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Invertir en desarrollo y financiar la esperanza
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“La Agenda 2030 está en riesgo”. Con esta advertencia, António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dio inicio a la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4) en la ciudad de Sevilla.
Entre crisis climáticas, desigualdades crecientes, conflictos bélicos y presupuestos cada vez más ajustados, nos encontramos ante una encrucijada: o se reformula la arquitectura financiera internacional o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) seguirán siendo una meta muy lejana.
Según datos de Naciones Unidas, 3.300 millones de personas viven en países que gastan más en financiar su deuda externa que en derechos como salud o educación, lo que impide inversiones básicas y perpetúa ciclos de pobreza y desigualdad. Para alcanzar los 17 ODS, se necesitan más de cuatro billones de dólares adicionales al año. Sin esta inversión sostenida, más de 600 millones de personas podrían seguir en la pobreza extrema para el año 2030.
La FFD4 marcó un hito clave en la reconfiguración de la arquitectura financiera mundial. Más de 50 líderes, organismos internacionales, empresas, academia, sociedad civil y delegados jóvenes coincidieron en una certeza: “El futuro exige decisiones valientes hoy, como un acto de justicia intergeneracional”.
El corazón de la conferencia fue la adopción del Compromiso de Sevilla, el cual fijó tres prioridades: primero, movilizar más recursos triplicando la capacidad de préstamo de los bancos multilaterales; segundo, reformar el sistema de deuda con mecanismos automáticos que suspendan pagos en crisis y ampliar los canjes de deuda por desarrollo; y tercero, promover la justicia fiscal global, lograr ingresos tributarios de al menos 15% del PBI y reforzar la cooperación internacional contra la evasión fiscal.
El Compromiso de Sevilla es una ventana para reorientar recursos hacia un futuro justo, verde e inclusivo, pero su legado dependerá de la voluntad de los países de convertir promesas en políticas públicas efectivas.
El Compromiso de Sevilla desafía a gobiernos, sector privado y sociedad civil a transformar sistemas financieros, fiscales y económicos para que nadie se quede atrás. “Invertir en desarrollo es asegurar estabilidad, fortalecer seguridad y tejer esperanza para todos”.

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