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Respirar no debería ser un riesgo: la otra emergencia que asfixia a Lima

Respirar no debería ser un riesgo: la otra emergencia que asfixia a Lima

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Niveles de contaminación superan hasta el doble de lo permitido y afectan especialmente a niños y adultos mayores. Asociación Automotriz del Perú pide acciones urgentes para modernizar el parque automotor.

En Lima, el invierno no solo trae bajas temperaturas. También genera condiciones que agravan un problema invisible pero extremadamente peligroso: la contaminación del aire. Durante esta temporada, un fenómeno meteorológico conocido como inversión térmica provoca que el aire frío quede atrapado cerca del suelo, impidiendo que los contaminantes se dispersen hacia la atmósfera. Como resultado, gases tóxicos y partículas microscópicas se concentran a nivel de ciudad, justo donde millones de personas respiran.

Uno de los contaminantes más dañinos es el material particulado fino PM2.5, compuesto por partículas tan pequeñas que solo pueden ser vistas con un microscopio electrónico. Estas partículas, generadas principalmente por la combustión de motores, procesos industriales, quema de madera e incendios, ingresan fácilmente al sistema respiratorio y están asociadas con el aumento de enfermedades broncopulmonares, especialmente en niños y adultos mayores.

Un reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha encendido las alarmas. En la estación de monitoreo de Santa Anita, ubicada en Lima Este, se registraron durante el mes de mayo concentraciones diarias de PM2.5 que superaron ampliamente los límites establecidos por el Estándar de Calidad Ambiental para el Aire. Mientras la ley peruana fija un máximo de 50 microgramos por metro cúbico (µg/m3), se alcanzaron picos de hasta 100.1 µg/m3 el 28 de mayo. Incluso el valor más bajo del mes, registrado el 2 de mayo, fue de 36.3 µg/m3, muy por encima de los 5 µg/m3 recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Estas cifras reflejan un aire que se ha vuelto peligrosamente insalubre.

Frente a este escenario, resulta urgente implementar medidas estructurales que reduzcan de manera sostenida los niveles de contaminación. La renovación del parque automotor debe ser una prioridad. El ingreso de vehículos eléctricos e híbridos permitiría reducir significativamente las emisiones, mientras que la masificación del uso de gas natural vehicular (GNV) ofrece una alternativa inmediata, más limpia y económica. Asimismo, se vuelve indispensable la implementación efectiva de la Norma Euro 6, que establece estándares más estrictos para las emisiones de vehículos nuevos.

No obstante, ninguna de estas medidas será suficiente si no se retiran de circulación los vehículos más antiguos y contaminantes. Por ello, es fundamental contar con un Programa de Bono del Chatarreo que funcione de forma real y eficiente, acompañado de un sistema de Inspección Técnica Vehicular moderno que garantice que los autos que circulan por nuestras calles cumplan con los requisitos mínimos para no poner en riesgo la salud pública.

La situación es clara y los datos no dejan lugar a dudas: el aire que respiramos en Lima durante el invierno se ha convertido en una amenaza silenciosa, pero letal. No actuar ahora es condenar a la población a convivir con enfermedades evitables. La modernización del transporte ya no es solo una aspiración ambiental: es una necesidad urgente para proteger la vida de millones de peruanos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alberto Morisaki es gerente de Estudios Económicos en Asociación Automotriz del Perú

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