Santiago Pedraglio

está viviendo múltiples conflictos. En varios países de la (UE) –como Holanda, Bélgica, Rumania, Polonia, Grecia y Portugal incluidas las economías más poderosas, Alemania y Francia–, la tensión más reciente ha sido generada por grandes movilizaciones de agricultores. Tractores en lento movimiento por las carreteras o bloqueándolas simbolizan el reclamo de miles que exigen mejores precios para sus productos, la preservación de subsidios al diésel, la no reducción del uso de pesticidas, la simplificación de trámites estatales y, en general, todo aquello que consideran una competencia injusta proveniente del exterior. Además, muchos consideran abusivas las políticas acordadas por la Unión Europea para promover la lucha contra el cambio climático

Los agricultores no son los únicos movilizados. En Alemania, sectores democráticos de la sociedad –se excluyó el apoyo explícito de los partidos– marcharon contra la extrema derecha el pasado 3 de febrero. La mayor concentración tuvo lugar en Berlín, donde se reunieron más 150.000 personas con el lema principal “Somos el cordón sanitario”, en alusión a su defensa simbólica de la sede del Parlamento alemán frente al intento de la extrema derecha de hegemonizar las protestas. Asimismo, se manifestaron en contra de su propuesta de expulsión masiva de migrantes y su resistencia a las medidas de protección frente a los efectos del cambio climático.

Las protestas de los agricultores alemanes se producen en un año de elecciones regionales decisivas. En Alemania se renuevan los parlamentos de los estados de Brandeburgo, Turingia y Sajonia; allí, la extrema derecha espera seguir creciendo, como ya ocurrió con la Alternativa por Alemania en las estatales del 2023. No obstante, la pugna electoral del continente tiene como punto cúlmine el 9 de junio, día de la renovación del Parlamento Europeo: 705 diputados elegidos en votación universal por los ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea.

No es gratuito que en Francia el gobierno del centrista Emmanuel Macron haya hecho significativas concesiones a los agricultores que, en su país, cuentan con un importante apoyo de la población. Al mandatario le preocupa que la extrema derecha francesa, representada por la Reagrupamiento Nacional, de Marine Le Pen, obtenga buenos resultados en las elecciones europeas y se perfile como principal alternativa de gobierno.

Presionada igualmente por las movilizaciones y la coyuntura electoral, la alemana Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea –órgano ejecutivo de la Unión Europea–, anunció concesiones como relajar el acuerdo de reducción del uso permitido de pesticidas. “La presidenta se ha sumado así a líderes europeos que […] entonan un mea culpa y aseguran que no escucharon a un sector pequeño –un 2% de la población, que genera un 1,4% del PIB de la Unión Europea–, pero muy influyente y que está marcando la agenda”, resume la periodista María Sahuquillo en su columna del diario “El País” (6/2/2024).

De la modificación o no del actual consenso mayoritario en la UE dependerán los resultados de la elección, en junio, del Parlamento Europeo, y la consiguiente resolución no solo de su política agraria, sino también de su política de protección ambiental, del manejo de la migración y de las políticas comerciales –hay una fuerte oposición a firmar el Tratado de Libre Comercio con el Mercosur–. Todo esto sin olvidar la continuidad o no del apoyo de la Unión Europea a Ucrania y a Israel, y la incertidumbre frente a su principal aliado, los Estados Unidos. ¿Dicho país será presidido, a partir de enero del próximo año, por Joe Biden o por Donald Trump?

Santiago Pedraglio es sociólogo

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