Son las 10 p.m., normalmente estaría comenzando a revisar una tesis, protocolo o documento, pero hoy me siento frente a una página en blanco para escribir unas cuantas líneas sobre ser madre e investigadora en el Perú. Esta confluencia de roles se ha hecho particularmente visible para mí este año.
Hace unas cuantas semanas defendí mi tesis de doctorado, presentando el producto de más de seis años de investigación en el tema de resistencia antimicrobiana y el resultado de un trabajo colaborativo con decenas de investigadores, médicos, biólogos y tecnólogos de 12 regiones del Perú.
Pero no hice esta presentación sola, una bebe dentro de mí me acompañaba y, con pequeñas pataditas, me recordaba que ella también estaba ahí presente. Y es que este año, además de obtener un nuevo grado académico, me convertiré en mamá por segunda vez.
Hacer investigación involucra múltiples actividades y largas horas de trabajo, muchas veces completamente fuera de horarios regulares. La selección, supervisión y liderazgo de un equipo de investigación; el análisis de datos; la escritura de artículos para publicar los resultados obtenidos; el asesoramiento de investigadores más jóvenes y alumnos; las revisiones de tesis; la preparación de presentaciones y conferencias; y los viajes a congresos científicos son algunas de las actividades que los investigadores cumplen en su día a día.
Articular este trabajo con la maternidad es un verdadero reto. Ser madre e investigadora representa una dualidad compleja, en la que la mujer asume dos trabajos de alta responsabilidad y a tiempo completo. El impacto que tiene la maternidad en la carrera académica de las investigadoras ha sido cuantificado en algunos estudios. Por ejemplo, en una encuesta realizada a investigadoras de 55 países, el 52% reportó haber pausado su carrera por más de dos años para poder cumplir con responsabilidades relacionadas al embarazo y al cuidado de sus hijos. En otro estudio realizado en Estados Unidos, se reportó que el 43% de mujeres con trabajos de tiempo completo en ciencias abandonó el sector o pasó a trabajar a tiempo parcial después de tener su primer hijo.
¿Cómo impacta la maternidad en la carrera académica de las investigadoras en el Perú? Es una pregunta aún sin respuesta. Pero si queremos seguir cerrando esa brecha de género en ciencia e investigación, debemos visibilizar los retos, estudiar su impacto y proponer mejoras. Al mismo tiempo, es imprescindible reconocer a las investigadoras que con su ejemplo nos demuestran en el día a día que la dualidad investigadora-madre es posible. Ese ejemplo inspira y anima a estudiantes e investigadoras jóvenes a seguir este complejo, pero gratificante camino.