Asumido como un “título honorífico de respeto”, Maestro es una forma de llamar a los grandes directores de orquesta mayormente vinculados a la música clásica. Y al menos por la primera media hora de “Tár”, el drama dirigido por Todd Field que compite a Mejor Película en los Oscar 2023, todo indica que la protagonista del filme encaja absolutamente en esa etiqueta.
Hablamos de Lydia Tár (Cate Blanchett), la directora de la Filarmónica de Berlín. Como si fuese necesario, el guion de “Tár” asigna casi toda su primera media hora a lo que sería una entrevista que le realiza el periodista del New Yorker Adam Gopnick en un teatro de Manhattan. En esta etapa inicial de la historia todo luce majestuoso. “¿Te estremeciste mientras leía tu biografía porque olvidé algún otro logro increíble?”, le pregunta el entrevistador.
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Interrogantes sobre su manera de trabajo, sus referentes, y su perspectiva de género en el ámbito musical convierten la charla en una antesala de lo que será el intento posterior de Field por perfilar a su protagonista. Ya en la siguiente secuencia conoceremos que Tár, quien más allá de ser una mega estrella de la dirección e integrante del selecto club de los EGOT (ganadores de un Emmy, Grammy, Oscar y Tony), es también una esposa, madre de familia y la tutora de un fondo de becarios que busca, quién sabe, encontrar a su sucesor o sucesora.
Pero Field recurre –otra vez, como en casi toda la historia—a escenas muy largas. Ahora estamos en un auditorio donde Lydia enseña lo que mejor sabe. De pronto le propone a un alumno (Max / Zethphan D. Smith-Gneist) hablar sobre Bach, sentarse y tocar algo del músico alemán. “No puedo hacerlo”, le responde. Aquí el chico –quien se define como integrante de unas minorías—explica punto por punto sus objeciones a la obra del afamado compositor (“Como persona no caucásica y pangénero, creo que la vida misógina de Bach hace que me sea imposible tomar su música en serio”).
Lydia, fiel a su estilo, no luce dispuesta a recibir un no como respuesta. Por eso señala la distancia entre un creador y su obra. “No sé qué tiene que ver sus prodigiosas habilidades en el lecho marital con el Sí menor. En fin, es tu elección. Después de todo, el alma elige su propia su propia sociedad, pero la otra cara de esa elección limita el rango de nuestra perspectiva”.
La Maestro sienta al alumno al lado y comienza a tocar una hermosa pieza. El chico, aparentemente sometido a una alta presión, no deja de hacer saltar su pierna de arriba abajo. “El problema de asumirte como disidente epistémico ultrasónico es que, si el talento de Bach puede reducirse a su género, país de nacimiento, religión, sexualidad, etc., entonces el tuyo también. Algún día, cuando salgas al mundo y dirijas una orquesta muy importante quizás notes que los músicos no solo tienen bombillas y música en sus atriles. También les habrán entregado hojas de evaluación cuyo propósito es evaluarte a ti. Ahora bien, ¿qué tipo de criterio esperas que apliquen para eso? ¿Tu lectura de la partitura y tu técnica con la batuta o algo más?”, pregunta Tár.
No está de más decir que, fuera de esta mente brillante que parece dominarlo todo con admirable facilidad, todo es muy terrenal. En algún momento recibe un regalo anónimo como un mensaje oculto y lo rompe antes de echarlo al tacho. Asimismo, cuando su hija Petra (Mila Bogojevic) le cuenta que una compañera le es hostil en la escuela esta va y la amenaza sin titubeos en un alemán notable. Tár es tan dura como algunas de las melodías que interpreta la orquesta a su cargo.
Aunque, valgan verdades, la personalidad de Lydia se suaviza siempre en una circunstancia común: con mujeres al frente. Con su esposa Sharon (Nina Hoss) lleva una vida aparentemente sin problemas. Con su asistente Francesca (Noémie Merlant) la relación es vertical, aunque delicada (“Tú nunca subes de peso”). En otro momento aparece Olga (Sophie Kauer), una joven música que parece haberla cautivado a primera vista y de la cual no se despegará en los siguientes días. Field, entonces, no escatima en mostrarnos las debilidades de nuestra protagonista.
En diversas plataformas se ha dicho que “Tár” es largometraje contra la llamada “Cultura de la cancelación”. Reducirla a ello podría ser injusto. Estamos ante una propuesta sobre el arte, pero además sobre los privilegios. En todo momento Lydia parece tener todo a su disposición. Sus asistentes, segundos, alumnos, su esposa y hasta sus músicos asienten a cualquiera de sus pedidos. ¡Un séquito de modistos le hace sus trajes a medida! El fiel retrato de una personalidad anclada treinta o cuarenta años atrás, pero acompañada de un Smartphone y una Tablet.
Aunque, como podemos presumir, en algún momento nuestra protagonista sufre una caída. Tras la acusación de una ex becaria empieza a correrse el rumor de que beneficia a sus aprendices a cambio de favores sexuales. La torpeza de Lydia la lleva a pensar que solo borrando mails nada trascenderá (“No hay por qué involucrarse en ninguna intriga”). Empiezan a aparecer abogados, solicitudes de declaraciones, escraches y despidos. El desmoronamiento de la directora de la filarmónica de Berlín, a muy poco de consagrarse grabando la sinfonía No. 5 de Gustav Mahler, es tan veloz que si te descuidaste unos minutos revisando tu celular te lo perdiste.
La disparidad con la media hora de la entrevista inicial, entonces, vaya que pasa factura. Pero no es para nada el único flanco débil de la propuesta de Field. Y es que, si bien no estamos frente a un documental sobre víctimas, en esta cinta el papel de las mismas es casi transparente. La principal se quita la vida. Las demás apenas se mencionan. El único diario que publicó algo profundo es un tabloide sin prestigio mínimo. Todo indica que profundizar en estas particularidades no entró en el guion, lo cual sorprende mucho más si tenemos en cuenta que el filme tiene 158 minutos de duración.
Pero, así como hemos podido enumerar los puntos débiles de esta candidata al Oscar, sería mezquino obviar sus fortalezas. Cate Blanchett –dos veces ganadora de la estatuilla—logra un desempeño sin fisuras. Siendo esta una historia netamente ficticia, no podríamos imaginarnos a otra actriz siendo Lydia Tár. Su manera de vivir la dirección de orquesta y la pasión que le pone a sus ensayos son igual de convincentes que la confusión que la embarga cuando todo empieza a desmoronarse alrededor suyo.
Blanchett la tendrá ciertamente difícil ante Michelle Yeoh, la versátil protagonista de ese viral estrambótico y osado titulado “Todo en todas partes al mismo tiempo”. No obstante, ni siquiera una derrota podría tapar una realidad: interpretando a Lydia Tár, la actriz australiana ha sido capaz de liderar una propuesta que tiene como principal virtud su atrevimiento para tocar temas que nos conciernen hoy quizás más que nunca: el abuso de poder, los roles de género en situaciones de violencia y el debate sobre separar o no la obra del artista.
TÁR/CINES
Director:Todd Field
Elenco: Cate Blanchett, Noémie Merlant, Nina Hoss
Sinopsis: TÁR, basada en el mundo internacional de la música clásica, se centra en Lydia Tár, ampliamente reconocida como una de las más grandes compositoras de orquesta y la primera mujer directora de una importante orquesta de música alemana.
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