"La obra de un novelista no tiene por qué reemplazar a los lectores, dándoles soluciones fáciles, liberándolos de la tarea de reflexionar y decidir por su propia cuenta qué es lo que harían enfrentados a aquellos dilemas". (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
"La obra de un novelista no tiene por qué reemplazar a los lectores, dándoles soluciones fáciles, liberándolos de la tarea de reflexionar y decidir por su propia cuenta qué es lo que harían enfrentados a aquellos dilemas". (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
Mario Vargas Llosa

La novela del colombiano Juan Gabriel Vásquez, “Volver la vista atrás”, que acaba de recibir un importante premio literario en México, tendrá muchos lectores. Es una de las grandes novelas que se han escrito en nuestra lengua y su autor nos dice que, a diferencia de otras, todo lo que en ella ocurre sucedió en la vida real, lo que le dio mucho trabajo a la hora de escribirla. Yo creo que no más ni menos que a las ficciones inventadas, porque tomar las historias “reales”, como hacen muchas novelas, no aumenta ni disminuye el esfuerzo de escribirlas. Lo difícil es la manera de contarlas para que parezcan ficticias, que es lo que piden los lectores siempre a las novelas, y él la ha encontrado, relatando sus episodios en crónicas muy próximas, que dan la impresión de confesiones y secretos confiados a los lectores, como si divulgaran la intimidad de una vivencia familiar preservada que, de pronto, gracias a esa magia que son las buenas novelas, se divulgara a todo el mundo.