
Nadie debe mentir. Un funcionario, tampoco. Mucho menos, un ministro de Estado. Y mucho menos debe hacerlo con descaro.
El ministro de Educación, nada menos, Morgan Quero, ha dicho que él no tiene sastre. Se refería al informe presentado por “Cuarto poder”, con una entrevista al señor Pedro Yomona, que se presentó como su sastre.
Patricia Yomona obtuvo órdenes de servicio en el Ministerio de Educación. Sucedió luego de que su padre conversara con el ministro. Fue a visitarlo para pedirle una oportunidad laboral para su hija.
Quero habría preguntado si la señorita tenía un título profesional. Ante la negativa, el ministro le habría dicho que, entonces, tendría que ser en un puesto técnico. Todo, según Yomona.
“Rechazo de manera categórica ese tema. No he tenido nada que ver con esas circunstancias”, ha dicho Morgan Quero.
“Le recuerdo a los amigos de la prensa –agregó– que hay inexactitud en la versión que ha dado el señor Yomona, no tengo sastre personal”.
“Eventualmente –reconoció el ministro– lo conozco y por supuesto que me ha hecho algunas prendas y sacos, pero nada más”.
“Me hace sacos, pero no es mi sastre”, nos dice en el fondo el funcionario. Y sostiene que él no contrató o hizo contratar a la señorita Yomona.
“Patricia ya ha renunciado. Lo que me han informado del área usuaria es que tiene el documento que la califica como técnica profesional”. Es decir, para Morgan Quero la señorita estuvo bien contratada; pero, además, “ya ha renunciado”.
Es evidente que el ministro quiere acabar con el problema dando cuenta del fin de la relación laboral. Que no exista ahora, sin embargo, no quiere decir que no existió.
El problema con el ministro es su facilidad para no decir la verdad. Para decir algo distinto a la verdad, es decir, para mentir.
Este mismo ministro sostiene que “la presidenta Dina Boluarte no se ha hecho ninguna cirugía estética”. Conserva sus arrugas, dijo más o menos.
El ministro de Educación miente sobre la operación en el rostro de la presidenta. Miente sobre el sastre y su hija.
Cuando los funcionarios mienten con descaro debemos preocuparnos. El descaro y la mentira revelan falta de escrúpulos. Los tres son incompatibles con el ejercicio del poder y solo llevan al abuso y a la barbarie.
No debemos admitir la mentira como forma de gobierno.

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