Chris Crocker tenía 19 años cuando saltó a la fama, en el lejano 2007, por colgar un video en Internet que todos vimos como un chiste aunque se trataba de un grito desesperado de empatía: “¡Dejen en paz a Britney!” fue uno de los primeros videos virales que conocimos, cuando YouTube todavía era joven y un territorio salvaje. En él, Crocker pedía en llanto que los medios y las redes sociales dejen de portarse como buitres en torno a Britney Spears, su cantante favorita. Tenía razón pero nadie quiso ver el fondo de su denuncia más allá de su crisis histérica. Lo ocurrido con Britney fue un abuso, sin duda, que pasamos por alto durante mucho tiempo.
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Catorce años después, pedir justicia para la cantante de Baby One More Time no es la exigencia exclusiva de un joven solitario con síndrome bipolar sino un clamor mundial. A velocidad de pandemia, las redes se han llenado con el hashtag #LiberenaBritney (#FreeBritney), una iniciativa que busca que los juzgados den por concluida la controvertida sentencia judicial que declaró a la artista incapaz de tomar decisiones sobre su vida, atándola a la tutela legal y financiera de su padre y un abogado, que en la practica pueden decidir sobre su carrera, sus contratos y giras, lo que compra, come y hasta con quién puede reunirse.
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A la cabeza de este movimiento están un grupo de fans que han construido una narrativa que tiene algo de teoría de conspiración, de esas que sacuden a Estados Unidos en la era post Trump. Cada mensaje de la estrella en las redes, cada silencio repentino es interpretado como la señal de una rehén que pide auxilio. El movimiento ha pasado de la excentricidad a las primeras planas tras el estreno del documental Framing Britney Spears, una investigación del New York Times que echa sombras sobre el papel de Jamie Spears, padre de Britney, en el complicado presente de su hija.
“Jamás hablé con su padre. Lo único que me dijo Jamie [Spears] una vez fue: ‘Mi hija va a ser tan rica que me comprará un barco’.
Kim Kaiman, directora de marketing de Jive Records entre 1998 y 2004.
2007: EL AÑO EN QUE BRITNEY TOCÓ FONDO
Para entender el status legal de Britney hay que regresar al 2007, el del inicio del colapso. Ese año perdió la custodia temporal de sus hijos Sean Preston y Jayden, de 2 y 1 año, luego de que una corte la encontrara culpable de provocar un accidente de tránsito y darse a la fuga, además de manejar a velocidad con una licencia vencida. Eran días en que los paparazzis no le daban tregua y la presión de la industria y los medios sobre la joven de solo 25 años la hacían querer escapar en cuerpo y mente del asedio incesante.
Ese año, la cantante de Toxic vivía la vida loca de los recién divorciados, con el añadido de ser una estrella, con el pasaporte para los excesos que tal condición supone. Supone, decimos, porque hombres y mujeres no son juzgados igual, como se sabe. Lo de sexo, drogas y rock&roll solo te lo perdonan si no eres mujer o madre, y fue lo que ocurrió con ella. Durante meses desfilaron interminables fotos de la artista saliendo de discotecas en estado de ebriedad, una consideración que no se la reservan a sus colegas varones.
Por todo ello fue internada en un centro de rehabilitación, del cual escapó a los dos días para protagonizar el mayor escándalo de su carrera. El más absurdo. ¿Maltrató a su hijos? No. ¿La pescaron con drogas? Tampoco. Lo que hizo fue entrar a la peluquería Esther´s Hair Salon, del acomodado barrio de Tarzana, en Los Angeles, para raparse el pelo a coco. A la dependiente le dijo que quería cortárselo porque estaba harta que la gente se lo tocara. Para la prensa horrorizada, Britney había enloquecido al terminar de esa forma tan radical con uno de su activos más envidiados y bonitos: su blonda y larga cabellera.
El remate de aquel desastroso año fue, otra vez, una reacción contra el acoso de la prensa. Luego de intentar ver a sus hijos en casa de su ex esposo, Kevin Federline, y luego de que este se negara a ello, Britney estalló en furia contra un paparazzo que la molestaba. El hombre no dejó de disparar su cámara mientras esta golpeaba su auto con una sombrilla. La imágenes de Spears convertida en un demonio sin pelo viajaron al instante y terminaron de sepultar su imagen pública. La víctima pasó a ser vista como una amenaza. Es en ese momento que entra su padre, un hombre que no había estado cerca a su carrera, para solicitar se le otorgue la tutoría legal temporal de su hija. Esta le fue concedida el 2008.
¿EN QUE CONSISTE LA TUTORIA LEGAL DE BRITNEY SPEARS?
El documental Framing Britney Spears, del New York Times, presenta varios testimonios de amigos de la cantante, ejecutivos que trabajaron en sus comienzos, periodistas, abogados y fans. Todos se extrañan que la justicia no haya tenido a bien aún anular el régimen que amarra la voluntad de la cantante a la de otra persona, con lo denigrante que eso debe ser. La tutela legal es una figura que suele otorgarse en casos muy especiales, diseñada para adultos mayores que no son capaces de cuidarse a sí mismos, pacientes de Alzheimer que ya no pueden funcionar socialmente o personas de condición similar.
Britney en cambio, sostiene el documental, hace 12 años que funciona perfectamente cuando se trata de hacer dinero para sus tutores. No ha dejado de trabajar, vender discos, promover líneas de productos con su nombre además de agotar fechas en sus largas residencias en Las Vegas, su base de operaciones. El deseo inmediato de Spears es divorciarse de su padre como tutor legal y que esta responsabilidad pase a un banco. Ha manifestado a sus allegados que de no proceder su pedido está dispuesta a no actuar más. Jamie Spears por su parte quiere la custodia completa de su hija, que hoy comparte con una firma. Este deseo fue negado por un juez la semana pasada.
Lo más impactante -y triste- de Framing Britney Spears es comprobar como la industria tomó a una niña de Kentwood, Luisiana, para convertirla en una cantante infantil, luego en un símbolo sexual adolescente de la era Clinton, para luego complacerse con su auto destrucción. Impacta también, de forma positiva, la ola de solidaridad que ha despertado su caso entre otras celebridades, Estrellas como Sarah Jessica Parker, Miley Cyrus, Hayley Williams, del grupo Paramore, o Shirley Manson, de la banda Garbage, entre varias otras han expresado su apoyo al movimiento FreeBritney.
— Sarah Jessica Parker (@SJP) February 7, 2021
Los fans, por su lado, tras la difusión del documental emprendieron una campaña en redes sociales para que el cantante Justin Timberlake, ex novioa de Spears, y la periodista Diane Sawyer, del programa 60 minutes, se disculpen con la artista por la forma tan indolente en que la trataron en sus horas bajas. Al primero se le acusa de haber marketeado su ruptura y revelado detalles íntimos para beneficiarse. A la segunda se la crítica por una dura entrevista que la hizo llorar. Solo el primero ha acusado recibo por la forma en que es retratado en el documental y ha elaborado unas disculpas que a algunos saben sinceras y a otros demasiado tardías. //
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