Desde que Landers Rodríguez Cauper era pequeño le llamaba mucho la atención los cantos en lengua shipibo-konibo que escuchaba desde su casa a la medianoche. Sentía que esas melodías en su lengua originaria, despertaban una conexión con su espíritu y dibujaban en su mente imágenes del arte kené, que representa la cosmovisión de su pueblo. Ahora, a sus 27 años, se ha convertido en un difusor de los íkaros tanto en actividades sociales como en las aulas de primaria en las que enseña a revalorar su cultura a través de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB).
“Fue una bendición estudiar EIB, fue crucial para mí porque yo mismo me investigué. Resalté la importancia, la vitalidad de nuestra riqueza cultural. En ese momento me preguntaba: ¿Cómo contribuyo yo siendo shipibo? Si fuera el último shipibo, ¿qué haría?, ¿qué haría si mi lengua se extinguiera?’” mencionó el joven natural de Ucayali.
El pueblo Shipibo Konibo Xetebo es uno de los más numerosos de la Amazonía peruana: cuenta con una población estimada de 32 964 habitantes. Sus comunidades se encuentran tradicionalmente en las costas del río Ucayali y sus afluentes, así como en Madre de Dios, Loreto, Huánuco y en los últimos años, en Lima. Los íkaros también son utilizados en la medicina tradicional amazónica peruana y fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación en el 2008, al representar un elemento transversal de esta cultura con la naturaleza.
En el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, celebrado cada 21 de febrero, Landers resalta a la política nacional de Educación Intercultural Bilingüe, a cargo del Ministerio de Educación, como un factor importante para la revalorización de las lenguas originarias. Con el apoyo de Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del mismo sector, estudió la carrera de Educación Intercultural Bilingüe y ahora promueve la enseñanza de su cultura desde los primeros años del colegio.
“Vamos articulando nuevos conocimientos y así seguimos creciendo. Es ahí donde hablamos de la interculturalidad. Estoy aquí para llevar estos conocimientos culturales al mundo. Me siento feliz de hacerlo y tener una identidad cultural firme”, comentó.
Identidad firme
La niñez de Landers estuvo marcada por la cultura shipiba en la Comunidad Juventud San Rafael, del distrito de Masisea. Jugaba con sus amigos a ser curanderos y cantaban íkaros. Sus padres, Victoria Cauper Sampayo y Leonidas Rodríguez Pereyra, le inculcaron el profundo respeto por su cultura y le enseñaron, a él y a sus cuatro hermanas, sus tradiciones: bordados, artesanía, etc. Cuando ingresó a secundaria, se mudaron a la comunidad céntrica del distrito para que tengan un mejor aprendizaje.
Ambos resaltan que, desde pequeño, Landers era obediente, responsable y aplicado en los estudios. Cuando acabó la secundaria, viajó a Lima para apoyar a su abuela en la comunidad Cantagallo, ubicada en el distrito del Rímac, hasta que dos universidades llegaron a informar sobre las carreras que ofrecían, y sobre Beca 18. “En ese momento dije que era mi oportunidad. Me preparé, reuní los documentos y postulé. Cuando me enteré de que había ganado la beca me embargaba la felicidad de saber que estaba cumpliendo mis sueños. He pasado por tantas cosas, pero jamás me rendí”, expresó.
Al estudiar la carrera de Educación Intercultural Bilingüe Landers aprendió mucho más de su propia cultura Shipibo Konibo Xetebo, y de otros grupos étnicos del Perú. Ya en la universidad entendió la importancia de revalorar las culturas originarias y se mantenga viva la pluriculturalidad nacional.
Interculturalidad en las aulas
Landers terminó la carrera en el 2019 y, desde el 2020, se ha dedicado a enseñar dentro y fuera de las aulas, a revalorizar su cultura shipiba articulando las tradiciones milenarias con conocimientos modernos para lograr un desarrollo de la comunidad sostenible en el tiempo. “La EIB va más allá a hablar de la educación, porque es rescatar, hablar el idioma, conocer la cultura, intercambiar con otras culturas, dialogar, resaltar e investigar, y sobre eso, dar soluciones a algo”, destacó.
En el 2023 enseñó en la Institución Educativa 64238- B, de Nuevo Ceilán, comunidad nativa de Masisea en la que también vivió un tiempo. Tras implementar algunas estrategias educativas, logró que el 96 % de sus estudiantes lean y escriban correctamente la lengua shipiba. Este resultado generó que los padres de familia solicitaran que Landers continúe, objetivo que se cumplió para este año.
El joven ya acabó una maestría en EIB con mención en Gestión e Innovación y se prepara para próximamente estudiar un doctorado. Asimismo, también participa activamente la Red Nacional de Juventudes del Perú, para que a través de las políticas públicas apoye con sus conocimientos a la población. Además, ha sido seleccionado para representar al Perú en el Festival Mundial de la Juventud 2024 que se realizará en la ciudad de Sochi, Rusia.
“Ser maestro es ser un héroe, porque pasamos de todo para llegar a lugares más lejanos. Estamos llegando para formar a un ser humano y valorar nuestra identidad. También busco conocer lugares y llevar la voz del joven indígena. Hay mucho por hacer. Estoy trabajando en diferentes espacios, y si hay algo en lo que pueda aportar, estoy dispuesto a contribuir”, agregó.
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