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La inanición y la guerra
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Cuando te aparecen imágenes de niños con la piel pegada a los huesos al borde de la inanición, es difícil quedarse indiferente. Aunque nuestra capacidad de sorpresa decrece ante el bombardeo de estímulos de las redes sociales, los videos de bebes que mueren, literalmente de hambre, estremecen. O deben estremecer, si aún nos queda un poco de humanidad. Pero para otros es motivo de burla.
Esta es la conversación que surgió en el programa del canal 14 de Israel, “Ricklin & Co.” al discutirse sobre la hambruna que padece la población en la franja de Gaza. Shimon Riklin, el conductor del espacio, pidió que se mostrara parte de un reportaje de CNN sobre la muerte por severa malnutrición de una niña de 4 años. Uno de los panelistas, Tamir Morag, señala: “¿Cómo es posible que los medios difundan fotografías en las que se ve a niños de Gaza muy delgados, mientras que sus padres están gordos? Cuando ves a la madre, queda bastante claro por qué la niña murió de hambre”.
“Esa no es una mujer hambrienta”, añade Riklin. “No”, prosigue Morag. “Es una mujer que tal vez se comió toda la comida de su hijo”. “O que ella misma se comió a la niña”, agrega otro miembro de la mesa, Ephraim Dimri, en medio de las carcajadas del resto.
El canal 14 es un medio apoyado por el gobierno y por la más nacionalista extrema derecha israelí, que incluso ha acusado al ejército de no tener el suficiente fervor ideológico y muchos de sus conductores tienen denuncias por incitar la extrema violencia y el racismo. Al mismo tiempo, es un canal que gana más audiencia, compitiendo muchas veces con el 12, el medio más visto en el país.
Para los panelistas en cuestión, se trata de propaganda que vende Hamas sobre una hambruna que, señalan, no existe, pese a que toda la información que viene de la franja de Gaza desde organizaciones internacionales dice exactamente lo contrario. Y es que no se necesita ver a dos millones de gazatíes esqueléticos para creer que la comida no se está abasteciendo como corresponde y que la ayuda humanitaria llega a cuentagotas debido a la caótica distribución, motivada por los bombardeos israelíes y porque el régimen de Netanyahu decidió bloquear el acceso a los víveres desde marzo.
La presión internacional ante la crisis humanitaria que se vive en Gaza –y que ya está siendo calificada de genocidio incluso por organizaciones civiles israelíes– está provocando un cambio en el discurso en gobiernos tan aliados de Israel como Alemania. Sin embargo, la verdadera presión tiene que darse dentro del país para intentar detener una guerra que nadie está ganando.

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