El matrimonio de Pedro Castillo con Vladimir Cerrón con el que empezó el gobierno, está en crisis terminal, como muchas otras cosas relacionadas al presidente. Vladimir ni siquiera puede dejar Huancayo para ver a Pedro cuando le provoque. Es un sentenciado sujeto a reglas de conducta. En diciembre, la fiscalía pido que un juzgado lo sancionara, precisamente, por haberlo visitado. El 7 y 8 de enero volvió a hacerlo junto a un grupo de su bancada, asumimos que con el debido permiso.
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De todos modos, para los momentos críticos de un matrimonio, están el teléfono y los emisarios. Al hermano Waldemar, a Guido Bellido que fue su hombre en Palacio, a Jaime Quito y a Kelly Portalatino; Pedro los recibió en la noche del lunes, tras la renuncia de Mirtha Vásquez. Ahí fue que Waldemar Cerrón creyó que le habían ofrecido formalmente la PCM. La algarabía por el llamado de la patria lo embargó a tal punto, que decidió que no era necesario esperar jurar ante Dios para comunicarlo al pueblo. Twiteó que aceptaba gustoso el encargo. A los pocos minutos, reparó en que podía estar confundido, y usó otra cuenta de Twitter para decir que el primer mensaje era falso. Pero pudimos comprobar que las dos cuentas son tan suyas como su embarazo. Es lo más cerca que el cerronismo estuvo del poder desde que salió Bellido de la PCM. En el episodio Valer, poco han tenido que ver.
Mira: Waldemar Cerrón creyó que Castillo le ofreció ser primer ministro. Luego, dijo que el twit no era suyo.
Valga el dislate de Waldemar para reparar en un insólito rasgo de Pedro Castillo que ha provocado en muchos, despistes y asombros: el presidente promete cargos y obras con suma ligereza y mayor despropósito. Me contaron que en diciembre le dijo a Róger Nájar que quería que reemplazase a Mirtha Vásquez y este, que lo conoce muy bien y prefiere el perfil bajo, no le dio demasiada importancia a la oferta y la rechazó. Castillo le replicó que entonces se lo pediría a Ricardo Márquez, actual presidente de la Sociedad Nacional de Industrias y vicepresidente de Fujimori en el 2000. Pues vaya que lo hizo, porque Márquez salió a negar, azorado, que se lo hubiera planteado directamente.
Las anécdotas, sirven, al menos, para confirmar que Pedro quería desde hace algunas semanas terminar su affaire con el sector que, despectivamente, Vladimir y Guido llaman ‘caviar’. Mirtha Vásquez era, para ellos, la encarnación ‘caviar’ en Palacio, mientras los ministros de Verónika Mendoza o Nuevo Perú (Pedro Francke, Anahí Durand y, por extensión, Avelino Guillén y Gisela Ortiz) lo eran en el gabinete. Mirtha ya los tenía podridos con su exigencia de transparencia, de moralidad y de respeto a los derechos humanos. Ella fue una de las que más le insistió en dar entrevistas, y miren el resultado.
Por supuesto, Pedro no estaba solo en sus cavilaciones. Aquí entró a tallar el entorno del que ya les he hablado varias veces (“Asesórenme, compadres”, 1/2/22), encabezado por el asesor Biberto Castillo, secundado por el subsecretario Beder Camacho, y apoyado por el jefe del gabinete técnico Wilson Pretel y el chotano jefe de la Dini, José Luis Fernández Latorre, entre otros. Y añadamos a un ministro, Roberto Sánchez, del Mincetur, a quien mis fuentes han visto reunirse con los ‘bibertos’ en más de una ocasión.
El domingo pasado, Biberto, Camacho y Fernández, además de Sánchez, estuvieron en febril agitación, presumiblemente ayudando a Pedro a armar la lista con la que ya pensaba reemplazar a parte del gabinete Vásquez apenas se deshiciera de ella en un encuentro que tenía previsto el lunes en la mañana. Allí, le dijo que pensaba poner en el lugar del renunciante Avelino Guillén a Alfonso Chávarry Estrada, un coronel de la PNP, de quien ella tenía malas referencias. Mirtha decidió renunciar, cosa que hizo unas horas después.
Sánchez y ‘los bibertos’
Carlos Jaico, el ex secretario general de Castillo, tenía su guerra paralela a la de Mirtha Vásquez. Toda la semana había visto, filtradas a los medios, denuncias que él no dudaba de que provenían de los ‘Bibertos’. La puñalada final vino envuelta en la entrevista que dio Castillo al diario La Noticia, donde dijo que Jaico podría correr la misma suerte que Bruno Pacheco. Ante ese despido anunciado, Jaico tuvo el gesto de despedir a Biberto. Quería morir matando. De poco sirvió. Biberto sigue despachando y, según todas las fuentes e indicios, llevó la voz cantante en el armado de la lista.
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Por ejemplo, Óscar Graham, un economista del MEF pre Francke, de hecho, era un conocido de Biberto. Por su parte, Sánchez, en su cartera de comercio, se ha estado relacionando con emprearios y técnicos, y pudo aportar nombres al casting. Fuentes de El Comercio nos dicen que fue Sánchez quien llamó a Graham y a César Landa, el actual canciller. Si él era la principal carta para el premierato, le correspondía hacerlo. Pero no fue el elegido.
No he podido determinar quién fue el elegido inicial, pero doy estos antecedentes e indicios, gracias a fuentes ligadas tanto a la PCM como a la presidencia: semanas atrás, en la PCM y parte del gabinete había la percepción de que el ministro de Salud, Hernando Cevallos, había sido tentado con la posibilidad de reemplazar a Vásquez. Su propuesta de colocar el tema de la asamblea constituyente en una reunión de ministros que se llevó a cabo para coordinar el discurso de investidura de Mirtha Vásquez, llamó la atención de algunos de sus colegas. Llegaron a pensar que Hernando se proyectaba a suceder a Mirtha.
El tema no se incluyó en la investidura, pues Mirtha no era suicida, pero la inquietud quedó flotando hasta que, unas semanas después, en un consejo de ministros, la premier pidió discutir otro tema igualmente suicida y que ella quería zanjar y olvidar: la presentación de una cuestión de confianza sobre la política de participación ciudadana a través de referéndums. Como saben, la Ley 26300 le pone explícita cortapisa a las modificaciones de la Constitución, obligando a que pasen por el Congreso, bloqueando así la posibilidad hacer ajustes constitucionales para poder convocar a una asamblea constituyente.
Pedro Castillo entraba y salía a la reunión del consejo y la premier quería que el tema se discutiera de una vez por todas delante de él. En una de esas, salió y no volvió a regresar. Hubo una pequeña discusión casi informal, pues no se llegó a votar ni se volvió a tocar el tema. En ese corto intercambio, según mis fuentes, Cevallos y Roberto Sánchez estuvieron a favor de llevar el asunto a mayores. Por eso, ambos, en la percepción de la PCM y de otros ministros, quedaron con el aura de posibles sucesores de Mirtha. Además, no son funcionales a Nuevo Perú (Sánchez es un aliado inamistoso de ellos, que se limitó a prestarles la plataforma electoral de Juntos Por el Perú; y Cevallos fue congresista del Frente Amplio invitado por Marco Arana) ni son ultras y se llevan bien tanto con Castillo como con el cerronismo.
¿Por qué no asumió alguno de los dos y eligieron a Valer? Cevallos está hermético, pero fuentes indirectas me cuentan que sí fue tentado y que, entre temeroso de salir del Minsa y precavido, puso algunas condiciones que no cayeron bien a Castillo. Roberto Sánchez estuvo el domingo pasado, como ya les conté, en Palacio. Lo vieron en la oficina de Beder Camacho, junto al jefe de la Dini. Luego, el grupo ingresó al despacho del presidente. Todo indica que este era el candidato favorito de Castillo y los ‘Bibertos’, pues Cevallos se hacía de rogar. Es más, el martes algunos medios daban por hecho, según sus fuentes ligadas al gobierno, que Sánchez sería el premier y hasta lo publicaron.
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Oh, sorpresa, el elegido fue Valer. Le he escrito a Sánchez para preguntarle porque él pudo ser y no fue, y cómo lo volvieron a tentar para reemplazar a Valer, pero no responde. Guillermo Bermejo tampoco me responde, para confirmar la hipótesis de que él, cuya amistad es una de las mayores debilidades de Castillo, intercedió por Valer, su jale en la bancada de Perú Democrático. Valer era el hombre que no pondría condiciones al plan de desmontaje del aparato que investiga delitos de terrorismo y de corrupción de funcionarios que Guillén ya había denunciado y que Chávarry, aparentemente, está fichado para profundizar. El episodio de Luis Barranzuela, también recomendado por Bermejo, se ha repetido y aumentado, pues ahora ha incluido a un premier funcional. Pedro Castillo volvió a probar la misma droga.
Entrevistado por RPP, Valer dijo que visitó a Castillo el día “9 o 10″ de enero y desde entonces “conversaron”. En el registro de visitas de esos días y de las fechas próximas, no figura Valer. Según todas mis fuentes, ese argumento de que hubo cambios pensados durante semanas, es una falsedad más del primer ministro. Su designación fue tan improvisada como la de Bellido al comienzo del gobierno.
Los ‘Bibertos’ estuvieron desde el miércoles pensando en reparar el desmadre. La reacción contra el Gabinete Valer fue tan unánime que no les quedaba otra. La llamada a Hernando de Soto a conversar con Castillo habría tenido esa intención, aunque este no dio pie para que la propuesta se formule. Tampoco la hubiera aceptado, como dijo al ser encarado por la prensa.
Qué dices, Vladimir
Si la lista fue mostrada a Vladimir Cerrón, fue, prácticamente, como una selección consumada; para que PL ponga su cuota de un par de ministerios, los de Ambiente y Energía y Minas. El golpe a Nuevo Perú le habrá dado en la yema del gusto. El cambio del canciller Maúrtua, también. Este desafió los principios elementales de la política exterior chavista que preconiza Cerrón, así que su partida es motivo de festejo en PL. Pero el rol que desempeñará el reemplazante César Landa es una incógnita. Presumimos que Castillo ha cedido al consejo que han recibido otros presidentes antes que él: elegir cancilleres políticos porque los diplomáticos son más leales a su cuerpo que a su líder. Landa ya debutó acompañando a Castillo a su encuentro carnavalesco con Jair Bolsonaro. ¿Cómo acabó el jurista en el desfile? Según me cuentan, el exjefe de gabinete técnico Auner Vásquez le hacía consultas constitucionales y así se ligó a Castillo. El 12 de enero visitó a Pretel, el sucesor de Vásquez, así que está demostrado que ya tenía un vínculo con el entorno castillista.
El cerronismo apenas conservó el ministerio de Ambiente e hicieron una mala elección: Wilber Supo Quisocala, el maestro con la escueta hoja de vida reducida a estudios de geografía. No hemos podido precisar si la nueva ministra de Energía y Minas, Alessandra Herrera Jara, fue una sugerencia de ellos, para reemplazar a Eduardo Gónzalez Toro, que fue una colocación de PL. El cerronismo tuvo poco que decir en la formación del gabinete, ahora tiene bastante de que quejarse, incluyendo la preeminencia que han dado a la bancada que urdió Bermejo, Perú Democrático, que sumó dos ministros, Betssy Chávez y Valer. Para remate, la influencia de Bermejo suele ser tomada, por la opinión pública, como obra del cerronismo. Esta ironía saca tanta roncha a Cerrón que ha calificado al gabinete de “óbito fetal” (un feto muerto).
Aún falta investigar los detalles detrás de otras designaciones. Alejandro Salas, el ministro de Cultura sin antecedentes en la gestión cultural, fue candidato por Lima a Somos Perú, pero —así es la política— el Partido y la bancada y negarán que conversaron sobre su fichaje. No conocemos los vínculos del Contralmirante (R) José Luis Gavidia para ser elegido ministro de Defensa, pero sí tenemos presente una razón que habrá pesado para sacar a Juan Carrasco, que estaba convaleciente de cuidados intensivos tras el COVID, y reuniendo fuerzas para ir a la ceremonia. Pedro Castillo no olvida que cuando la prensa encaró a Carrasco por haber ido a Sarratea, este declaró que había ido a conversar con el presidente. En un consejo de ministros, Castillo lo encaró y le preguntó porqué había dicho algo que no era cierto. La confianza entre ambos se resquebrajó en aquella ocasión.
No solo Carrasco se enteró a última hora. Uno de los ministros renunciados me contó que en el grupo de chat que mantienen los ministros con el presidente, este les contó que había nuevo premier de una forma tal que parecía que los despedía a todos. El grupo entero quedó en babias. Varios tuvieron que indagar o adivinar si seguirían o no y, de los que quedaron, algunos se dieron con la infausta sorpresa de que su presidente del consejo sería Valer.
Izquierda y derecha anunciaron marchas y plantones. Varias bancadas amenazaron con no dar la investidura, pero con la convicción de que no tendrían que gastar la bala de plata en lo que desploma solo. Burlándose de eso, Valer pidió al Congreso, agendar la investidura para el sábado mismo. Roberto Sánchez tuiteó pidiendo a Valer que renuncie, como antesala para otro episodio terminal con su protagonismo. Castillo anunció ayer que recompondrá el gabinete, pero no soltó prenda ni nombres. Mañana continúa otro episodio terminal.
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