
El desenlace del encuentro reciente de los presidentes Donald Trump y Volodímir Zelenski incrementa los factores de incertidumbre en Ucrania y Europa. El comportamiento del presidente Trump y sus iniciativas aislacionistas, en supuesto beneficio de su país, no hacen sino generar más desorden, incluida una ruptura práctica de la alianza estratégica EE.UU-Europa. La posición del Gobierno Estadounidense de sacar a Ucrania de la negociación, sumada a la crisis entre los mandatarios, no hace sino fortalecer la capacidad de negociación del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Sin embargo, las críticas a Trump no pueden soslayar los graves riesgos de la actual situación en Ucrania; sobre todo, el grave peligro de la ampliación de la guerra con una presencia europea más involucrada.
¿Es posible para Ucrania negociar una salida decorosa sin la intervención de EE.UU? Muy difícil, dado que hoy Trump está más cerca de Putin y de Rusia que de Zelenski y Ucrania. Solo el acuerdo sobre la explotación de “tierras raras” y otros minerales por EE.UU podría salvar la relación y la negociación, ya de por sí muy desventajosa para Ucrania.
Otro escenario –difícil vaticinar su concreción– será posible si Europa retoma su capacidad de iniciativa y demuestra un alto compromiso con Ucrania. Precisamente en esta dirección, como informa RFI (2/3/25), el primer ministro británico, Keir Starmer, acaba de declarar, ayer domingo, que “Europa atraviesa un momento único para su seguridad”. El dirigente británico hizo ese anuncio “al inaugurar una reunión crucial sobre seguridad europea y Ucrania, en presencia de Volodímir Zelenski, […] en un plan para el cese de los combates”. El “momento único”, queda claro, está determinado por el riesgo inminente de que EE.UU abandone a Europa y que esta deba velar por su propia seguridad.
Los europeos están trabajando una propuesta de acuerdo de paz que presentarán a EE.UU después de aprobarla, y que el primer ministro británico resume en tres puntos: “armar a los ucranianos para ponerlos en una posición de fuerza; incluir un elemento europeo para garantizar la seguridad; y proporcionar un ‘respaldo estadounidense’, para evitar que Putin incumpla sus promesas”.
Queda claro que el plan europeo intenta autoprotegerse y proteger mejor a Ucrania, aunque es menos “expeditivo” que el de Trump, requiere un mayor tiempo para su ejecución y debe superar desafíos como la preservación de su unidad, el apoyo de cada opinión pública interna, el acuerdo con Donald Trump, y el riesgo de que la guerra se amplíe.

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