Tras 76 días de confinamiento, la ciudad de Wuhan levantó la cuarentena. Como el primer país duramente afectado por el COVID-19, China ha logrado un importante triunfo en la lucha contra esta pandemia, ofreciendo un buen ejemplo y valiosa experiencia para el resto del mundo, por lograr la victoria final. El éxito de China proviene de la gran capacidad para concentrar y gestionar todos los recursos por parte del Sistema del Socialismo con Características Chinas; del apoyo y disciplina conscientes de 1,400 millones de chinos y de la sólida base económica y científica formada durante los 70 años tras la fundación de la República Popular China. El 27 de diciembre del 2019 se informó sobre los primeros 3 casos sospechosos de China en Wuhan. El 3 de enero del 2020 China comenzó a enviar información oficial a la Organización Mundial de la Salud y a otros países, el 11 de enero compartió las secuencias genómicas completas del nuevo coronavirus con el mundo y el 23 de enero se aplicó el confinamiento. Ante un virus nunca antes visto, China ha establecido un récord mundial de celeridad en su identificación, investigación y control. Con una gran pérdida y sacrificio propio; una actitud abierta, transparente y científica; una política altamente responsable tomando al pueblo como la máxima prioridad y eficaces medidas de prevención y control ganó tiempo vital para los demás países, evitando en su momento cientos de miles de infecciones fuera de Wuhan, tanto en China como en el mundo.
Durante el confinamiento, más de 40.000 trabajadores médicos e incontables materiales fueron enviados a Wuhan desde toda China. En poco más de 10 días, se construyeron dos hospitales con miles de camas para pacientes graves. Se adaptaron 16 gimnasios y centros de exhibiciones como hospitales de campaña para recibir hasta 13.000 pacientes leves. China logró romper la cadena de propagación del coronavirus con medidas más completas y estrictas de prevención y control, tales como la clasificación científica entre pacientes graves, leves, sospechosos y contactos cercanos; la identificación de fuentes de infección, vías de contagio y grupos vulnerables; así como la interceptación y aislamiento correspondientes. Se utilizó tecnología informática y Big Data para identificar en la mayor medida posible los contactos cercanos; se informó a la comunidad donde se encontraban los casos confirmados; se reforzó la gestión comunitaria como red básica, etc. Todas estas medidas permitieron que China logre rebajar e incluso eliminar los nuevos casos.
Las enfermedades son el enemigo común de la humanidad, pueden aparecer en cualquier momento y lugar del mundo. Las diferentes fronteras, sistemas, culturas y razas no pueden detener su propagación. Frente al COVID-19, la comunidad internacional necesita más solidaridad y cooperación que nunca. Sin embargo, aún existen algunas personas que, basadas en su arrogancia y prejuicio, ignoran e incluso difaman los logros de China ante la epidemia y su contribución al mundo, y estigmatizan deliberadamente a China cuando el origen del virus no ha podido ser comprobado científicamente, con el fin de eludir su propia responsabilidad por sus deficientes medidas contra la epidemia, de desviar la atención del público y atacar maliciosamente al sistema político de China. El no respetar los hechos y la ciencia y politizar la lucha contra la pandemia solo traerá ignorancia y retraso que eventualmente le perjudicarán a sí mismo y al resto del mundo. Los prejuicios ideológicos y dobles estándares solo servirán para impedir el progreso y desarrollo de la humanidad.
El COVID-19 es el mayor desafío para la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial. Mientras consolida los logros en su territorio, China está apoyando y aportando activamente a la lucha de otros países. Ha donado 20 millones de dólares a la OMS, ha enviado especialistas médicos, ofrecido cooperación y asistencia, organizado videoconferencias para cerca de 100 países, incluido el Perú. También ha ejecutado la cooperación científica internacional sobre medicinas, vacunas y reactivos de pruebas. El reinicio del trabajo y producción de China contribuye a la estabilidad de las cadenas globales de industria e introduce confianza e impulso a la economía mundial.
Esta pandemia demuestra claramente que la tierra es el hogar común de los seres humanos y que el futuro de todos los países está estrechamente conectado. El mundo tiene una gran diversidad de civilizaciones y sistemas sociales. Se debe establecer un nuevo tipo de relaciones internacionales caracterizado por respeto mutuo, equidad, justicia, cooperación y ganancia compartida, para que los países se aprendan y se beneficien mutuamente. Solo con la colaboración y esfuerzo de todos podremos construir una comunidad de futuro compartido de la humanidad, que permitirá enfrentar los desafíos como desastres naturales y epidemias de forma más unida, rápida y eficiente.
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