Diana Seminario

Los estragos de la bomba que ha caído sobre el Ministerio Público aún no pueden cuantificarse, pues, como se dice en el argot periodístico, es una “noticia en desarrollo” y saltar a conclusiones no solo es peligroso, sino también temerario.

Desde el lunes, tanto la fiscalía como institución y su titular, Patricia Benavides, son el foco de la noticia con altas dosis de escándalo, pues en cualquier país del mundo el hecho de que la autoridad que persigue el delito sea sindicada como supuesta cabecilla de una organización criminal es ya un hecho sin precedentes.

A simple vista, el caso podría resultar evidente: el asesor de la fiscal de la Nación, Jaime Villanueva, coordina acciones en el Congreso para que se inhabilite a su archienemiga Zoraida Ávalos. Como prueba se muestran unas conversaciones por WhatsApp en las que el único interlocutor visible es el consejero de la fiscal Benavides. Chats que, por cierto, no han sido escrutados por perito alguno aún. A esto hay que sumarle –lo que constituye la parte más grave de la trama– que se habrían canjeado archivar las denuncias de ‘Los Niños’ por votos contra Ávalos.

El asesor Villanueva está detenido desde el lunes y las investigaciones en torno de su caso se vienen dando con celeridad. La JNJ ya le inició proceso disciplinario y el pleno de este organismo se reúne el 6 de diciembre para determinar la suspensión a Benavides. Lo curioso es que quienes hace unos días alegaban el perjuicio de un proceso sumario en su contra por parte del Congreso y exigían un debido proceso, ahora exhiben todo aquello de lo que antes se quejaban cuando se trataba del proceso por destitución.

Resulta llamativo que personajes con graves indicios de corrupción como Martín Vizcarra y Pedro Castillo hayan enfilado sus baterías contra Benavides, quien los investiga. Y como en política nada es casual, el ‘destape’ que afecta directamente a Benavides se da pocos días después de que la fiscalía ratificara el pedido de 15 años de prisión contra Vizcarra. Alias ‘Lagarto’ celebra.

Y la denominada operación Valkiria V se da pocos días después de que se retirara de su cargo al fiscal Rafael Vela.

Más allá de teorías de la conspiración y coros bien afinados, lo concreto es que se debe actuar con cabeza fría y justicia. El país no puede extraviarse en venganzas personales entre bandos.

Se deben tener a la mano todos los antecedentes, como por ejemplo que el asesor Jaime Villanueva llegó al Ministerio Público del brazo del ex fiscal de la Nación Pablo Sánchez. Según Pedro Chávarry, Villanueva fue secretario general de la Fiscalía de la Nación durante el período de Sánchez. Luego, Benavides lo nombró su jefe del gabinete de asesores.

Sobre una de las denuncias de ‘Los Niños’ archivada en junio, Benavides hizo la consulta al equipo de fiscales dirigidos por Marita Barreto, mediante oficio 609-2023-FSC-EFICCOP-MPFN del 8 de mayo. El Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder respondió que “ninguno de sus cuatro equipos tiene información de que los colaboradores eficaces hayan delatado o proporcionado información sobre pagos a los congresistas denunciados”. Tras esto, se archivó. Según el congresista Elvis Vergara, se les ofreció archivar sus casos si votaban a favor de la inhabilitación de Ávalos; sin embargo, solo un ‘Niño’ votó por inhabilitar a la ex fiscal de la Nación.

La institucionalidad democrática pende de un hilo; por eso, es indispensable una dosis de tranquilidad y cabeza fría. Hay demasiados intereses en juego y más de un corrupto se frota las manos.

Diana Seminario es periodista

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