Babygirl
☆☆
2024
Cine
Director:
Halina Reijn
Actores:
Nicole Kidman, Antonio Banderas, Harris Dickinson
Género:
Drama, Suspenso
Duración:
Clasificación:
+18
Harris Dickinson y Nicole Kidman en escena de "Babygirl". (Foto: Diamond Films)
Harris Dickinson y Nicole Kidman en escena de "Babygirl". (Foto: Diamond Films)
Paolo Valdivia

es una película que se adentra en los oscuros recovecos del deseo, el poder y la infidelidad. Bajo la dirección de Halina Reijn, la cinta nos presenta a Romy Mathis (Nicole Kidman), una ejecutiva exitosa que parece tenerlo todo: una carrera brillante como CEO de Tensile, una empresa de tecnología robótica, un esposo devoto (Antonio Banderas), dos hijas adorables y una vida aparentemente perfecta entre su lujoso departamento en la ciudad y una casa de ensueño en el campo. Sin embargo, la perfección superficial de Romy oculta una insatisfacción interna que la lleva a buscar algo más: una aventura peligrosa con Samuel (Harris Dickinson), un joven becario en su oficina.

En Saltar Intro de El Comercio ya hemos podido ver “Babygirl” y aquí te traemos nuestra reseña.

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La historia de “Babygirl” arranca con intensidad: una escena de íntima pasión que, como descubrimos más adelante, es tan fálida como la satisfacción emocional de Romy en su vida matrimonial. A partir de ahí, la película construye un drama cargado de erotismo y tensión, pero también de interrogantes sobre el poder, el consentimiento y los límites del deseo.

Nicole Kidman: Una actuación audaz en un papel desconcertante

Nicole Kidman brilla en el papel de Romy, ofreciendo una interpretación compleja que equilibra el glamour y la vulnerabilidad. La actriz logra transmitir la dicotomía de un personaje que, a pesar de su aparente confianza y poder, está profundamente quebrado por dentro. Kidman no teme mostrarse sin vanidad, desde las escenas de tensión sexual hasta momentos de cruda realidad, como someterse a inyecciones de botox o lidiar con la incomodidad de su doble vida.

Nicole Kidman en uno de sus papeles más polémicos. (Foto: Diamond Films)
Nicole Kidman en uno de sus papeles más polémicos. (Foto: Diamond Films)

No obstante, su desempeño también deja entrever cierta incomodidad con el material. Romy es un personaje complicado, atrapado en una narrativa que oscila entre el empoderamiento y la sumisión. A medida que su relación con Samuel se vuelve más tóxica, la película plantea preguntas inquietantes: ¿Es esta una exploración honesta del deseo femenino o una romantización peligrosa de una dinámica de poder desigual?

Un romance turbulento: Samuel y la dinámica de poder

Samuel, interpretado por Harris Dickinson, es un personaje difícil de definir. Alterna entre la confianza desbordante y una inseguridad juvenil, lo que lo convierte en una figura intrigante pero también perturbadora. Desde el principio, su relación con Romy está marcada por un desequilibrio de poder. Aunque Romy es su superiora en el ámbito laboral, Samuel pronto toma el control de la relación, imponiendo sus términos y utilizando el riesgo de exponerla como una herramienta de manipulación.

Las escenas entre ambos son intensas y, a menudo, desconcertantes. Desde momentos de pasión desenfrenada hasta discusiones cargadas de tensión, la dinámica entre Romy y Samuel mantiene al espectador al borde de su asiento. Sin embargo, también suscita preocupaciones éticas, especialmente en una era en la que el consentimiento y el abuso de poder son temas de discusión pública.

Halina Reijn: Una visión provocadora pero imperfecta

Como directora, Halina Reijn demuestra una habilidad notable para capturar la complejidad emocional de sus personajes y crear una atmósfera cargada de tensión. “Babygirl” tiene momentos de brillantez, como la utilización de canciones icónicas como “Never Tear Us Apart” de INXS y “Father Figure” de George Michael, que añaden una capa extra de intensidad emocional a las escenas.

Sin embargo, la narrativa también tiene sus debilidades. La película a menudo se siente superficialmente complacida consigo misma, más interesada en provocar que en profundizar en los temas que aborda. Aunque explora cuestiones como el deseo femenino, las dinámicas de poder en el lugar de trabajo y la complejidad de las relaciones humanas, estas reflexiones a menudo quedan eclipsadas por la estilización y el sensacionalismo.

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Erotismo y crítica social: ¿Empoderamiento o explotación?

“Babygirl” intenta posicionarse como una exploración feminista del deseo y el poder, mostrando que las mujeres mayores también son seres sexuales y que las dinámicas de poder no son exclusivas de los hombres. Sin embargo, la ejecución de estas ideas es problemática. En varias ocasiones, la película parece romantizar comportamientos cuestionables, como la sumisión de Romy a las demandas de Samuel, incluso cuando ella claramente se siente incómoda.

Por otro lado, la cinta evita el moralismo barato al mostrar las consecuencias reales de la aventura de Romy. Desde los conflictos con su esposo hasta el impacto en su carrera y su estabilidad emocional, “Babygirl” no ofrece un final feliz ni soluciones fáciles. Esta falta de conclusiones definitivas es uno de los aspectos más interesantes de la película, aunque también deja al espectador con una sensación de insatisfacción.

Una estética cruda y realista

Visualmente, “Babygirl” evita los cliches de los thrillers eróticos de los años 80 y 90, optando por un estilo más crudo y realista. Las escenas de intimidad no están acompañadas por música sensual ni planos idealizados, sino que muestran la realidad desordenada y, a veces, poco glamorosa de una aventura prohibida. Este enfoque refuerza la autenticidad de la historia, pero también resalta sus aspectos más desconcertantes.

Conclusión: Un drama provocador pero polarizante

“Babygirl” es una película que desafía al espectador a enfrentar sus propios prejuicios y límites morales. Con actuaciones destacadas de Nicole Kidman y Harris Dickinson, y una dirección audaz de Halina Reijn, la cinta logra capturar la complejidad de una relación marcada por el deseo y el desequilibrio de poder. Sin embargo, también es una obra profundamente polarizante, que podría ser interpretada tanto como una exploración feminista del deseo como una romantización peligrosa de una dinámica de poder cuestionable como lo es la infidelidad.

En última instancia, “Babygirl” es una experiencia cinematográfica intensa y provocadora, pero no está exenta de críticas. Es una película que invita a la reflexión, pero también deja muchas preguntas sin respuesta. Quizá esa sea su mayor fortaleza: su capacidad para incomodar y desafiar las nociones tradicionales del deseo y el poder en las relaciones humanas.

Además…
En cartelera

“Babygirl” se estrena el 2 de enero en todos los cines de Perú.


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