Conforme con el inciso 7 del artículo 118 de la Constitución, el presidente de la República tiene la obligación de dirigir un mensaje al Congreso al instalarse la primera legislatura ordinaria anual.
Este mensaje de 28 de julio tiene que hacerlo, por mandato constitucional, en forma personal y por escrito, y debe contener la exposición detallada de la situación de la república y las mejoras y reformas que el presidente juzgue necesarias y convenientes para la consideración del Congreso. El mensaje tiene que ser aprobado previamente por el Consejo de Ministros.
Este mensaje, sin embargo, más allá de los aspectos formales antes reseñados, es la mejor oportunidad que tiene la actual ocupante del Palacio de Pizarro para hablarle al país. No cabe duda de que estos generan gran expectativa y además tienen la mayor repercusión informativa.
En ese sentido, me permito sugerirle a la señora Boluarte que no desperdicie esta magnífica oportunidad –de oro, de verdad– y, de una vez por todas, nos dé a los peruanos una explicación veraz de todo aquello en lo que ha venido siendo involucrada y a lo que solo nos ha dado evasivas, cuando no silencios o burdas mentiras.
Es claro que la actitud que ha venido teniendo, y la posición asumida por varios de los integrantes del Consejo de Ministros –más convertidos en una suerte de abogados de oficio o, visiblemente en algunos casos, bonzos palaciegos–, no solo no ha sido efectiva comunicacionalmente, sino que ha generado, como no podía ser de otra forma, el repudio de la población, el descrédito de su palabra y la desconfianza hacia todo aquello que provenga del Gobierno.
Usted debe entender que en un Estado constitucional de derecho resulta consustancial a gobernar el rendir cuentas y explicaciones, por lo que la posición que ha venido asumiendo va a contrapelo de ello y, como ya se habrá dado cuenta, pasa factura en lo personal y, lo más grave, en lo institucional.
Hace unos días, el señor Nelson Shack, contralor general de la República, indicó en un medio de prensa que se habían detectado cuentas bancarias a nombre de la señora Boluarte que no habían sido declaradas y que, según su institución, encontraban un desbalance patrimonial en su economía. Debo confesar que la forma como Shack hizo de conocimiento público esto me pareció inadecuada, no solo porque estos temas deberían ser abordados de manera formal y no, como se hizo, soltando una suerte de primicia dentro de una entrevista radial, hablando de manera genérica y sin hacer las puntualizaciones que el tema implica. Las repercusiones que un tema así pueden generar obligan a ser preciso y utilizar otro foro.
Sin embargo, dicho ello, usted, señora Boluarte, que conoce los detalles de lo detectado, debe aclararlo todo, sin recurrir a la victimización, a la frase preconcebida, a su condición de mujer provinciana o al insufrible gimoteo del que permanentemente hace gala.
El Gobierno requiere contar con un Consejo de Ministros integrado por personas que no solo sean técnicos en sus áreas –muchos de los actuales no cumplen siquiera este elemental requisito–, sino que generen confianza. Ningún cambio de ministros refrescará al Gobierno ni le dará aire a la presidenta si es que ella no es transparente y continúa evadiendo las inquietudes y desconfianza que su comportamiento nos ha generado.