El riesgo final, por Hugo Guerra
El riesgo final, por Hugo Guerra
Hugo Guerra

Es imposible pasar por alto el descaro de al reconocer tardíamente que sí es propietaria de las agendas en que ella misma se incrimina por la comisión de numerosos ilícitos.

Humanamente esta mujer solo merece lástima y sería importante que los especialistas determinen si padece de sociopatía (patología por la cual las personas pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como las leyes y los valores). Un diagnóstico de tal naturaleza explicaría por qué, tras ser descubierta en la patraña, ha seguido atacando a periodistas, analistas, medios, opositores y todo aquel que no esté dispuesto a blindarla.

Legalmente la estratagema de sus abogados –quienes deberían renunciar a la defensa por ética elemental– es intentar que se descalifique la prueba de las agendas por su origen (haber sido supuestamente sustraídas). Si bien el punto es debatible, hay muchos precedentes respecto a que el interés público debe primar, como ocurrió con los videos de y con los ‘petroaudios’. 

Los jueces que diriman este asunto serán analizados por un país irritado con los desplantes de esta primera dama de la mentira. Al haber pasado a la condición de investigada, es también hora que se dicte la orden de arraigo de Heredia para impedir que se fugue y evada a la justicia con el pretexto de persecución política. 

Políticamente la situación es peligrosa: va quedando indiciariamente demostrado que el nacionalismo sí tuvo el vínculo y financiamiento chavista, que hubo tráfico de influencias, lavado de activos, enriquecimiento ilícito, desbalance patrimonial, manipulación de magistrados y usurpación y abuso del poder constitucional. Todo esto alcanza a Ollanta Humala, respecto de quien la fiscalía ya ha iniciado los trámites para determinar si es posible levantarle la inmunidad presidencial por varios motivos: no podía ignorar los manejos cuestionados de su esposa, tampoco podía dejar de beneficiarse por cuentas y patrimonio de origen incierto, y aparente vinculación (sostenida por dos colaboradores eficaces) con empresarios brasileños inmersos en el . El daño toca, asimismo, tanto a los vergonzosos y últimos restos del partido Gana Perú, como a políticos oportunistas como Susana Villarán, quienes trataron de blindarla a cualquier precio. 

En este contexto, lo que correspondería es que personas con antiguas credenciales democráticas como el jefe del Gabinete, Pedro Cateriano, exijan a Humala que dé un paso al costado antes de ser vacado, y que asuma la vicepresidenta Marisol Espinoza para garantizar que el proceso electoral ya convocado discurra con garantías. Caso contrario, los últimos días del humalismo se tornarán tensos, inestables y plagados de amenazas como acciones de inteligencia en contra de opositores, periodistas y cuantos exijan transparencia y justicia en el Perú. 

Sobre esto debemos prestar especial atención a la denuncia de Juan José Garrido, director de “Perú 21”, quien acaba de publicar: “Hemos podido corroborar que, en efecto, organismos de Inteligencia de este gobierno han desplegado grupos de seguimiento con la finalidad de armar ‘expedientes’ contra periodistas de esta casa y otras involucradas en el ‘Caso Agendas Nadine’. Coludidos con periodistas cercanos a Palacio, buscarán extorsionar, neutralizar o dirigir la línea informativa con obvias intenciones”. Estamos advertidos, reaccionemos ya.