Actualmente, la tecnología está en casi todos los colegios del país. Hacia el 2047, esta tomará las aulas y será entendida como una herramienta indispensable.
“Sin embargo –dice el economista e investigador de Grade Hugo Ñopo–, el agente central será el estudiante”. “Las tecnologías van a cambiar parte de nuestra vidas pero no por eso desaparecerán la esencia humana, el pensamiento crítico y los sentimientos. Es decir, todo aquello que no se puede objetivar o tecnificar”.
El primer reto, en consecuencia, será no reducir el aprendizaje al mundo de los datos. “No podemos vivir en un mundo atrapado por la posverdad, en el que cualquier oración o enunciado que se lanza no se critica, sino se asume. Esto es peligroso, pues nos puede conducir a un futuro incierto e inestable”, refiere el investigador.
La escuela del futuro
En la última Cumbre Mundial por la Innovación de la Educación (WISE), esta es la escuela que se imaginó para el 2047:
- Los profesores dejarán de ser transmisores de conocimientos para convertirse en guías de sus alumnos.
- Los estudiantes tendrán una mentalidad más universal y menos localista. Las habilidades personales serán más importantes que los conocimientos académicos.
- El mayor contenido educativo lo proporcionarán entidades públicas y privadas a través de la web.
Respecto a la educación universitaria, los cambios más notables se verán en la desaparición de viejas profesiones, así como en la aparición de nuevas carreras y empleos. “Los data miners, por ejemplo, no existían hace diez años”, asegura Hugo.