Ayer la ciudad se sintió muy diferente en algunas zonas. Había pocas personas caminando por la calle, menos personas en los restaurantes, pero, sobre todo, menos automóviles circulando. Desde el jueves 12, los 3.625 vehículos que tienen autorización para hacer movilidad escolar en Lima, más los del Callao, no están circulando por las vías. Con las universidades cerradas, y con los empleados de algunas municipalidades y empresas trabajando desde sus casas, la demanda para utilizar el transporte público y la cantidad de carros en las calles se han reducido.
Este cambio puede resultar en un impacto medible en términos de la calidad de aire en Lima. Según la OMS, en el Perú hay 5.000 fallecimientos por contaminación del aire anualmente en el Perú. Una gran parte de ellos están en Lima, una de las ciudades más contaminadas de las Américas. Antes del coronavirus, Lima fue la ciudad con la tasa más alta de asma infantil en el ámbito mundial, en gran parte debido a la contaminación del aire, el cual viene principalmente del parque automotor.
François Gemenne, director del Hugo Observatory, resaltó que, en las ciudades con un alto nivel de polución atmosférica, el cierre de varios negocios e instituciones, como ha pasado en China, Italia y ahora en el Perú, podría resultar en una gran reducción en la contaminación del aire, salvando incluso más vidas que las perdidas por el virus.
El problema, sin embargo, regresará cuando el virus esté bajo control, y Lima regrese a lo cotidiano. En el largo plazo, puede ser que el miedo que genere la pandemia actual cambie la manera en que habitamos y planificamos nuestras ciudades. Puede ser que más personas opten por vivir en casas unifamiliares de baja densidad. Quizás el transporte público quedará estigmatizado después de esta pandemia global, y más personas compren y utilicen un automóvil privado para ir de su hogar a su trabajo o centro de estudios.
Justamente, el éxodo de las ciudades hacia los suburbios en el siglo XX fue, en parte, debido a una preocupación por enfermedades, incluidas la gripe española y la tuberculosis.
En una entrevista en CityLab, Michele Acuto, profesora de Política Urbana Global en la Universidad del Melbourne, dijo que, para la mejor gestión de las pandemias en ciudades, hay que conversar “sobre el valor contra el riesgo de densidad. Claramente, la densificación es y ha sido parte del problema con [la propagación del coronavirus]”.
Por otro lado, un cambio hacia una ciudad más dispersa y hacia el transporte individual puede tener graves consecuencias en la contaminación del aire de Lima, resultando en una mayor cantidad de fatalidades que ahora.