Santiago Pedraglio

Más de 50 jefes de Estado y de gobierno de se reunieron la semana pasada en Beijing en la macrocumbre de cooperación entre y África, a la que asistió también el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. El discurso central estuvo a cargo del presidente chino,

Es conocida la estrecha relación de China con el continente africano. La potencia asiática es su principal socio, en especial en tres ámbitos capitales: el comercio, las inversiones y el financiamiento. Hoy, razones más inmediatas y urgentes aceleran el acercamiento; en particular, las crecientes barreras comerciales aplicadas contra China por Estados Unidos y la Unión Europea.

Como es lógico, África tiene su propia agenda frente a China. En breve: demanda un mayor acceso al mercado chino, transferencia tecnológica –una solicitud creciente de muchos países en desarrollo–, el urgente incremento de acceso a la electricidad y un manejo más flexible de su endeudamiento.

En su intervención, el presidente Xi Jinping puso énfasis en convertir las conexiones entre su país y los países de África que tienen relaciones diplomáticas con China en una relación estratégica. Podría ser solo una frase de impacto, pero el objetivo parece ir en serio, si se toman en consideración sus ofrecimientos, que resumió en diez grandes acciones de asociación para la modernización, comenzando por “el aprendizaje mutuo entre civilizaciones”.

Estas acciones incluyen aspectos como prosperidad comercial (arancel cero), cooperación en cadenas industriales, conectividad de la infraestructura, agricultura con innovación científica para promover la retención del valor agregado, salud y “asistencia militar no reembolsable”. El apoyo financiero prometido es de cerca de US$50 mil millones.

El Gobierno Chino está calificando como relación estratégica una de naturaleza múltiple y de largo plazo, y no solo comercial. El discurso del presidente chino menciona la consolidación de la confianza entre los interlocutores y la constitución, en un mediano plazo, de formas de agrupamiento político y económico más estables.

Esta idea fuerza de la modernización “justa y equitativa” de los países en desarrollo tiene, en el discurso chino, un significativo subtítulo: “sin los costos de la promovida por Occidente”. Ante el avance de la inversión china en el Perú –y en la región–, habría que tomarles la palabra y afianzar una agenda nacional propia, en un mundo que ya sabemos crecientemente multipolar. Puntos centrales son, sin duda, la transferencia tecnológica y el respeto al medio ambiente.

Santiago Pedraglio es Sociólogo