Los gestos y la política, la columna de David Rivera
Los gestos y la política, la columna de David Rivera
David Rivera

Si la visita a La Habana del presidente de Estados Unidos, , constituía en sí misma un hecho histórico, las imágenes del homenaje al héroe de la independencia José Martí en la Plaza de la Revolución, con los relieves de Ernesto ‘Che’ Guevara y Camilo Cienfuegos de fondo, le dieron a la cita una connotación particular.

El gesto de Obama tras más de cinco décadas de tensiones políticas y un embargo que las alimentó y que tras la caída de la Unión Soviética mantuvo a los cubanos en el límite de la sobrevivencia, no solo marca un antes y un después en las relaciones entre ambas naciones, sino también una forma de encarnar y entender la política, no como un acto reactivo e impulsivo frente a aquello que nos parece bien o mal, sino como una acción con la capacidad de transformar y de valerse de los gestos para conseguirlo. Una lección de suma relevancia para un país como el Perú, convulsionado a veces por temas de menor relevancia, y muchas otras por paradigmas, falta de respeto por la opinión del otro y la ausencia de un espíritu crítico con capacidad para replantearse las propias ideas.

La imagen de Obama y Kerry en la Plaza de la Revolución me trajo a la memoria una que se me quedó grabada cuando visité Shanghái el año 2005. Una foto de Mao Tse Tung en la plaza Tiananmen en medio de la revolución capitalista, “paradójicamente” impulsada por el Partido Comunista. Una amiga de ascendencia china que llevaba dos años viviendo en Beijing me lo explicó así: “en Occidente entendemos todo en términos de rupturas, de bien o mal. Los orientales entienden la historia como una continuidad, donde el presente resulta una consecuencia natural de lo vivido previamente”.

Por supuesto que la imagen de Mao en la plaza Tiananmen es también un gesto. Sustentado en una cultura con su particular forma de comprender la vida, pero gesto político al fin y al cabo.

Ambas imágenes, o gestos, deberían hacernos reflexionar sobre el Perú que se nos viene. Sin la anestesia del flujo de capitales chinos, serán años política y socialmente turbulentos, que requerirán de líderes con la capacidad y la inteligencia emocional de Obama. ¿Tenemos alguno así a la vista?

Con suerte, tal vez haya uno en formación. Pero dependerá primero de nosotros los ciudadanos tomar conciencia de aquello que realmente necesitamos. Más aun, dependerá de aquellos que tenemos la posibilidad de expresar nuestra opinión, asumir una responsabilidad frente a aquello que consideramos necesario para transformar nuestra sociedad. Salir de nuestra zona de confort, intentar aproximarnos con honestidad a la realidad y comprender que los cambios (las reformas), por más profundos que sean, no tienen que implicar necesariamente rupturas, sino tal vez todo lo contrario. 

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