayoritaria. “Todavía el candidato opositor venezolano no está escogido definitivamente. Estamos concentrados en ver lo que a pasar en abril”, apunta.
Mes decisivo
Si bien 13 candidatos lograron inscribirse, entre hoy y el 1 de abril el Consejo Nacional Electoral (CNE) podrá admitir o rechazar las postulaciones.
Además, los aspirantes podrán ser sustituidos a partir del 1 de abril, siempre que no cuenten con ninguna sanción administrativa o impedimento que contemple la ley, y el CNE admita la candidatura que los suple.
Salamanca considera que lo que vendrá ahora es un forcejeo interno en la PUD, básicamente entre la plataforma, Machado y Rosales.
“María Corina va a seguir insistiendo con la doctora Yoris o va a proponer a otro candidato, pero se prevé que no se acepte ningún nombre de ninguna propuesta que venga de parte de Machado. Además, la PUD puede proponer una candidatura que el gobierno permita. Y hay que considerar que si Rosales empieza a subir en intención de voto, algo que creo que puede ocurrir, el gobierno va a entrar en desesperación y puede buscar la manera de sacar del juego también a Rosales”, explica.
Añade que en la fase de impugnación de candidatos el régimen puede sacar a los aspirantes a su gusto, adjudicándoles alguna sentencia judicial, un problema legal, etc. “Entonces lo pueden cambiar todo”, dice Salamanca.
Alternativas y retos
Por ahora, una de las principales incógnitas es qué pasará con la candidatura que hoy ocupa Edmundo González Urrutia. Para inscribir al diplomático, la PUD usó la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), vieja alianza absorbida por la actual Plataforma Unitaria y que tiene su propia boleta electoral, por lo que será clave saber quién reemplazará finalmente a González.
Salamanca recuerda que la tarjeta electoral de la MUD es la más exitosa de la oposición contra el chavismo, por lo que considera que permitir su postulación es un error del chavismo. “Es una tarjeta demasiado potente, es la tarjeta de la unidad por excelencia, no ha estado controlada por ningún partido, sino por todos los partidos que quieren un cambio político”.
El experto también cree que el régimen hizo un mal cálculo al dejar postular a Rosales. “Rosales ha venido gestionando su candidatura de una manera muy inteligente. Se mantuvo paciente, ofreció su ayuda a Machado. A mi juicio, Rosales es un candidato veterano que puede seguir construyendo un nuevo tipo de unidad, ya no por el resultado de las primarias, sino por necesidad”, añade.
“Hay un carrusel de expresiones diversas que tienden a dividir el voto opositor. Sin embargo, si la PUD, María Corina y UNT logran finalmente tener una candidatura potente ese candidato se convertiría en un gran concentrador de votos. Si Rosales sigue manteniendo y construyendo pacientemente su candidatura y la realidad lo va a ayudando porque yo siempre he dicho que los venezolanos vamos a terminar escogiendo al candidato ideal, que es María Corina, sino al candidato real, aquel que permita la realidad”, concluye Salamanca.
El giro de Colombia y Brasil
Colombia y Brasil, aliados ideológicos del presidente de Venezuela, se sumaron a la ola de rechazo de EE.UU., la UE y otros países sobre el desarrollo del proceso electoral y señalaron que la celebración de las elecciones del 28 de julio son la oportunidad para que se “fortalezca” la democracia en ese país, como se pactó en Barbados.
El Gobierno del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, frente a quien Maduro se comprometió a convocar elecciones, fue uno de los primeros en manifestar su “preocupación” y señaló que el desarrollo electoral “no es compatible” con los compromisos del acuerdo de Barbados, firmado en octubre pasado.
El Gobierno de Colombia, liderado por Gustavo Petro, también expresó su “preocupación” sobre la inscripción de “algunas candidaturas presidenciales, particularmente en lo relativo a las dificultades que enfrentaron sectores mayoritarios de oposición como la PUD y el Movimiento Vente Venezuela, entre otros”. Para Colombia, estas decisiones pueden “afectar la confianza de algunos sectores de la comunidad internacional en la transparencia y competitividad del proceso electoral que culminará con las elecciones presidenciales”.
Casi de manera inmediata, el Gobierno de Venezuela rechazó las declaraciones de sus pares de Brasil y Colombia y dijo que respondían a indicaciones del Departamento de Estado de Estados Unidos.
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