El atentado en la ciudad de Trujillo, donde el último lunes la sede de la fiscalía fue dinamitada, ha dejado en una situación delicada al ministro del Interior, Juan José Santiváñez. A las críticas de un sector del Congreso, se suman las del empresariado, que advirtió que el crimen organizado “ha alcanzado niveles extremos y que urge que el gobierno lo enfrente con firmeza”.

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