Debe ser motivo de celebración la decisión tomada por el partido fujimorista de apostar por el turismo interno como puntal contra la desaceleración económica del país. Predicando con el ejemplo, los congresistas naranjas están ejecutando una estrategia directa de promoción turística, visitando personalmente las fértiles tierras y cumbres nevadas, así como los ríos, quebradas, que son nuestro Perú.
Lamentablemente, un sector de la prensa –amargada porque seguro no sale de vacaciones hace meses– no ha entendido esta gesta viajera a favor de la economía nacional. Así, se está cuestionando que los parlamentarios fujimoristas realicen labores partidarias en viajes que vienen siendo pagados con dinero del Congreso.
Ante esta muestra de fariseísmo mediático, nosotros nos preguntamos: ¿Quién no ha aprovechado un viajecito de trabajo para realizar otras actividades extralaborales? Quien no lo haya hecho, que tire la primera factura que no sea “por consumo”.
Es cierto que aquí hay fondos públicos involucrados, que el Código Penal es claro al tipificar el delito y todos esos otros detalles enojosos que la prensa insiste en recordarnos. Pero aquí estamos perdiendo de vista lo realmente importante: En las fotos de los mítines fujimoristas a los que asistieron los congresistas con dinero público, y que los periódicos no han dejado de reproducir toda esta semana, ¿vieron lo lindo que se veían los diversos parajes de nuestro país? Objetivo cumplido, señora Keiko.