"Lo más saludable será establecer políticas públicas que logren un equilibrio entre atraer inversión y recaudar ingresos fiscales".
So pretexto de atraer nueva inversión en Chancay, el Congreso pretende aprobar un régimen de zonas económicas especiales (ZEE) que exonere del pago del Impuesto a la Renta (IR) por al menos cinco años a las empresas que se instalen en estas jurisdicciones. Esto, pese a la opinión contraria del MEF, rector en materia tributaria. Se parte de la premisa falaz de que no se atraerá nueva inversión si no se otorgan beneficios tributarios, olvidando que los empresarios que invirtieron en ese puerto lo hicieron bajo la normatividad vigente.
Es claro que si entra nueva inversión en la zona de influencia del puerto de Chancay no es por no pagar impuestos, sino para aprovechar los beneficios de un puerto que reducirá significativamente sus costos logísticos de exportación. En lugar de seguir acumulando exoneraciones tributarias que suman más de S/20.000 millones al año, urge priorizar inversiones en infraestructura que aseguren una correcta conectividad vial al puerto y que permitan materializar los beneficios esperados. Ello demandará mayores recursos públicos, hoy escasos por el debilitamiento de las finanzas públicas.
Peor aún, exonerar del pago del IR significaría una eventual y absurda “exportación” de ingresos tributarios a otros países. Como bien señala el exministro de Economía Carlos Oliva, alrededor de 140 países firmaron un acuerdo internacional que garantiza que las grandes empresas multinacionales estén sujetas a una tasa impositiva mínima del 15%. Esto significa que, si el Perú pone una tasa de 0%, estas empresas igual pagarían el 15% en su país de origen.
"Debemos implementar un sistema de ZEE privadas que nos ponga en la lucha por captar inversiones".
En los últimos años, el Perú enfrenta una pérdida continua de competitividad que nos ha colocado en el puesto 64 de 67 países del ránking global debido a nuestro déficit de infraestructura que se suma a trámites engorrosos, corrupción, informalidad, inseguridad, baja productividad, entre otros aspectos.
Esto, en un entorno global cada vez más agresivo, con empresas mejor posicionadas para captar oportunidades que no solo cuentan con un mejor entorno de negocios, sino con mecanismos promotores de la inversión, la innovación y el desarrollo tecnológico orientados a la generación de bienes y servicios de alto valor agregado.
Uno de estos mecanismos son las zonas económicas especiales (ZEE). En el mundo existen más de 7.000, y en América Latina encontramos casos exitosos. El actual sistema en el Perú es de administración pública y las ZEE fueron creadas por criterio político y sin los recursos para desarrollar la infraestructura y los servicios necesarios.
Si bien hemos disimulado nuestra baja competitividad con una estrategia exitosa de apertura de mercados a través de TLC que nos dan ventajas frente a los competidores, queda claro que no es suficiente.
Por eso, debemos implementar un sistema de ZEE privadas que nos ponga en la lucha por captar inversiones. Si bien queda claro el potencial para comenzar en Chancay, las ZEE servirán para cualquier lugar del país donde existan condiciones de mercado.
No cometamos el error de construirlo bajo condiciones menos atractivas que en países competidores. Debemos empezar con un Impuesto a la Renta del 0% que se incremente gradualmente, sin temor a la supuesta pérdida de recursos fiscales que no existen, pues no hay inversiones relevantes arribando al país. Prioricemos la posibilidad de diversificar la economía y generar empleo de calidad para los peruanos.