El es el cuarto país más megadiverso del mundo, tiene la segunda porción más grande del Amazonas y cuenta con importantes reservas de minerales críticos. Pero el esfuerzo institucional para implementar estrategias de crecimiento económico verde es tan escaso como nuestra capacidad para ver más allá de los pedidos tradicionales al sector privado (impuestos, regalías, escuelas y hospitales). Nuestro potencial verde puede transformar nuestra economía y ser la base de un contrato social sostenible. Pero necesitamos una estrategia industrial y energética robusta, que eleve nuestra competitividad, el valor de exportaciones y por supuesto los salarios y el empleo formal.

El es un modo de crecimiento económico que no contamina, usa eficientemente los recursos, y protege a la población de los desastres naturales. Para contribuir a la descarbonización, las economías avanzadas están invirtiendo en energías renovables, hidrógeno verde, y procesamiento de minerales críticos para la transición energética. ¿Por qué importa esto al Perú?

Invertir en energías renovables, como la solar y eólica, no solo evitaría el uso de fuentes contaminantes en periodos de alto estrés hídrico, sino que podría atraer inversiones en industrias más complejas. Primero, podría facilitar la producción de hidrógeno verde, producto con alto valor de exportación y útil para el almacenamiento de energía y otras industrias. En el sur, se prevén hasta seis centros de hidrógeno verde, los cuales generarían 74 mil empleos directos y añadirían hasta US$4 mil millones al Producto Bruto Interno (Energía Estratégica, 2023). Segundo, permitiría promover la minería verde, es decir, la integración de operaciones mineras con energías renovables, así como desarrollar parques industriales verdes para la creación y transferencia de conocimiento en sectores estratégicos como el acero sostenible, la producción de combustibles alternativos y de manufacturas que sirvan a la transición energética (desde baterías hasta vehículos eléctricos).

Por otro lado, las energías solar y eólica, así como los vehículos eléctricos requieren nuevos mecanismos de almacenamiento, como baterías y amoniaco. Para ello, la extracción y procesamiento de minerales críticos son clave. El Perú extrae ocho minerales críticos y lidera la producción global de cuatro (cobre, plata, estaño y zinc). Sin embargo, no procesa minerales, lo que genera una baja complejidad en manufactura, poco retorno económico y mínima creación de conocimiento en tecnología verde. Frente a la potencial dinamización de la capacidad exportadora del Perú a través de nueva infraestructura como el puerto de Chancay, es todavía más crítico que nuestro país cuente con una agenda industrial proactiva que construya valor añadido y potencial económico sobre su riqueza mineral.

¿Entonces, cómo empezamos? El primer paso es adquirir capacidades en estos sectores, invirtiendo en investigación y formación de talento, y asegurando transferencia de tecnología crítica desde nuestros principales socios comerciales, especialmente China, que lidera las verticales de tecnologías verdes desde el procesamiento de minerales críticos hasta los paneles solares y vehículos eléctricos. Indonesia, por ejemplo, ha seguido este enfoque, logrando inversiones multibillonarias de actores chinos en procesamiento de minerales, baterías y vehículos eléctricos. Segundo, los esfuerzos institucionales son clave para señalizar el compromiso del Estado. Por ejemplo, aprobar una estrategia nacional de crecimiento verde con componentes de política industrial, aprobar la política de hidrógeno verde y de minerales críticos, actualizar el marco regulatorio de promoción de energía renovables, y desarrollar estrategias para monetizar sumideros de carbono con autoridades regionales.

El crecimiento verde es una nueva oportunidad de liderazgo para el Perú, que nos permitirá marcar la diferencia en nuestra región y el mundo, generar prosperidad para los peruanos y capitalizar de manera sostenible nuestra riqueza mineral, energética y natural.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.