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Un nuevo comienzo para Bolivia
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La segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada este domingo en tiene una relevancia que trasciende las fronteras del país altiplánico. Es un hito en la derrota de un modelo político y económico reñido con la democracia y el Estado de derecho en Latinoamérica. Nos referimos al llamado “socialismo del siglo XXI”, iniciado por Hugo Chávez en Venezuela y emulado por Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, con el auspicio de la dictadura cubana y la complicidad de Daniel Ortega en Nicaragua. A su manera, los Kirchner en Argentina y Gustavo Petro en Colombia trataron de acomodarse también a ese paradigma, pero las constituciones de sus respectivas naciones resistieron los embates autoritarios que los personajes en cuestión protagonizaron desde el poder.

En realidad, ya en la primera vuelta el Movimiento al Socialismo () había sido aparatosamente vencido en las ánforas, pero solo con este nuevo resultado se cumple lo que hacía falta para poner en el Palacio Quemado a un demócrata en remplazo de Luis Arce, heredero de los arrebatos tiránicos de Morales, aunque de un tiempo a esta parte, enfrentado a él. En el ‘balottage’ de hace dos días compitieron dos candidatos – y Jorge Quiroga– con algunas diferencias entre sí, pero cuya semejanza esencial –la radical oposición al oficialismo del MAS– era lo más importante. Ganó Paz por casi diez puntos porcentuales, una diferencia mayor que la esperada, y el propio candidato salió a reconocer el triunfo de su contendor y a calmar los ánimos. Es de esperar que esa actitud se refleje luego en alguna forma de colaboración de su bancada en el Congreso, pues el reto que Paz tiene por delante es enorme. Su país, como se sabe, enfrenta una severa crisis económica, producto de las nacionalizaciones, los subsidios al combustible y el agotamiento de las reservas internacionales. El Banco Mundial señala que la recesión que afecta a los bolivianos se extenderá al menos hasta el 2027, mientras que la inflación interanual ha alcanzado el 23%.

Pero no había manera de acabar con esa situación sin dar el primer paso y ese paso consistía, por el momento, en dar una clara señal política de que el autoritarismo y la demagogia no iban más. Y ese es el claro mensaje que los votantes de nuestro vecino del sur han emitido desde las urnas este domingo a toda la región. Que esta nueva etapa para Bolivia signifique para el Perú, también, la oportunidad de construir lazos y tender puentes entre naciones para trabajar en conjunto.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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