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¿Jerí o el inicio de un nuevo ciclo político?
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¿Jerí o el inicio de un nuevo ciclo político?

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¿Se ha iniciado un nuevo ciclo político? Dicho de otra manera, ¿el encumbramiento de Jerí como presidente puede representar el inicio de un nuevo ciclo político? Todo indicaría que sí; sin embargo, antes vale decir que, aunque ya habría empezado un nuevo ciclo político, el anterior aún no termina.

¿Qué es un “ciclo político”? ¿Cómo se entiende un “ciclo político” que inicia? Es un periodo dominado por una determinada correlación de fuerzas políticas e ideológicas, tanto al interior como fuera del Congreso. Además, está marcado por un discurso “ancla” y se configura en una serie de alianzas, acuerdos, pactos o divergencias. Un “ciclo político” también está influido siempre por un “tema de nuestro tiempo”, como diría Ortega y Gasset, o por el “espíritu de la época”, así llamado por los alemanes desde Hegel.

Pero vayamos a lo nuestro. Decíamos líneas arriba que, así como ha empezado un nuevo ciclo político, el anterior aún no termina. Ese anterior “ciclo político” estuvo marcado (y de hecho todavía lo está) por una fuerte polarización extrema entre el fujimorismo y el antifujimorismo. Ese viejo “ciclo político” se abrió allá por el año 2000, cuando se inició el gobierno de transición, es decir, el “paniaguato”. Es un ciclo de presidentes condenados o perseguidos (y uno suicidado), de candidatos presidenciales encarcelados en algo parecido a los “juicios de Moscú”, de mucha corrupción alrededor del Estado, del subimperialismo brasileño que trajo a Odebrecht; un “ciclo extraño” donde aparecieron cosas peculiares como Pedro Castillo; es el ciclo de la inseguridad y las bandas criminales. En el interregno: el covid, Vizcarra y los cierres del Congreso, con “golpe castillista” incluido.

Ese viejo ciclo político va menguando y acabará lentamente por varias razones. Entre ellas, porque ese ciclo antiguo ya no tenía un “centro de gravedad” que ordenara el debate más allá del fujimorismo-antifujimorismo. Hoy es el joven Jerí quien ha recuperado ese “centro de gravedad” perdido y es el personaje principal de este nuevo ciclo político que inicia.

La sociedad, que estaba harta de Dina Boluarte y hastiada de la política en general, ya empieza a apaciguar el enfado y la irritación. El globo de la venganza se desinfla. Y así será en las próximas elecciones si Jerí continúa con las mangas remangadas. Miren las encuestas, donde Jerí tiene alrededor del 60% frente al 3% de Boluarte. Jerí, si bien no es un presidente nacido de las redes sociales, está presente en ellas. Es el viejo dilema filosófico de “ser y estar”. El joven Jerí ha implementado una estrategia de comunicación cercana a la gente. Es el tipo que entiende los “dolores del vecino”: redes, cercanía, respuestas inmediatas en X y el baile de la “máquina”. De alguna u otra manera, al “sistema” le ha caído bien la llegada de Jerí. Ha reducido el hastío y la venganza.

Pero el gobierno de Jerí no es el “bukelismo” a la peruana, porque el “bukelismo” es otra cosa. Nayib Bukele ha implantado un proyecto de modernidad nacional de “mano dura, corazón blando”. De lo que se trata aquí es que Jerí camina hacia la “bukelización” de la política presidencial. Aquí, el “medio es el mensaje” y la imagen es lo que importa. Mucha atención a la imagen, ojo. Pero la “bukelización” no es el “bukelismo”.

“El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos”, dicen que dijo Gramsci, el sardo que escribió —como otros— lo mejor de su obra en la cárcel. Su vida es un misterio. Pero volvamos a lo nuestro. Ya nuestro país tuvo su propio “monstruo”. Ese “monstruo” se llamó Pedro Castillo, quien llegó en medio de la transición entre el nuevo ciclo político y el anterior. Esa transición demorará en terminar.

Los cambios en los ciclos políticos suelen ser lentos, pero indetenibles. El “cascarón y los pájaros” que escribiera Hesse en “Demian”. Se asoma una nueva generación política. Jerí es un síntoma. El detalle está en observar ese cambio de “ciclo político” con mucha atención para saber cuáles son las claves que componen los acordes de esta nueva música. Con la llegada de un ciclo político se marchan también sus representantes. Se marcha Acuña, Pepe Luna y se irán algunos políticos que llevan más de dos décadas en escena. Pero también se quedarán otros. Quizá se quede Keiko, porque los “ciclos políticos” permiten el reacomodo.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Iván Arenas es especialista en minería e hidrocarburos

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