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No es una derecha cualquiera
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Una reciente entrega de Brian Winter reseña el viraje de nuestra región a la derecha (Foreign Affairs, enero-febrero 2026). Entre muchas razones, el autor equipara la influencia que tienen hoy Javier Milei y Nayib Bukele en la derecha latinoamericana a la de Fidel Castro en la izquierda durante parte del siglo XX. Además, sopesa el rol del presidente Donald Trump, una suerte de antídoto y veneno para los que serían sus principales aliados al sur de los EE.UU.
Sobre las demandas políticas, ubica como un tema de creciente interés el de la inseguridad, que impacta, incluso, en países antes ajenos a dichos desafíos, como Chile o Costa Rica. Esto resulta relevante porque abre el espacio de discusión a propuestas de mano dura, usualmente provenientes de la derecha.
¿Qué impacto puede tener el viraje reseñado por Winter? Primero, hay que señalar que, según diversas encuestas de opinión, la derecha aventaja a la izquierda considerablemente. En efecto, el mes pasado, Datum reportaba que el 27% de los encuestados se ubicaba a la derecha, muy por encima de quienes lo hacían a la izquierda (15%) (El Comercio, 24/11/2025).
Pero el viraje que reseña Winter difícilmente tendrá un aterrizaje similar a lo que representaron Bukele o Milei en sus respectivos países. Con seguridad, las particulares dinámicas del contexto peruano imprimirán su sello a este desenlace.De hecho, al observar las estrellas del firmamento de derecha en la región, un inevitable ‘dejà vu’ nos recuerda la figura de Alberto Fujimori.
Ciertamente, todo esto nos remite a los inicios de los 90 y lo que significaron sus primeras reformas estructurales, que tuvieron como telón de fondo el Consenso de Washington.
También existen algunos aspectos muy coyunturales que sin duda dejan a la derecha peruana en una posición algo incómoda: su apoyo a Dina Boluarte. Su salida ha alejado un elemento muy tóxico para las opciones de derecha, pero no necesariamente desaparecen las antipatías sobre quienes fueron sus principales aliados.
Finalmente, y aunque las posiciones de derecha suelen estar asociadas a la apertura y a un clima propicio para la inversión privada, nuestra historia política reciente debe sopesar el terrible daño cometido tanto desde el Parlamento como de instancias ejecutivas a nivel nacional y subnacional. Así, es necesario remarcar que no pocas autoridades, en el papel “de derecha”, fueron responsables de promover y aprobar diversos estropicios y futuras calamidades que, muy seguramente, enturbiarán el clima de la inversión.
Si bien aún no hay propuestas de izquierda antisistema liderando expectativas electorales, más nocivas son estas encapuchadas posiciones populistas. Por ello, no le falta razón a Carlos Meléndez cuando dice que “el enemigo del modelo viene, esta vez, desde el campo ‘amigo’” (El Comercio, 14/12/2025).

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