La Nueva Carretera Central que unirá Lima y Huancayo es una de las promesas que anhelan millones de personas que viajan al centro del país. Es por ello que muchos se preguntan cuándo se terminaría esta importante obra. En esta nota te contaremos qué se sabe sobre este importante tema de interés para quienes usualmente viajan a estas dos regiones del Perú, entre otra información que debes conocer al respecto.
CUÁNDO SE TERMINARÍA LA NUEVA CARRETERA CENTRAL QUE UNIRÁ LIMA Y HUANCAYO
Lo que se sabe hasta el momento es que esta nueva carretera fue anunciada en febrero de 2020, por el MTC, que confirmó la construcción de la Nueva Autopista Central, una vía de 4 carriles, 2 por sentido, que incluye la intervención total de 136 km y la construcción de túneles, viaductos, etc.
Para entrar a la autopista central se tendrá que ir por la Nueva Autopista Ramiro Prialé que tenía que haber estado terminada en 2022. Según sus estimaciones el viaje Lima-La Oroya tardará solo 1 hora y media.
Sobre la fecha en la que terminaría la Nueva Carretera Central que unirá Lima y Huancayo, cuya inversión es de 12.000 millones de dólares, debía iniciar su ejecución este 2023, a pesar de que su estudio definitivo de ingeniería se entregaría el 2025, según se señaló en medios de comunicación.
“Estamos haciendo los cambios para que, en primer lugar, se pueda revisar la viabilidad de la manera mucho más rápida. No vamos a retroceder en este proyecto, vamos a entregar soluciones rápido porque es un proyecto que no solo cambiará la vida a Lima y al centro del país, sino a todos los peruanos”, refirió a RPP la ministra de Transportes, Paola Lazarte.
QUÉ ES LA CARRETERA CENTRAL
La Carretera Central del Perú, oficialmente PE-22, es una vía transversal de penetración en el Perú que parte de la ciudad de Lima, y se comunica con el departamento de Junín en el centro del país llegando hacia La Oroya.
La Carretera Central del Perú nace en el Intercambio Vial Santa Anita, km 00 en la ciudad de Lima. Desde que abandona la provincia de Lima, la carretera consta de un solo tramo hasta la ciudad de La Oroya ubicada en la provincia de Yauli, departamento de Junín, lo que se denomina Intercambio Vial Repartición, lo que a su vez es el km 00 de la Longitudinal de la Sierra Norte o PE-3N y Sur o PE-3S.
La construcción de la Carretera Central, inició en 1924 y duró 10 años. Dichos trabajos se realizaron considerando los vehículos y las condiciones de la época. Se construyó una superficie de rodadura en material de afirmado, con dos carriles que alcanzaban 6.0 m de ancho y los puentes tenían un carril sencillo con pequeños radios de curvatura que impedían el paso de camiones no articulados de dos ejes o más.
En 1950 la Carretera Central fue mejorada, se construyeron puentes de dos carriles y la calzada fue ampliada a 6.60 m con bermas en ambos lados, quedando acondicionada la carretera para un tráfico de 2,000 vehículos por día. Hoy dicha carretera tiene un tráfico de más de 7,000 vehículos por día, en su mayoría camiones que proveen de alimentos a la Ciudad de Lima. Actualmente la carretera se encuentra pavimentada en su totalidad.
La Carretera Central está ubicada en un terreno montañoso que tiene una gran diferencia de altura entre Lima y La Oroya, lo que ocasiona que la carretera tenga un eje abrupto, con curvas cerradas y altas pendientes, haciendo que su velocidad de operación sea baja. Las bajas velocidades de operación mezcladas con un eje de carretera sinuoso, ocasionan altos niveles de accidentabilidad debido a que son fuente de maniobras temerarias de los conductores en su afán por adelantar los camiones que la transitan.
La Carretera Central hace parte del eje transversal más importante del Perú, pero al mismo tiempo se encuentra entre las más peligrosas del país y es una de las que más intermitencia presenta en su servicio, ya que constantemente es cerrada por causas naturales como huaycos y nevadas.
El Estado Peruano desde hace décadas intenta desarrollar proyectos que eviten la congestión y los accidentes, pero dada la complejidad del lugar, todos los proyectos requieren túneles de gran longitud, los que hasta el momento no han podido obtener una viabilidad económica, así como tampoco una rentabilidad social suficiente. Por esta imposibilidad, los usuarios de la carretera ante las emergencias no tienen más alternativas que escoger rutas alternas que aumentan los recorridos hasta un 250%, ocasionando incremento en los costos logísticos y disminuyendo su competitividad.