Esta locución verbal de nuestro lenguaje político tiene el sentido –tal vez algo hipócrita– de ‘dejar una alta posición con el íntimo propósito de hacer lo necesario para retomarla’. Esta frase ligeramente cursi, antes muy usada, todavía se oye en boca de algunos políticos y legisladores. El sustantivo llano, muy vivo en otros países de la América hispana (recuérdese El llano en llamas de Rulfo), no es corriente en el Perú, donde se prefiere su derivado llanura.