Por más de veinte años circularon de mano en mano billetes de 10 soles con el retrato del héroe nacional José Abelardo Quiñones. En el reverso, aparecía una avión volando de cabeza, por lo que muchos pensaron que se trataba de un error. Todo lo contrario. El capitán y patrono de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) realizó esta acrobacia en el día de su graduación, haciendo gala de su destreza para el vuelo.
En 1991, se creó el Nuevo Sol. En el marco de los 50 años de conmemoración de la inmolación de Quiñones, el héroe nacional fue escogido por el Banco Central de Reserva para aparecer en el billete de 10 soles, el billete de mayor circulación.
Con 24 años, Quiñones se graduó en 1938 como piloto de caza del Cuerpo Aeronáutico del Perú (CAP) tras obtener el primer puesto de su promoción en la categoría de vuelos durante todo el proceso de instrucción como alférez. Su destreza lo hizo merecedor del premio ‘Ala de oro’.
“Quiñones llegó a volar 12 sistemas diferentes de aviones. En promedio, acumuló un total de 307 horas con 34 minutos de vuelo. Su nota final fue de 16.14. Esto fue suficiente para que sea el primero de su promoción en vuelos”, detalla el comandante José Barrera, jefe del Archivo general de la FAP.
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La ceremonia de graduación y promoción del héroe nacional se realizó el 21 de enero de 1939 en el aeródromo de Las Palmas al mediodía. El presidente Óscar Benavides asistió al acto de gala, en el que Quiñones fue premiado con el ‘Ala de oro’. Después de la ceremonia estaba programado un show aéreo en el que participaría como primer puesto de la categoría de vuelos. Nadie imaginaba la acrobacia que observarían minutos después.
“El vuelo de alta acrobacia solo fue asignado a Quiñones. Lo realizó en un avión Caproni 113 de origen italiano. La Escuela Central de Aeronáutica solo tenía un ejemplar de este modelo, que era netamente acrobático. Él había ensayado cinco maniobras, como loopings y chandelles a baja altura, y dos vuelos invertidos, pero no a baja altura”, relata Barrera.
Imagen inédita hasta hoy del Caproni 113, avión en el que Quiñones hizo la asombrosa acrobacia del vuelo invertido. (Foto: Archivo General de la FAP)
Familiares de miembros de la FAP posan en el Caproni 113 (Foto: Archivo general de la FAP).
Sin embargo, el público reunido aquel sábado vio un acto prodigioso que no estaba contemplado: Quiñones realizó un vuelo invertido a casi un metro de la pista de aterrizaje. El público quedó boquiabierto. Esta acrobacia arriesgada no estaba avalada por la Escuela de Aeronáutica del CAP. Sin embargo, los reclamos de algunos oficiales se disiparon cuando el presidente Benavides celebró con júbilo la hazaña; a él se unieron en aplausos todos los espectadores.
Esta acrobacia no se ha repetido en una ceremonia de graduación de la FAP, según el comandante Barrera. Tampoco se tiene registro de una maniobra similar en otro país.
Video del vuelo invertido de Quiñones a baja altura:
“Para Quiñones no fue difícil realizar el vuelo a baja altura, porque era un piloto excepcionalmente hábil. Inclusive, los aviadores extranjeros presentes en la graduación reconocieron que era una maniobra increíble y muy difícil de controlar”, sostiene.
Quiñones firmó una foto de su hazaña para Enrique Bernales Bedoya, su instructor en la Escuela de Aeronáutica. (Foto: FAP)
Dedicatoria a Salvador, su hermano, y su familia.
Inmolación y ascenso a héroe nacional
En el marco de la guerra entre Perú y Ecuador de 1941, a las ocho de la mañana del 23 de julio de 1941 Quiñones y cinco compañeros del CAP subieron a sus aviones NA-50, fabricados en Estados Unidos, en la base área de Tumbes. A él le correspondía el avión número 3.
El objetivo de la misión era neutralizar los fuertes de Rancho Chico y Quebrada Seca en Zarumilla, Ecuador, donde las baterías antiaéreas detenían el paso de la infantería nacional. Si se conseguía tomar Quebrada Seca, la posición peruana se vería cada vez más cerca a una victoria definitiva.
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Cuando Quiñones sobrevoló la zona, su avión fue impactado por una ráfaga de metralleta. El capitán de la FAP pudo utilizar su paracaídas para escapar, una tarea para la que estaba plenamente capacitado, y salvar su vida. Pero decidió concretar su misión. Sorprendidos, sus compañeros lo observaron dirigir su nave humeante directo hacia la posición enemiga. El NA-50 estrelló sobre las baterías enemigas, destrozándolas por completo.
Falleció a las 8:15 a.m. Sus compañeros retornaron a la base de Tumbes a presentar el informe de lo sucedido. Quiñones había sido consagrado como un héroe nacional.