En medio de la creciente anomia, y a la espera de su convocatoria oficial, el calendario electoral ha continuado en marcha. Aunque las cifras son muy preliminares, el sondeo de Ipsos (”Perú 21″, 27/10/2024) enciende algunas luces que vale la pena no perder de vista.
En términos de candidaturas, es importante reseñar la separación del pelotón que ya muestran Keiko Fujimori (12%) y Antauro Humala (8%). Ambas opciones, pese a las numerosas resistencias que generan, son también las que concentran, por ahora, la quinta parte de las preferencias electorales.
Ambos han crecido en la misma proporción (+2), aunque mucha agua ha de correr bajo el puente. De hecho, lo que pasa en la tienda política de Humala no es poca cosa: luchas intestinas y un proceso judicial en curso pueden tener insospechados desenlaces.
En el segundo grupo se encuentran aquellos que no superan el 5%. Entre ellos, la principal evolución es la experimentada por Carlos Álvarez (hoy en 4%), que duplica su cifra de julio. Álvarez es, junto con Phillip Butters, uno de los dos candidatos que aparecen fuera del rubro ‘Otros’ y que representan una novedad en la oferta electoral. Esto, además, puede significarles cierta ventaja, si es que se considera otro sondeo de Ipsos (julio del 2024) en el que uno de cada dos encuestados prefería a alguien totalmente nuevo en política.
Entre tanto, es relevante reseñar el crecimiento del rechazo generalizado a las candidaturas, graficado en el incremento de quienes se manifiestan a favor de viciar o anular el voto: del 21%, en julio, al 30%, en octubre. En contrapartida, el ‘no precisa’ desciende considerablemente (del 24% al 17%), por lo que puede colegirse que los indecisos pasaron a ser renegados.
Otro dato relevante es la consolidación de la delincuencia como el problema que más afecta a los encuestados (25%). En el 2021, con la pandemia a cuestas, el principal problema era el costo de vida (24%), que hoy se ubica en la tercera posición. El exitoso y maniqueo “No más pobres en un país rico” tendrá que actualizarse para abarcar consideraciones referidas a la ola de inseguridad. Quizás algo como “Emprendedor, el extorsionador no comerá más de tu trabajo” pueda funcionar mejor.
Esta preocupación por la inseguridad es coherente con la expectativa ciudadana por mano dura, que casi se duplica en un año: del 24% al 45%. ¿Cuál de las decenas de potenciales candidaturas puede cumplir con satisfacer eficientemente dichas expectativas?
Aún falta mucho por recorrer para abril del 2026. Se sabe, además, que dos de cada tres electores deciden su voto en el último mes. Pero, con el ubicuo desorden –que será más evidente tras la cumbre del APEC–, cualquier desenlace puede precipitarse. La atención, entonces, se centrará en la renovación que inevitablemente debe darse. Lo que se ha visto hasta ahora es solo el aviso de lo que viene: la primera llamada.