Los turistas locales lo conocen como el mágico valle que alberga un imponente cañón. Para los geólogos, más bien, se trata de un cañón que da vida a un fértil valle. Sea cual fuere la definición, ambos bandos coinciden en una cosa: el valle del Colca es, sin duda, hechizante.
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Más allá de su anfitrión estelar, el cóndor andino, este destino de la sierra sur del Perú cuenta también con géiseres, restos arqueológicos, aguas termales y amplios paisajes para disfrutar deportes como el ciclismo y las caminatas. Aunque lo más común es visitarlo en tours de un día desde el Centro de Arequipa, lo recomendable es ofrecerle dos o más días a este destino que se levanta a más de 2.900 m.s.n.m.
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-GUARDIÁN DE LOS ANDES-
Presenciar el vuelo del cóndor andino es el plato fuerte en el valle del Colca. Para una experiencia inolvidable, lo ideal es visitar el mirador de la Cruz del Cóndor —ubicado en el distrito de Chivay— en horas de la mañana (desde las 8 a.m. hasta el mediodía). Lo que sigue es esperar pacientemente a que la naturaleza actúe: las aves andinas aprovecharán el aire caliente para alcanzar altura y volar en búsqueda de comida.
Finalizada la vivencia, los viajeros pueden continuar explorando el valle con un atractivo poco visitado e igual de impresionante: el géiser Infiernillo. Este, se encuentra a tan solo 35 minutos del punto del control del valle, y solo es necesario emprender una caminata de entre 5 y 10 minutos para llegar al nacimiento de esta fuente de origen volcánico.
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¿CÓMO LLEGAR? El valle del Colca se encuentra a tres horas y media aproximadamente del Centro de Arequipa. Los tours desde este punto, son ‘full day’ y por lo general se inician a las 3 a.m.
¿DÓNDE QUEDARSE? El valle del Colca cuenta con múltiples hospedajes. Los más reconocidos se encuentran en los fundos de Yanque. También puede hospedarse en las localidades de Chivay y Cabanaconde.
OTRAS RECOMENDACIONES. La altura en el Colca varía entre los 2.900 y 4.500 m.s.n.m. Llevar pastillas para aplacar el soroche es importante. Ropa abrigadora, bloqueador e hidratante de labios también son un ‘must’.
-RELAJACIÓN PURA-
El valle del Colca también se posiciona como paraíso perfecto para desconectar del ajetreo de la ciudad. Sus paisajes naturales permiten al viajero relajarse entre montañas, noches estrelladas y verdes campos. En Chacapi, por ejemplo, se puede disfrutar de las bondades de los baños termales; mientras que los visitantes más aventureros pueden optar por paseos a caballo, en cuatrimoto o bicicleta.
Siguiendo con la premisa de relajación, los hospedajes en este destino ofrecen también actividades personalizadas, desde pícnics al atardecer hasta planes en spas, piscinas temperadas y cocina ‘gourmet’, como ostenta, por ejemplo, Las Casitas de Belmond. Visitar el valle del Colca es una experiencia única, especialmente si tienes programado un próximo viaje a la Ciudad Blanca. Motivos sobran para que uno regrese a casa más orgulloso de ser peruano. //